miércoles, 3 de septiembre de 2014

Dios es humano.


A veces nos parece que Dios, porque es el Ser infinito, es poco menos que inalcanzable para nosotros. Pero Dios se ha hecho hombre en Jesucristo, y se ha acercado a nosotros. Por eso no debemos temer a Dios, sino tener confianza en acudir a Él, porque como lo vemos en el mismo Evangelio, Jesús no humillaba a ninguno con su poder, y a pesar de que Dios ha creado los mundos, las estrellas y todo el universo, fue muy modesto en sus manifestaciones, y todo lo hizo con la medida humana, sin grandiosidades ni apabullantes milagros.
Es que Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza, y en cierta forma toda la creación está hecha a la medida del hombre, porque Dios, al crear, tomó como modelos a Jesús y a María, y de Ellos plasmó todas las cosas. ¿No dice acaso el Apóstol que todas las cosas fueron creadas por medio de Cristo y son para Él? Es decir, que el mundo es comprensible para el hombre porque está hecho a su medida. Y Dios también se ha abajado hasta hacerse uno de nosotros, para que no tengamos temor de acercarnos a Él, que tiene un Corazón humano y nos ama infinitamente.
No estamos en un mundo extraño, sino que el hombre está insertado en un mundo que fue creado especialmente para él, pues Dios ha tomado a un Hombre: Jesús, y a una Mujer: María, para crear todas las cosas.
Como dice también el Apóstol: “En Dios vivimos, nos movemos y existimos”, y Él está más cerca de nosotros que nosotros mismos.
Por ello no pensemos a Dios como lejano, sino como próximo, como prójimo, y veámoslo también en todos los hermanos, porque Dios está en cada hombre, y toda la creación habla de la grandeza del Señor.

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