miércoles, 3 de diciembre de 2014

Primera Semana de Adviento

La Espera
Los Cielos Abiertos
Un pobre llama
y tú lo escuchas.
Vas por delante.
Tú amor no tiene límites
e ignora las fronteras.
En la casa del Padre
hay un sitio para muchos.
Vendrán del este y del oeste,
del poniente y del levante,
sin tarjeta de invitación
y sin reservas,
para sentarse a la mesa
que tú mismo preparas.
Tu gloria será como una bóveda,
como un techo de hojas
que nos protege del calor del día,
de la tempestad y de la lluvia.
Sin embargo, lo sé, es verdad,
no soy digno
de que hagas esto por mí.

Todos serán inscritos en Jerusalén y vivirán
Isaías 4,3


El Día de Dios
Todavía un poco de tiempo,
un poco de tiempo solamente
y el Señor vendrá.
Dios será luz para todos,
los ciegos lo verán.

La guerra,
el sufrimiento, el mal,
no serán más que un recuerdo
y su nombre será borrado
del libro de la vida.

Todavía un poco de tiempo,
un poco de tiempo solamente.

¿A quién temeré?
¿Quién me hará temblar?
Salmo, 26,1



La Espera
Hay esperas ansiosas,
angustiosas
que me mantienen despierto
y perturban mi sueño.

Hay también
una espera confiada, serena,
en la que cuento los días,
las horas,
los minutos.
Porque sé que viene
el amado de mi corazón.

Eres tú, Señor,
el que espero,
serena y gozosamente,
No tardes más.
Ven.
Tengo necesidad
de tu presencia.
Mi corazón se viste de fiesta
sabiendo que vienes ya.

¡Estén despiertos!
No conocen el día…
Mateo 24, 42



El Triunfo del Amor
Aquí está nuestro Dios,
que viene como
lo ha prometido.
Que la humanidad entera
ocupe su sitio para la fiesta.
Que los mudos tomen la palabra,
que los cojos abran el baile
que los ciegos lean el menú.

Que corra el vino
en abundancia,
como corría ya
en las bodas de Caná.
Sirvan las mejores carnes,
se ha matado el toro cebado.
Ha llegado la hora,
estamos de fiesta.

No habrá últimos
ni primeros.
Todos serán hermanos
hijos e hijas del Rey.

Todos saciarán su hambre
Mateo 15, 37

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