jueves, 3 de noviembre de 2011

Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá




Texto del evangelio (Lc 11,5-13)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.

»Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!».

Reflexión: Lc 11,5-13

Tenemos que aprender a pedir, insistentemente, y a esperar del Padre lo mejor. El Señor solo quiere nuestro bien, por eso en esta lectura nos revela algo que muchos no queremos oír…No se trata únicamente de pedir y recibir aquello que pedimos…Que es en lo que generalmente nos quedamos enganchados y postulamos que Dios es bueno, porque nos da todo lo que pedimos. Y pretendemos medir nuestra fe y su bondad por cuanto hemos pedido y nos ha sido concedido. Se trata de pedir y recibir aquello que nos convienen, aquellos que es mejor, aquello que constituye el bien más preciado que Dios nos puede ofrecer y que pone en nuestras manos. Este es más grande que cualquiera; por eso explícitamente lo señala Jesús: ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!

¿No es pues, entonces, el Espíritu Santo lo que debemos pedir? Si, es verdad, el Señor nos invita a pedir sin reparo todo lo que necesitamos. No debemos tener temor a importunarlo, pues es más que nuestro mejor amigo. Pero es precisamente por eso que debemos pedir el Espíritu Santo. Él llenará nuestros corazones y encenderá en nosotros el Fuego de su Amor. Con Su solo Espíritu TODO será creado y todo aquello que sea necesario, será Renovado.

Pidamos, solamente, ser dóciles, ser fieles a Su Espíritu. ¿No hay relación entre esta lectura y la de Marta y María? Una sola cosa es importante; María ha escogido la mejor y no le será quitada.

Oremos:

Señor, danos Tu luz; abre nuestros ojos, nuestra mente y nuestro espíritu, para que entendamos que no hay nada mejor que Tú, que no tenemos que pedir más. Que si te tenemos a Ti, lo tenemos todo. Y que tú estás ávido de entregarte a nosotros; solo debemos tener el coraje de recibirte y llevarte en nuestros corazones siempre. Amen

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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