El desaliento.
Hay que tener mucho cuidado con el desaliento, porque la derrota comienza cuando termina el esfuerzo, y el demonio sabe muy bien que mostrándonos todo el mal que se comete en el mundo, y nuestros propios pecados, nosotros tendemos a desalentarnos, a desanimarnos, primer paso para ser vencidos.
Hay que recordar que el demonio ya fue vencido por Cristo en la cruz, y que la Virgen aplastará por segunda vez, en estos últimos tiempos, la cabeza al diablo. Así que sabemos con seguridad que el triunfo es nuestro, es de Dios. El mal no prevalecerá. La Iglesia triunfará y las puertas del Abismo no la vencerán.
Entonces luchemos en primer lugar contra el desaliento, y ya tendremos parte de la batalla ganada, porque este monstruo con tentáculos, que es el desaliento, el desánimo, es lo que nos hace bajar los brazos y las armas, y abandonar la lucha.
Y aquí cito una hermosa frase que Jesús le dice al Padre Michelini en uno de sus mensajes, para que la tengamos en cuenta, y es la siguiente:
“Hijo, reza, reza; ¡no te canses!
Hoy no ves sino lo que ha podido la perversidad del Maligno; mañana verás cuánto ha podido la oración y el sufrimiento de los buenos.
Te bendigo, hijo mío; ámame.”
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