jueves, 3 de noviembre de 2011

LA PALOMA QUE YA NO VOLVIÓ


Cuentan que hace miles de años llovió copiosamentedurante cuarenta días y cuarenta noches sobre la Tierra, ésta se inundó a tal grado que las aguas subieron siete metros y medio por encima de los montes más altos. Tales lluvias llegaron a ser conocidas como El Diluvio Universal.

En aquel tiempo, había un hombre llamado Noé, que sabiendo de antemano lo que iba a suceder, construyó una gran embarcación o arca, mediante la cual, él, su familia y los animales encerrados en ella, lograron salvar la vida.

Cuando cesó de llover, las aguas empezaron a bajar y Noé soltó un cuervo, el cual estuvo yendo y viniendo. También soltó una paloma, que no encontrando dónde posarse porque las aguas cubrían toda la Tierra, volvió de nuevo al arca. Unos días más tarde, el hombre soltó de nuevo a la paloma, ésta, por la tarde, volvió trayendo en su pico una ramita de olivo, así supo Noé que las aguas ya no cubrían la Tierra. Siete días después, el hombre soltó de nuevo a la paloma, que ya no volvió más.

Hasta aquí es lo que cuentan que pasó, y a partir de ahora empieza mi cuento, con la paloma que ya no volvió.

(Hummm… que olor más bueno hay en el ambiente… hummm…) se decía para sí la paloma mientras volaba (Que sonido tan agradable hace el viento, me gusta que me dé en la cara… que Sol más hermoso hace… que bonito está el cielo tan azul… y que verde se ve la vegetación.)

Gozando de todas las sensaciones que le producían los diferentes elementos de la naturaleza, de pronto, la paloma notó que algo se movía dentro de ella (Tengo que hallar un lugar para parar) se dijo, y después de encontrar un árbol apropiado, allí se refugió. Pasado un corto tiempo, de su cuerpecito salió un hermoso huevo, o al menos eso es lo que a ella le pareció. Dos días después su alegría aumentó al ver aparecer un segundo huevo (Que bonitos son… mis primeros hijitos… que maravilla) mientras estaba disfrutando de aquel grandioso momento, su alegre semblante cambió a preocupación (Me están esperando en el arca) pensó (Pero no puedo dejar a mis hijitos aquí solos, ellos solos no sobrevivirán… ¿qué hago?) se preguntó.

Mientras, en la embarcación, los demás animales notaban la ausencia de la paloma.

¡Espero que no le haya sucedido nada! Dijo la gallina.

¡No, no le ha sucedido nada…! Aseguró la vaca ¡Ya ha salido en otras ocasiones y siempre ha regresado!

¡Es cierto que siempre ha regresado, pero ahora lleva tres días fuera y nunca había tardado tanto! Insistió la gallina.

¡A ver si ha encontrado comida en abundancia y se está dando un atracón de comer…! Dijo el cerdo ¡Aquí no pasamos hambre, pero tampoco… tampoco nos empacharemos!

El palomo, mientras escuchaba preocupado los comentarios de unos y otros, pensaba (¿Cómo estará todo allí afuera? ¿Qué se estará encontrando? Me tenían que haber enviado a mí en vez de a ella.)

Entonces se le acercó la rana diciendo ¡No temas palomo, tengo un buen presentimiento. Ya verás como todo va bien y la volverás a ver!

¡Confío en que así sea! Respondió él.

El tigre, algo molesto, declaró ¡Tanto si lo que se ha encontrado es bueno como si es malo, tenía la obligación de venir a decírnoslo, no puede desaparecer por capricho dejándonos en la incertidumbre!

¡Te podías haber ahorrado este comentario…! Exclamó el elefante ¿No ves lo intranquilo que está el palomo?

¡Y el rey de la selva! ¿Qué opina? Preguntó el perro.

¡Pues… no sé qué pensar…! Contestó el león ¡Mi cabeza está dando muchas vueltas y no encuentro una respuesta. Pero seguro que debe ser por algo y no precisamente por capricho como he oído decir!

Después de escuchar las palabras del león, unos animales se quedaron en silencio mientras que otros cuchicheaban entre ellos.

¿Qué estará pasando? Preguntó nerviosa la osa, a su amado oso.

¡Tranquilízate…! Le dijo él ¡Igual llega en cualquier momento!

Entre tanto, la paloma estaba empollando a sus bellísimos huevos con la alegría de la madre primeriza. (No debo preocuparme por los que están en el arca) se dijo (Seguramente el cuervo o cualquier otra ave darán noticias de cómo está todo aquí afuera. Ahora solamente debo estar pendiente de mis queridos hijitos.)

Empezaba a atardecer cuando de pronto, en la embarcación, la cotorra gritó ¡EL CUERVO TAMPOCO ESTÁ! ¡EL CUERVO TAMPOCO ESTÁ!

Un gran alboroto se levantó entre todos los animales y el guapo gorila de espalda plateada, preguntó con inquietud ¿Que el cuervo no está? ¿Desde cuando no está?

Todas las miradas se dirigieron hacía la hembra del cuervo, y ésta, en tono tristón respondió ¡Ayer no volvió. No dije nada para no angustiaros!

El miedo se apoderó de todos y el león intervino diciendo ¡Calma! ¡Que haya calma! ¡No sabemos lo que está pasando ahí fuera. Puede ser malo, aunque el hecho de que ninguno de los dos haya regresado, también puede indicar que todo está bien y han decidido no volver. Aquí adentro todos tenemos nuestro espacio pero tampoco es el lugar más adecuado para vivir!

Entonces, el búho trató de tranquilizarlos, diciendo ¡El argumento del león es muy razonable. Tanto el cuervo como la paloma han estado yendo y viniendo dándonos información de cómo estaba todo, el hecho de que ahora no regresen podría indicar que la Tierra ya está seca y ellos prefieren estar fuera. Ni los humanos, ni nosotros, vivimos encerrados en embarcaciones como esta, algún día tendremos que salir de aquí. Es posible que ya haya llegado el momento!

Muchos animales respiraron aliviados, y el tigre, enfadado prosiguió ¡Pues yo sigo pensando, que sea lo que sea que esté pasando, los dos tenían la obligación de venir a contarlo!

¡El tigre tiene razón…! Dijo el loro ¡Tenían la obligación de venir a contarlo!

¡Tú siempre repitiendo lo que otros dicen! Exclamó indignado el gato.

Un gran mutismo volvió a producirse entre todos los animales.

Al día siguiente, mientras la paloma seguía empollando con entusiasmo a sus queridos hijitos, vio como se acercaba el cuervo.

¿Qué haces tú aquí? Preguntó él.

La paloma lo saludó con alegría y apartándose un poco dejo los huevos al descubierto ¿A que son hermosos?

¿Son los primeros? Preguntó el cuervo.

Ella, con una sonrisa respondió ¿Se nota mucho que son los primeros? Y continuó ¡Tengo ganas de que mi palomo vea a sus hijitos!

¡La Tierra se va secando…! Dijo el pájaro ¡Supongo que pronto nos veremos todos otra vez, y mientras tu palomo no esté contigo me quedaré a tu lado por si me necesitas!

¡Agradezco tu ofrecimiento pero me puedo arreglar sola…! Respondió ella ¡Mejor vuelve al arca a dar información!

¡No es necesario…! Contestó él ¡Cuando vean que no regresamos entenderán que todo va volviendo a la normalidad!

Los días fueron pasando y dentro de la embarcación se seguían turnando los dimes y diretes con el inquietante y tenso silencio, cuando de pronto, la jirafa gritó ¡LOS HUMANOS ESTÁN ABRIENDO LA PUERTA! ¡LOS HUMANOS ESTÁN ABRIENDO LA PUERTA!

Un gran regocijo se organizó dentro del arca ¡Que bien…! ¡Por fin veremos y pisaremos tierra! Dijo con alegría la cierva.

Las aves empezaron a sacudir sus alas, las bestias salvajes, los ganados y los reptiles empezaron a prepararse para salir.

¡Eh! ¡No te cueles! Le dijo la oveja al zorro.

Todos tenían ganas de ver de nuevo la Tierra, el Sol, el cielo, de oler la vegetación, de escuchar el sonido del viento y de volver cada uno a su hábitat.

A medida que iban saliendo corrían con ganas hacía sus lugares habituales de residencia ¡A ver quién nos alcanza! Dijo por decir el veloz guepardo a su amada felina.

El cuervo se reencontró con su hembra. ¡Tenía muchas ganas de verte! Le dijo ella.

¡Y yo a ti! Respondió el pájaro.

El palomo se volvió a reunir con su querida paloma y sus pequeños palomitos ya salidos del cascarón.

¡El macho se parece a ti! Dijo ella a su amado palomo.

¡Y la hembra a ti! Respondió él con alegría.

Las aves que salieron del arca se reunieron en torno a los recién nacidos y celebraron el acontecimiento con cánticos.

Todos estaban contentos de ver y pisar de nuevo la Tierra.

Las vacas mugían ¡Muuu! ¡Muuu!

Los perros ladraban ¡Guaguau! ¡Guaguau!

Los gatos maullaban ¡Miau! ¡Miau!

¡Ki-ki-ri-ki! ¡Ki-ki-ri-ki! Cantaba el gallo.

Los sonidos de felicidad de unos y otros se entremezclaban y llenaban todo el derredor.

Desde entonces, humanos y animales se han multiplicado y han llenado el globo.

Cada día nacen miles de niños, pequeños palomitos, vacas, cocodrilos, leones, etc.

Hay trabajo y descanso.

Sol y luna.

Días y años.

Niños y viejos.

Y la vida sigue en nuestro bello planeta azul.

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