Un filósofo preguntó a san Antonio: «¿Cómo puedes vivir contento, Padre, si prescindes del consuelo que proporciona la lectura de libros?». El respondió: «Mi libro, filósofo, es la naturaleza de las cosas creadas por Dios, y siempre que quiero, Dios me suministra los libros que deseo leer».
(Sentencias de los Santos Padres del desierto)
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