sábado, 2 de noviembre de 2013

Francisca de Amboise, Beata


Religiosa Carmelita, Noviembre 4
 
Francisca de Amboise, Beata
Francisca de Amboise, Beata

Religiosa Carmelita

Martirologio Romano: En el convento de Nuestra Señora des Cöts, de Nantes, en Francia, beata Francisca de Amboise, que, siendo duquesa de Bretaña, fundó en Vannes el primer Carmelo femenino francés, donde se retiró como sierva de Cristo al quedar viuda (1475).

Nació en Thouars (Francia) el 28 de Septiembre de 1427, hija del vizconde Luis y de la baronesa María de Rieux.

A los cuatro años fue prometida esposa de Pedro, hijo del duque de Bretaña. Su futura suegra, Juana, hermana del rey Carlos VII de Francia, imprimió en su alma un espíritu profundamente cristiano.

El 1450, en lacatedralde Reims, era coronada como Duquesa de Bretaña juntamente con su esposo, Pedro. De común acuerdo con él, decidieron conservarse castos y ofrecer a la alta sociedad un modelo de hogar cristiano con la práctica asidua de excelsas virtudes Juntos se consagraron a la Virgen María en su santuario de Folgoët, donde dejaron fundada una misa para ser celebrada todos los sábados.

Francisca supo frenar los excesos de la moda femenina en la corte y se dedicó particularmente a obras de piedad y caridad.

Todos los miércoles sentaba a su mesa a 11 doncellas pobres, el día de Navidad escogía a un niño pobre, lo vestía con traje nuevo ylo hospedaba como representante del Niño Jesús, el jueves santo lavaba los pies a doce pobres y les ofrecía un traje nuevo.

Trabajó tanto en favor de la religión catolica que, según dice un historiador, "Dios se sirvió de esta joven para realizar una reforma general en la Bretaña y para hacer reflorecer, después de tantas desgracias y misenas, un siglo de Oro"

Muerto su esposo y conocedora a fondo de las miserias de la corte, resolvió hacerse monja de clausura. Mil dificultades le salieron al paso; Luis Xl, rey de Francia, puso en juego todos los medios para que desistiera, pero todo fue en vano, y el monarca acabó de desengañarse cuando ella en el acto de recibir la comunión, hizo en alta voz el voto de castidad.

Después de un providencial encuentro con el beato Juan Soreth (+1471), a la sazón Prior General de los carmelitas, se decidió a ingresar entre las monjas carmelitas de clausura que habían sido instituidas poco antes canónicamente por la Bula de Nicolás V "Cum nula", del 7 de Octubre de 1452.

El mismo Beato le impuso con toda solemnidad el hábito una vez resueltos todos sus compromisos ducales.

Junto con un grupo de carmelitas venidas de Bélgica, inició Francisca su vida religiosa en el convento de Bondón, fundado por ella misma.

Renunció a sus títulos y no quiso trato ni distinción especial, sino ser considerada como Humilde sierva de Cristo".

Desde entonces su gran empeño fue la de hacer efectiva su total entrega a Dios.

Nombrada priora por la comunidad, tuvo que dirigirse más tarde con el mismo título a un nuevo convento, fundado también por ella cerca de Nantes.

En el ejercicio de este cargo alimentaba el espíritu de sus religiosas con sabias "Exhortaciones", que fueron publicadas más tarde. Ella era ejemplar en todas las virtudes, descollando por su espíritu de oración y penítencia.

Insistió siempre en la práctica del silencio, la obediencia y la pobreza. Introdujo la comunión frecuente y una estricta clausura. Fueron sus últimas palabras:

"¡Adiós, hijas mías! Voy a probarlo que es amar a Dios sobre todas las cosas".

Bien puede ser llamada como la "Madre" de las carmelitas, ya que es la primera santa desde que el Carmelo femenino tuvo existencia canónica.

El 4.11.1485 expiró santamente.

Su culto fue reconocido por el papa Pío IX el 16 de julio de 1867.

Beata Francisca de Amboise, religiosa
fecha: 4 de noviembre
n.: c. 1427 - †: 1485 - país: Francia
canonización: Conf. Culto: Pío IX 16 jul 1863
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el convento de Nuestra Señora des Cöts, de Nantes, en Francia, beata Francisca de Amboise, que, siendo duquesa de Bretaña, fundó en Vannes el primer Carmelo femenino francés, donde se retiró como sierva de Cristo al quedar viuda.
refieren a este santo: Beato Juan Soreth

En 1431, Juan V, duque de Bretaña, negoció una alianza matrimonial entre su casa y la de Thouars. Con ese motivo, Luis de Amboise envió a su hija Francisca, que entonces tenía cuatro años, a educarse en la corte ducal. A los quince años, Francisca contrajo matrimonio con Pedro, el segundo de los hijos del duque. No resultó éste un marido muy agradable, pues era celoso, taciturno y violento. Francisca soportó las dificultades sin una queja, hizo cuanto pudo por mediar en las constantes disputas de familia y, a fuerza de paciencia y oración, consiguió mejorar notablemente el carácter de su esposo. Dios no les concedió hijos. En 1450, Pedro heredó el ducado, y Francisca aprovechó su alta posición para trabajar por la causa de Dios. En efecto, fundó un convento de clarisas pobres en Nantes, se interesó por la canonización de san Vicente Ferrer, y empleó cuantiosas sumas en socorrer a los pobres y en otras obras de misericordia. En 1457 murió su esposo. Como los sucesores de éste no viesen con buenos ojos la popularidad e influencia de la duquesa viuda, que no tenía más de treinta años, ésta se retiró paulatinamente de los negocios y supo resistir a los intentos que hizo Luis XI de Francia por casarla de nuevo. La beata pasaba la mayor parte del tiempo en el convento que había fundado en Nantes y, más tarde, en el de las carmelitas de Vannes. Este último convento lo fundó y dotó en 1463, con la ayuda y el apoyo del beato Juan Soreth, prior general de la orden.

La beata no se vio libre de la tendencia de las fundadoras a intervenir demasiado en los asuntos de sus fundaciones. Por ejemplo, en cierta ocasión Ilevó a una religiosa a un confesor extraordinario, sin solicitar antes el permiso de la superiora. Cuando ésta se lo echó en cara, Francisca tuvo el mérito de pedirle humildemente perdón, y le rogó que le impusiese la penitencia que su falta merecía. En 1468, la beata tomó el hábito en el convento de Vannes, de manos de Juan Soreth. Al principio se le confió el cuidado de las enfermas, pero cuatro años después de su profesión, fue elegida abadesa vitalicia. Bajo su gobierno, el convento de Vannes resultó demasiado pequeño para la cantidad de aspirantes a ingresar en él y la beata fundó otro en Couéts, cerca de Nantes. Allí murió en 1485. Gracias a la beata Francisca, pudo el beato Juan Soreth introducir a las carmelitas en Francia, de suerte que puede considerársela como cofundadora de la rama femenina de la Orden en dicho país. El pueblo empezó pronto a venerarla como santa, a causa de sus virtudes y de los milagros obrados en su sepulcro, pero el culto de la beata Francisca no fue confirmado sino hasta 1863.

No se conserva ninguna biografía antigua de la beata. Los bolandistas previenen al lector contra los relatos publicados más tarde; por Alberto Le Gran de Morlaix y otros entusiastas panegiristas. En Acta Sanctorum, nov., vol. II sólo se encontrará un estudio general de los puntos dudosos y un extracto de los acontecimientos más importantes de la vida de la beata. La aprobación del culto, en 1863, se debió a los esfuerzos del P. F. Richard, quien fue más tarde cardenal arzobispo de París. Mons. Richard publicó en 1865 la Vie de la bse. Françoise d'Amboise (2 vols.). Existen en francés otras biografías, generalmente muy poco críticas, como la del vizconde Sioc'han de Kersabiec (1865). Véase también Zimmerman, Monumenta historica Carmelitana (1907), pp. 520-521.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 

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