Lourdes, 3 de julio de 1976
Primer sábado de mes
Vuestro testimonio más necesario.
“Sed cada vez más dóciles en mis manos, hijos predilectos.
Vuestra vida será verdaderamente sólo mía si en cada momento me ofrecéis vuestra interior docilidad.
¡Cuántos son hoy los Sacerdotes que no obedecen, que se rebelan, que no observan ya disciplina alguna!
Vuestra interior docilidad os llevará a la observancia de la más completa disciplina a las norma y a las directrices de la Iglesia.
Hoy has sufrido mucho al ver en este lugar, consagrado a Mí, tantas profanaciones, tantos dolores causados a mi Corazón Inmaculado de Madre. Hijos que vienen a Mí con vestidos tan indecorosos y se atreven a llegar hasta los pies de mi venerada Imagen.
Participa en mi dolor y repara por estas verdaderas profanaciones que cada día se cometen en este lugar consagrado a Mí.
Por desgracia, los mayores responsables son los Sacerdotes. Mira cómo ellos mismos visten de cualquier manera, a veces de modos extraños que escandalizan hasta los mismos fieles.
Y sin embargo, la vigente disciplina de la Iglesia obliga a estos hijos míos a vestir el hábito eclesiástico. Pero ¿Quién observa aún esta disciplina? Pocos, y éstos son considerados, las más de las veces, retrógrados y desfasados.
Esto del hábito es sólo un pequeño ejemplo, pero muy significativo, de una triste realidad: hoy la indisciplina, la desobediencia, la intolerancia hacia toda norma, cunde entre los Sacerdotes, que son siempre, a pesar de todo, los hijos de mi materna predilección.
Sed por lo menos vosotros, Sacerdotes consagrados a mi Corazón Inmaculado, ejemplo por vuestra interior docilidad y por vuestra obediencia a la disciplina de la Iglesia.
Éste es hoy vuestro testimonio más urgente y más necesario.
Sólo así podréis difundir a vuestro alrededor el ejemplo y el perfume de mi Hijo Jesús.
Seréis elegidos para el retorno de muchos Sacerdotes a la obligación de dar ese buen ejemplo, que es una de las exigencias más importantes de vuestro mismo ministerio.”
(Mensaje al Padre Gobbi, del Movimiento Sacerdotal Mariano)
13 de Noviembre de 1978
EL HOMBRE, CREADO PERFECTO, POR SU CULPA SE HA HUNDIDO EN LA REBELIÓN
Escribe hijo mío, sigo siendo Yo, Jesús, que después de una merecida pausa te digo que vuelvas al trabajo por segunda vez, mi pequeña pluma despuntada.
El hombre, pequeña pero estupenda síntesis de los tres reinos del universo, verdadero microcosmos, no salió de la infinita Potencia Creadora de Dios tal cual hoy es, salió bello y perfecto, con el reflejo de un alma, soplo de la Potencia Divina, y por lo tanto libre y responsable de sus actos, capaz de dominar a la materia y de moverse libremente en los horizontes infinitos de la eternidad divina y de adentrarse y salir de los confines de la naturaleza humana para alcanzar y tocar con su espíritu las infinitas bellezas y gozos de la Trinidad Divina... y todo esto mientras estaba en espera de poder entrar en la Casa del Padre Común, el Paraíso.
Pero un día, el más triste entre todos los días, fue rozado por la oscuridad del Infierno, hecha de odio y de rebelión y, por su culpa, se hundió en la rebelión y en el odio, de lo cual jamás habría salido si el Amor de Dios Creador no le hubiera asegurado la salvación por obra de una Niña Madre del Verbo eterno, Redentor de la humanidad.
A la promesa siguió la venida del redentor
El hombre, bello, Perfecto y feliz, dejó de ser tal cuando tocado por la culpa consentida fue arrojado de su luminosa morada, dando inicio a las desgracias que lo acompañarán por todo el tiempo de su permanencia en la Tierra, hasta la consumación de los tiempos.
Pero Dios, como se dijo, tuvo piedad de él y no lo abandonó, y así, a la "promesa" de la Redención hizo seguir la "venida" del Redentor, precedido de una preparación milenaria, escrita por Voluntad Divina con la Infalible asistencia del Espíritu Santo, Luz y Guía para todos aquellos que hubiesen querido, amado y preferido el "Camino" de la Salvación a aquel oscuro de la perdición.
Ahora bien, si tú consideras la situación actual de la humanidad desde un punto de vista neutral, quiero decir, si consideras a la actual humanidad libre de prejuicios, tú ves, hijo mío, una situación tanto en contraste con la que debería ser lógicamente según el recto uso de la luz de la razón y de la fe.
Los auxilios divinos de la Redención, de una abundancia y riqueza tal que supera de hecho toda imaginación, lógicamente deberían influir en favor de la supremacía del Bien sobre el Mal, de la paz sobre la guerra, de la Verdad sobre el error y, por tanto, en favor de un juicio positivo, pero si observas objetivamente, ¿cuál es la realidad que ves?
¿Por qué los hombres, los Cristianos y Mis Ministros a pesar de los potentísimos medios sobrenaturales de los que pueden disponer han llegado al caos actual? ¿Por qué, hijo mío?
Consciente y querida rebelión contra Dios
No bastan para justificar la situación actual de la Iglesia y de los pueblos la "herida" infligida a la humanidad al inicio, de donde la tendencia a las pasiones y al mal, ni las intervenciones de las fuerzas oscuras del Infierno; además de todo esto, está la responsabilidad de los individuos y de los pueblos; responsabilidad que no hace falta en absoluto devaluar sino que, al contrario, es necesario ver hasta el fondo para comprender lo que está por sobrevenir.
Dios es justo y no permitiría jamás un castigo no merecido, por esto la hora de la purificación, anunciada desde los tiempos antiguos, es la prueba aplastante de la responsabilidad humana, tanto de los individuos, como de las naciones y de la Iglesia; es la prueba de la consiente y querida rebelión contra Dios.
Observa, hijo mío, a esta humanidad en sus múltiples aspectos:
Observa los medios de comunicación, que en general son medios de perversión: televisión, prensa, radio; todo está como podrido, y con el pretexto de informar a la opinión pública, la deforman y la corrompen propagando el contagio del mal, incitando a la violencia y a la corrupción y produciendo la disgregación del tejido social; quién puede comprender la inmensidad del mal hecho a los menores con la prensa pornográfica introducida en las familias a menudo por los mismos padres o por algún "apóstol" del mal, sólo por el simple gusto del mal; mira la prostitución, convertida hoy en hecho habitual, como el adulterio, el aborto y tantos otros pecados contra natura, de los que se reivindica abiertamente su legitimidad sirviéndose precisamente de los medios de comunicación y del cine, que desgraciadamente no es otra cosa sino una escuela de violencia, de hurtos y de rapiñas y además de tantos otros males; observa los otros aspectos del cuerpo social, como la moda excitante de la sensualidad y causa de tantos pecados cuya gravedad nadie podrá comprender hasta el fondo, moda que ha entrado por doquier, aceptada por las familias y por la Iglesia misma, por la que se ha permitido hasta el llevar en la Iglesia minifalda y vaqueros, modas verdaderamente diabólicas, ante las cuales se han doblado las rodillas, llegando a los más inicuos compromisos; observa el mundo de la Política, que tiene casi siempre como palanca la sed del poder, y en el que la lealtad pocas veces asoma, y que no desdeña, con tal de llegar al intento, ni siquiera el delito y donde la hipocresía y la falsedad reinan soberanas; observa el mundo del arte en sus varias manifestaciones, éste refleja siempre la fuente de la que brota... y un cuerpo en plena putrefacción no puede sino emanar un hedor nauseabundo; jamás podrá un hombre expresar lo que no tiene o lo que no siente, por eso las extravagancias y las cosas más extrañas son el así llamado producto artístico de una sociedad invadida por el materialismo; y, ¿qué puede expresar el materialismo hoy sino un materialismo cada vez inferior?
Gran culpa de la Iglesia el no haberse opuesto sino débilmente
Hijo mío, podrías continuar pasando revista por todos los demás aspectos de la vida moderna, pero el cuadro que se te ofrecería no cambiaría en absoluto; pero Yo, Jesús, quiero dirigir una vez más tu atención hacia Mi Iglesia y hacia su responsabilidad en las vicisitudes de la vida moderna.
Su gran culpa es la de no haberse opuesto sino débilmente, a la gran avalancha del materialismo, que no quiere decir otra cosa sino Paganismo; la Iglesia "niña" no cedió al materialismo pagano y nos dio los Mártires, la Iglesia actual ha cedido en todo y nos está dando desertores y traidores, herejías sobre herejías, males sobre males... pero para todo esto nadie puede presentar justificación plausible.
En la Iglesia, como en las Naciones de la tierra, aquellos que más tuvieron, porque fueron mayormente dotados de dones, siempre habida cuenta de las debidas excepciones, han sido los que peor han respondido y por lo tanto son los más responsables del proceso de desintegración espiritual, moral, civil, artística y literaria.
Cuántos hombres soberbios y presuntuosos se consideran artífices de una civilización puramente material, sin alguna cosa de espiritual, pero ¿qué importa al hombre de camino en la tierra los supersónicos, las navecillas espaciales, la televisión en color, si luego él, el "rey de la creación" termina en el infierno?
Es una realidad ésta, de la que el hombre de hoy, en la estúpida ceguera que le invade, se puede reír, pero es realidad que permanece en toda su fatalidad; estos hombres, denominados grandes, no debían hacer progresar sólo las cosas materiales, sino ¡"ellos" debían progresar en los Caminos del Espíritu Santo!
Qué vuelco total, hijo mío; estos hombres verdaderamente diabólicos antes que desarrollar los valores morales, espirituales y artísticos, con un gran ensañamiento han hecho de ellos medios de perversión, de corrupción, de muerte y de violencia de todas clases... por tanto no hombres, sino monstruos invadidos por el espíritu del mal pero disimulado siempre de apariencia de bien.
He aquí, hijo mío, estos hombres que, en general el mundo honra como los benefactores, son los más grandes enemigos de la humanidad, son los "hijos del Infierno", engendrados por el Infierno, protegidos y organizados en la iglesia creada por el inextinguible odio de Satanás, este es el más colosal enredo, el más colosal engaño tendido a la humanidad y a mi Iglesia.
A esta luz un día se podrá comprender mejor la hora de la purificación.
Ahora basta, te bendigo y como siempre te digo dame tu amor; reza, y repara.
18 de Noviembre de 1978
SALVEMOS LAS GRANDES DISCIPLINAS DE LA IGLESIA
Hijo mío, soy Jesús, escúchame y escribe.
Recientemente, poco antes de subir a la Casa de mi Padre Celestial, mi Vicario en la tierra, el Papa Juan Pablo I dijo, y hace pocos días también Juan Pablo II ha repetido. "¡Salvemos las grandes disciplinas de la Iglesia!"
¿Qué han querido decir con este requerimiento lanzado a toda la Iglesia, un llamamiento angustiado, un verdadero grito de alarma?
Se intenta salvar una casa en peligro de ser destruida o en parte ya destruida; se trata de salvar una cosa presa de las llamas... y en tal caso se trata de pedir y se invoca ayuda para salvar lo salvable.
¡Mi Iglesia está en llamas, hijo mío, y las llamas le están destruyendo las estructuras más bellas con las que la edifiqué!
Los Baluartes Espirituales con que la ceñí y que en Ella diseminé por doquier están todos en llamas, todos en crisis.
Dentro de no mucho vendrán también las "llamas materiales" a completar las destrucciones, porque esta Mi Iglesia se deberá rehacer enteramente nueva.
En otras ocasiones hube de decirte cómo Conventos, Comunidades, Congregaciones y Ordenes Religiosas son otras tantas hogueras de incendio y de crisis, donde las llamas después de haberse incubado por largo tiempo bajo las cenizas han ya comenzado a inflamarse y dilatándose y encontrándose han formado un gran incendio en el que está envuelta Mi Iglesia, que ahora, en plena crisis, ¡arde toda!
Crisis de Fe y vida interior, por tanto anarquía
Diócesis, Parroquias, Seminarios y todas las demás estructuras acusan más o menos un gran malestar que brota de una única y sola causa: Crisis de Fe, equivalente a crisis de verdadera vida interior y he aquí como consecuencia, la crisis exterior que se comprueba en todo mi Cuerpo Místico y cuyas manifestaciones ya conoces, por lo que no considero oportuno repetirlas, ahora en Mi Iglesia hay "anarquía"; anarquía de la que no se quiere oír hablar, sobre todo por quienes son su principal causa y sobre los que pesa la mayor responsabilidad.
Anarquía en la forma de vestir para el Clero; quien hace una Ley tiene también el deber de hacerla respetar, de otra manera ¿para qué hacerla? ¿Por qué entonces se ha hecho una Ley y no se ha hecho nada para hacerla respetar? ¿No es esto un carente sentido de responsabilidad?
San Pablo ha hablado claramente de la modestia con la que las mujeres en particular, pero no sólo las mujeres, deben asistir a las Sagradas Funciones en la Iglesia… ahora bien, vestido más inmodesto que los vaqueros ¿cuál es?
Anarquía en la Liturgia y en la administración de los Sacramentos... aquí basta recordar lo que he dicho en un precedente mensaje…en tantísimos casos se administran los Sacramentos como se administrarían las propias cosas materiales, olvidando la "sacralidad" del Sacramento, que es fruto de mi Redención. No puedo tolerar ya más allá estas sacrílegas profanaciones, y no desciendo a detalles de los que ¡hasta los fieles menos sensibles a las cosas de Dios se han escandalizado profundamente!
Anarquía en las relaciones eclesiales. Cuántas veces se desobedece... Cuántos sacerdotes suscritos a periódicos y revistas marxistas... Cuántos sacerdotes que leen periódicos que sutilmente inculcan ateísmo e inmoralidad... Cuántos sacerdotes frecuentan salas cinematográficas prohibidas a los seglares...
Los Obispos lo saben, pero ¿por qué no han intervenido casi nunca? Y si no lo saben, ¡quiere decir que no se preocupan mucho de la situación ni de los peligros con los que están amenazados los Sacerdotes de su grey!
Ahora se inicia el tiempo de la justicia.
A Dios no se le traiciona impunemente
Hijo mío, te veo preocupado... ¡oh, no lo estés! Soy Yo, Jesús, quien te lo pide. ¿No te he asegurado tantas veces diciéndote que ninguno podrá nada contra ti más de lo que Yo permita y que si permito que tengas que sufrir es sólo para Mi mayor Gloria y el bien de las almas?
Hijo mío, cuando un campo está infestado de tantas malas yerbas, o se limpia con una enérgica acción de escarda o queda destinado a la esterilidad… ¡esta es hoy la condición de mi Iglesia!
La acción de saneamiento radical que hará nueva y tan bella a Mi Iglesia ya se ha iniciado… tú me quieres decir que muchos ríen burlonamente incrédulos... he dicho "ríen burlonamente", porque estos incrédulos son los fieles de la iglesia de Satanás que, como su jefe, están congelados en la incredulidad, pero cuando llegue el momento en el que deberán, o mejor, querrían cambiar de opinión, ¡ya no tendrán tiempo!
Una vez más recuerdo a estos traidores Míos y de Mi Cuerpo Místico que he sido paciente, magnánimo y Misericordioso, pues era tiempo de Misericordia... pero ahora, hijo mío, da comienzo el tiempo de la Justicia. ¡A Dios no se le traiciona impunemente!
Hijo, te bendigo y Conmigo te bendicen mi Madre y San José; ¡ámame y no temas jamás!
(“Confidencias de Jesús a un Sacerdote” – P. Ottavio Michelini)
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