ESTRASBURGO, 25 Nov. 14 / 10:08 am (ACI/EWTN Noticias).- “Construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía, sino a la sacralidad de la persona humana”, exhortó este martes el Papa Francisco en su discurso al Parlamento Europeo en su sede de Estrasburgo (Francia), en el que también llamó a trabajar para que el continente recupere su identidad y redescubra su alma.
El Parlamento Europeo es el órgano representativo de los 28 Estados miembros de la Unión Europea, que engloba a más de quinientos millones de ciudadanos. Es, por tanto, uno de los organismos más importantes del continente europeo y de todo el mundo.
El Santo Padre llegó a la ciudad Francesa a las 10 horas de esta mañana y comenzó su discurso poco después de las 10:30 horas. Su mensaje se centró en la dignidad de la persona y en la misión que debe desempeñar Europa para el bien del hombre.
Con un “mensaje de esperanza y de aliento”, el Papa Francisco comenzó dibujando la situación actual de la Unión Europea, con sus problemas y sus soluciones. Así, indicó que en la actualidad “parece ir acompañada de la imagen de una Europa un poco envejecida y reducida, que tiende a sentirse menos protagonista en un contexto que la contempla a menudo con distancia, desconfianza y, tal vez, con sospecha”. Además, aseguró llevar un mensaje de “esperanza en el Señor, que transforma el mal en bien y la muerte en vida”.
El Pontífice recordó que los Padres fundadores de la Unión Europea “deseaban un futuro basado en la capacidad de trabajar juntos para superar divisiones, favoreciendo la paz y la comunión entre todos los pueblos del Continente”.
Asimismo, señaló que “a ustedes les corresponde la tarea de custodiar y hacer crecer la identidad europea, de modo que los ciudadanos encuentren de nuevo la confianza en las instituciones de la Unión y en el proyecto de paz y de amistad en el que se fundamentan”, dijo, para añadir después “les exhorto a trabajar para que Europa redescubra su alma buena”.
El Santo Padre apuntó que “la función del alma es la de sostener el cuerpo, ser su conciencia y la memoria histórica” y “dos mil años de historia unen a Europa y al cristianismo”.
Para Francisco, esta historia “en gran parte, debe ser todavía escrita”. “Es nuestra identidad. Europa tiene una gran necesidad de redescubrir su rostro para crecer, según el Espíritu de sus Padres fundadores, en la paz y en la concordia, porque ella misma no está todavía libre de conflictos”, afirmó.
El mensaje a los parlamentarios, el Santo Padre también recordó en el centro del ambicioso proyecto político europeo “se encontraba la confianza en el hombre, no tanto como ciudadano o sujeto económico, sino en el hombre como persona dotada de una dignidad trascendente”.
“La ‘dignidad’ –dijo el Papa- es la palabra clave que ha caracterizado el proceso de recuperación en la segunda postguerra. Nuestra historia reciente se distingue por la indudable centralidad de la promoción de la dignidad humana contra las múltiples violencias y discriminaciones”, lo que ha dado lugar a la “importancia de los derechos humanos”.
Para el Papa, “el pensamiento europeo” proviene también “del cristianismo, que los marcó profundamente, dando lugar al concepto de ‘persona’”.
A su parecer, “la promoción de los derechos humanos desempeña un papel central en el compromiso de la Unión Europea”. A continuación, denunció que “persisten demasiadas situaciones en las que los seres humanos son tratados como objetos, de los cuales se puede programar la concepción, la configuración y la utilidad, y que después pueden ser desechados cuando ya no sirven, por ser débiles, enfermos o ancianos”.
Al respecto, preguntó “¿qué dignidad existe cuando falta la posibilidad de expresar libremente el propio pensamiento o de profesar sin constricción la propia fe religiosa?”, “¿qué dignidad puede tener un hombre o una mujer cuando es objeto de todo tipo de discriminación?”, “¿qué dignidad podrá encontrar una persona que no tiene qué comer o el mínimo necesario para vivir o, todavía peor, el trabajo que le otorga la dignidad?”.
“Promover la dignidad de la persona significa reconocer que posee derechos inalienables, de los cuales no puede ser privada arbitrariamente por nadie y, menos aún en beneficio de intereses económicos”, señaló.
En ese sentido, el Papa Francisco afirmó que “existe hoy la tendencia hacia una reivindicación siempre más amplia de los derechos individuales, que esconde una concepción de persona humana desligada de todo contexto social y antropológico”.
Por ello, “es vital profundizar hoy en una cultura de los derechos humanos que pueda unir sabiamente la dimensión individual, o mejor, personal, con la del bien común” y si “el derecho de cada uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y, consecuentemente, se transforma en fuente de conflictos y de violencias”.
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