La unidad llegará caminando.

 

 

La unidad llegará caminando.

La prodigalidad tan extraordinaria de la peregrinación del Papa Francisco a Tierra Santa, incluida la rueda de prensa (la próxima semana la ofreceremos íntegramente en ecclesia), no debe hurtarnos el ahondar en el significativo e importantísimo contenido de su dimensión ecuménica.

Los pasos dados hacia la paz y hacia la resolución del sempiterno conflicto entre Israel y Palestina –en el providencial día de Pentecostés, domingo 8 de junio, por la tarde, es el encuentro de oración entre Francisco y los presidentes de estas dos naciones- han sido, sí, sobresalientes y esperanzadores. Dígase lo mismo, como la pasada semana reflexionábamos en esta misma página del comentario Editorial, del servicio al diálogo interreligioso y a la denuncia de las injusticias y turbios intereses que anidan y se enmascaran en los conflictos y en las violencias.

De acuerdo, sí, con todo lo anterior y con los otros perfiles del viaje. Pero, por favor, no pasemos de puntillas por el espaldarazo que el viaje supone para la causa de la unidad de los cristianos. Bajo ningún concepto debemos dejar de leer, meditar, rezar e intentar poner en práctica la declaración conjunta suscrita en Jerusalén, el domingo 25 de mayo de 2014, por el Papa Francisco y el Patriarca Bartolomé. Y hacerlo, al igual que de los discursos de ambos en el Santo Sepulcro de Jerusalén, punto por punto. Jamás el compromiso ecuménico ha sido una “asignatura” menor u opcional en la vida de la Iglesia. Y menos aún, lo ha de ser ahora.

La unidad, tan necesaria, será fruto de lo Alto, al compás del esfuerzo desarrollado en su búsqueda y en la medida en que la mutua y recíproca conversión a la verdad y al amor en Jesucristo sea más efectiva. La unidad está en el camino. Y el camino solo se hace al andar. La unidad llegará caminando. Conocernos, querernos, “caminar juntos, rezar juntos, trabajar juntos en tantas cosas que podemos hacer juntos, ayudarnos unos a otros”, glosó Francisco en la rueda de prensa al regreso de su peregrinación. Este es el camino; aquí se vislumbra y labra la unidad.