viernes, 26 de abril de 2013

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida

Juan 14, 1-6. Pascua. Vivamos con la sencillez de quien sabe que todo lo recibe de Aquél a quien ama.
 
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
Del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6

«No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

Oración introductoria

Señor, sosteniéndome con tu gracia me das la vida y, porque me amas, quieres mostrarme el camino, la verdad y el estilo de vida que me puede llevar a la felicidad. Ilumina mi oración, aparta la distracción para que pueda experimentar tu presencia y tu cercanía.

Petición

Jesús, quiero ser dócil a tus inspiraciones, ¡ilumíname!

Meditación del Papa

Supera y ayuda al hombre de hoy a superar los obstáculos del individualismo, del relativismo; no te dejes llevar por los fallos que pueden marcar a las comunidades cristianas. Esfuérzate en ver de cerca a la persona de Cristo, que ha dicho: "Yo soy el camino, la verdad y la vida".
Avanzad confiados en el camino de la nueva evangelización, en el servicio amoroso a los pobres y en el testimonio valiente en las distintas realidades sociales. Sed conscientes de que sois portadores de un mensaje que es para cada uno de los hombres; un mensaje de fe, esperanza y caridad. Finalmente, esta invitación está dirigida a todos vosotros, queridos fieles laicos. Sabed, siempre y en todas partes, dar razón de la esperanza que está en vosotros. La Iglesia necesita vuestros dones y vuestro entusiasmo. Sabed decir "sí" a Cristo que os llama a ser sus discípulos, a ser santos. Querría recordar, otra vez, que la "santidad" no quiere decir hacer cosas extraordinarias, sino seguir todos los días la voluntad de Dios, vivir verdaderamente bien la propia vocación, con la ayuda de la oración, de la Palabra de Dios, de los Sacramentos y con el compromiso cotidiano de la coherencia. Sí, son necesarios fieles laicos fascinados con el ideal de "santidad", para construir una sociedad digna del hombre, una civilización de amor. (Benedicto XVI, 9 de mayo de 2011).

Reflexión

Cuando alguien ama a una persona y la ve en problemas, lo primero que le viene a la mente es: "no te preocupes, yo te ayudaré" ¿Cuánta alegría siente el corazón, al escuchar estas palabras? Mucha paz da que el hombre sienta el apoyo de aquel que ama, además porque se nos presenta como una ayuda querida.

Esto es lo mismo que Cristo ha visto en sus discípulos. "No se turbe vuestro corazón", les ha dicho y continúa a decírnoslo cada día. Él es la Paz, la Bondad, la Felicidad. Él nos dará los consuelos necesarios en los momentos de mayores dificultades en nuestra vida.

Cristo quiere que le pidamos la gracia de la paz del alma, de la tranquilidad de la vida, de la sencillez con la que viven los niños, despreocupados de todo, metidos sólo en lo que están haciendo en ese momento. Las dificultades se presentarán, pero si tenemos a Cristo, que es la Paz, será más fácil sobrellevarlas.

Vivamos con la sencillez de quien sabe que todo lo recibe de Aquél a quien ama, y le cuida en todo momento.

Diálogo con Cristo

No soy católico por seguir unos mandamientos o creer en una doctrina, sino por seguir a una persona, que me ama. Jesús, quiero ocupar esa habitación que con tanto amor has preparado para mí. No permitas que sea indiferente a esta maravillosa verdad. Ayúdame a permanecer siempre cerca de Ti, por la frescura y la delicadeza de la vida de gracia, por los momentos de oración y por la fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.

Propósito

Ayunar de pesimismo para crecer en la esperanza de que, con Cristo, puedo ser santo.
 
 
viernes 26 Abril 2013
Viernes de la cuarta semana de Pascua

San Rafael Arnaíz Barón



Leer el comentario del Evangelio por
Santo Tomás de Aquino : “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”

Lecturas

Hechos 13,26-33.

Hermanos israelitas, hijos y descendientes de Abrahán, y también ustedes los que temen a Dios, a todos nosotros se nos ha dirigido este mensaje de salvación.
Es un hecho que los habitantes de Jerusalén y sus jefes no lo reconocieron, sino que lo procesaron, cumpliendo con esto las palabras de los profetas que se leen todos los sábados.
Aunque no encontraron en él ningún motivo para condenarlo a muerte, pidieron a Pilato que fuera ejecutado.
Y cuando cumplieron todo lo que sobre él estaba escrito, lo bajaron de la cruz y lo pusieron en un sepulcro.
Pero Dios lo resucitó de entre los muertos.
Durante muchos días se apareció a los que habían subido con él desde Galilea a Jerusalén, y que habían de ser sus testigos ante el pueblo.
Nosotros mismos les traemos ahora la promesa que Dios hizo a nuestros padres,
y que cumplió para nosotros, sus hijos, al resucitar a Jesús, como está escrito en el Salmo: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.


Salmo 2,6-7.8-9.10-11.


«Yo soy quien ha consagrado a mi rey en Sión, mi monte santo.»
Voy a comunicar el decreto del Señor: El me ha dicho: «Tú eres hijo mío, yo te he engendrado hoy.
Pídeme y serán tu herencia las naciones, tu propiedad, los confines de la tierra.
Las regirás con un cetro de hierro y quebrarás como cántaro de arcilla.»
Pues bien, reyes, entiendan, recapaciten, jueces de la tierra.
Sirvan con temor al Señor, besen, temblando, sus pies;



Juan 14,1-6.


«No se turben; crean en Dios y crean también en mí.
En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les habría dicho que voy a prepararles un lugar.
Y después de ir y prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes.
Para ir a donde yo voy, ustedes ya conocen el camino.»
Entonces Tomás le dijo: «Señor, nosotros no sabemos adónde vas, ¿cómo vamos a conocer el camino?»
Jesús contestó: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.


Extraído de la Biblia Latinoamericana.



Leer el comentario del Evangelio por

Santo Tomás de Aquino (1225-1274), teólogo dominico, doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Juan, 14,2

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”

Cristo es al mismo tiempo el camino y el término: el camino en función
de su humanidad, el término en función de su divinidad. Así pues, según es
hombre dice: “Yo soy el Camino” y según es Dios añade: “la Verdad y la
Vida”. Estas dos palabras dicen muy claramente el término de este camino,
porque el término de este camino, es el fin del deseo humano... Cristo es
el camino para llegar al conocimiento de la verdad, puesto que él mismo es
la verdad: “Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad” (Sal
85,11). Y Cristo es el camino para llegar a la vida, puesto que él mismo es
la vida: “Me enseñarás el sendero de la vida” (Sal 15,11)...

Si buscas por donde pasar, agárrate a Cristo, puesto que él mismo es el
camino: “Es el camino, síguele” (Is 30,21). Y san Agustín comenta: “Camina
siguiendo al hombre y llegarás a Dios”. Porque es mejor cojear a lo largo
del camino que andar a grandes pasos fuera del camino. El que cojea durante
el camino, aunque no adelante mucho, se acerca al término; pero el que anda
fuera de camino, cuanto más valientemente corre, tanto más se aleja del
término.

Si buscas a dónde ir, únete a Cristo, porque Él en persona es la verdad
a la cual deseamos llegar: “Es la verdad que mi boca medita” (Pr 8,7). Si
buscas dónde permanecer, únete a Cristo porque él en persona es la vida:
“El que me encuentre encontrará la vida” (Pr 8,35).

 

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