miércoles, 3 de abril de 2013

Hugo de Bonnevaux, Beato


Abad, 1 de abril
 
Hugo de Bonnevaux, Beato
Hugo de Bonnevaux, Beato

Abad

Martirologio Romano: En el monasterio cisterciense de Bonnevaux, en el Delfinado, en Francia, beato Hugo, abad, cuya caridad y prudencia lograron la armonía entre el papa Alejandro III y el emperador Federico I. (1194)

Fecha de beatificación: 9 de diciembre de 1903 por el Papa San Pío X.
En una de sus cartas San Bernardo prodiga grandes alabanzas a un novicio llamado Hugo, que había renunciado a una fortuna considerable y entrado en la abadía de Méziéres siendo muy joven, contra los deseos de sus parientes. Se trataba de un sobrino de San Hugo de Grenoble.

Un día en que le asaltaban terribles tentaciones de volver al mundo, entró a una iglesia a pedir el auxilio divino. La Virgen de la Merced se le apareció, le miró con gran cariño, y le dijo: "Muestra que eres hombre y abre tu corazón a la fortaleza de Dios. Puedes estar seguro de que jamás te asaltará de nuevo esta tentación". Hugo se entregó a penitencias tan severas, que acabó con su salud y empezó a perder la memoria; pero logró restablecerse gracias al sentido común de San Bernardo, quien le envió a la enfermería con instrucciones de que le atendiesen bien y le dejasen hablar con quien quisiera.

Poco después, Hugo fue nombrado abad de Bonnevaux, y la abadía floreció mucho bajo su gobierno. Se cuenta que podía leer el pensamiento y que tenía un sentido especial para descubrir las tentaciones de sus hermanos.

Los relatos que han llegado hasta nosotros confirman sus dones de adivinación y exorcismo. Como el de tantas otras lumbreras de la vida monástica, el celo de Hugo no se confinaba a su monasterio ni a su orden. Movido por divina inspiración, fue a Venecia en 1177 para actuar como mediador entre el Papa Alejandro III y el emperador Federico Barbarroja. Gracias a él, se hizo la paz entre los dos. San Hugo murió en 1194.

La imágen que vemos es de la moderna estatua del Beato Hugo que da la bienvenida a los visitantes de su abadía.


Beato Hugo de Bonnevaux, abad
fecha: 1 de abril
n.: c. 1120 - †: 1194 - país: Francia
canonización: Conf. Culto: Pío X 9 dic 1903
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el monasterio cisterciense de Bonnevaux, en el Delfinado, en Francia, beato Hugo, abad, cuya caridad y prudencia lograron la armonía entre el papa Alejandro III y el emperador Federico I.
En una de sus cartas san Bernardo prodiga grandes alabanzas a un novicio llamado Hugo, que había renunciado a una fortuna considerable y entrado en la abadía de Méziéres siendo muy joven, contra los deseos de sus parientes. Se trataba de un sobrino de san Hugo de Grenoble. Un día en que le asaltaban terribles tentaciones de volver al mundo, entró a una iglesia a pedir el auxilio divino. La Virgen de la Merced se le apareció, le miró con gran cariño, y le dijo: «Muestra que eres hombre y abre tu corazón a la fortaleza de Dios. Puedes estar seguro de que jamás te asaltará de nuevo esta tentación». Hugo se entregó a penitencias tan severas, que acabó con su salud y empezó a perder la memoria; pero logró restablecerse gracias al sentido común de san Bernardo, quien le envió a la enfermería con instrucciones de que le atendiesen bien y le dejasen hablar con quien quisiera.
Poco después, Hugo fue nombrado abad de Bonnevaux, y la abadía floreció mucho bajo su gobierno. Se cuenta que podía leer el pensamiento y que tenía un sentido especial para descubrir las tentaciones de sus hermanos. Los relatos que han llegado hasta nosotros confirman sus dones de adivinación y exorcismo. Como el de tantas otras lumbreras de la vida monástica, el celo de Hugo no se confinaba a su monasterio ni a su orden. Movido por divina inspiración, fue a Venecia en 1177 para actuar como mediador entre el Papa Alejandro III y el emperador Federico Barbarroja. Gracias a él, se hizo la paz entre los dos. El beato Hugo murió en 1194, y su antiquísimo culto fue aprobado en 1903.
En Acta Sanctorum, abril, vol. I, se hallarán algunos detalles tomados de las crónicas de Helinando, Vicente de Beauvais, etc. G. Müller, en Cistercienser-Chronik, vol. XI, (1899), publicó en varios números una biografía completa, basada en gran parte en los cartularios de Bonnevaux y Léoncel, publicados por el canónigo Ulises Chevalier. Ver la vita en Collectanea O. C. R., vol. VI (1939), pp. 214-218, editada por A. Dimier, así como el St. Hugues de Bonnevaux (1941) del mismo autor. Decreto de CC en ASS 36 (1903-4) pág. 424.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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