lunes, 30 de junio de 2014

LA HABILIDAD DE RECOGERSE

es entrar dentro de sí mismo. La Santa Madre Teresa de Jesús prefirió como punto de partida la segunda palabra del Padrenuestro; “que estás en los cielos”. No pensemos en los cielos estrellados, sino en los cielos de nuestra alma o de nuestra vida, cielos espaciosos y dilatados de nuestro espíritu.
Teresa le da profundidad teológica al tema del recogimiento, hondura de fe. La interioridad del hombre es morada, o templo del Espíritu. Dios y Padre verdadero tiene sus delicias ahí, en estar con nosotros.
Le enseña la Santa Madre Teresa a sus Hijas: ¿Pensáis que importa poco saber qué cosa es cielo y adónde se ha de buscar vuestro sacratísimo Padre? (C 28,1)., En fin, que adonde está Dios, es el cielo (C28,2). Y así lo es nuestra alma por habitarla Dios
Es importante “no solo creerlo, sino procurar entenderlo por experiencia” (C 28,1).
EXPERIMENTAR QUE SOMOS MORADA DE DIOS
Esto de experimentar que somos morada de Dios no es cosa fácil cuando un alma comienza a orar, Teresa lo sabe y también sabe como instruirnos para salvar los obstáculos enseñando que:
“El no se da a conocer hasta que va ensanchándola poco a poco, conforma a lo que es menester para lo que ha de poner en ella” (C 28,12).
Ya sabéis que Dios está en todas partes (C 28,2), Ahí, en mi espacio interior, “Dios está tan cerca que nos oirá” (C 28,2), basta hablarle bajito.
Basta “ponerse en soledad y mirarle dentro de sí, y no extrañarse de tan buen huésped” (C 28,2).
Aprender a “hablarle como a Padre, pedirle como a Padre” …contarle sus trabajos, pedirle remedio para ellos (C 28,2).
¡Donosa humildad, que me tenga yo al Emperador del cielo y de la tierra en mi casa,(C 28,3). Y esto hay que hacer, comunicarse con El sin falsas humildades (cf C 28,3).
La Santa Madre Teresa de Jesus, quiere que tengamos confianza cuando El nos esta como diciendo y rogando que le pidamos favores, y no vaya a ser que por humildad, nos quedemos pobre e incluso le dejemos marcharse al ver que nos acabamos de decidirnos por estar con El, entonces nos dice que: “tratad con él como con Padre y como con hermano y como con Señor y como con Esposo, a veces de una manera, a veces de otra, que El os enseñará lo que habéis de hacer para contentarle. Dejaos de ser bobas: pedidle la palabra, que vuestro Esposo es, que os trate como a tal” Gloria a Dios Amen.!

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