“…
La gente lloraba de emoción y cantaba sus alabanzas. En Mallep hubo una comida en la gran sala de fiestas, en la que tomaron parte todos.
Jesús hablo largamente sobre la palabra amén. Dijo que era el resumen y compendio de toda la oración. Quien la pronuncia con ligereza echa a perder todo lo que expresó en su oración. La oración es una llamada a Dios, nos une con Dios, y nos atrae su misericordia; con la palabra amén, bien dicha, recibimos el don de Dios, agradecidos.
Habló admirablemente de la fuerza y significado de la palabra amén. La llamó principio y fin de todas las cosas y dijo que Dios hizo el mundo entero por fuerza de esa palabra. Dijo un amén sobre todo lo que había enseñado, sobre su partida y sobre el cumplimiento de su misión, y terminó solemnemente con la palabra amén. ¡Así sea! Habló hasta entrada la noche. Bendijo a todos: todos lloraban y se despedían a voces de su Persona”.
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