Mateo 8,18-22. Tiempo Ordinario. Si el amor es sincero y sin reservas, Cristo mismo estará presente para darnos la fuerza. | |
Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos». Oración introductoria Señor, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad. Teóricamente yo también quiero seguirte, ansío ser fiel a los innumerables dones de tu gracia; pero, bien conoces mi debilidad, mis apegos… Hoy me pongo de rodillas ante Ti y te suplico me des la luz y la fuerza de tu Espíritu Santo. Petición Ven, Espíritu Santo, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad Meditación del Papa Francisco El Señor es muy generoso. El Señor abre todas las puertas. También el Señor comprende al que dice: "¡No, Señor, no quiero ir contigo!" Lo entiende y espera, porque es misericordioso. Pero al Señor no le gusta ese hombre que dice ‘sí’ y hace ‘no’; que finge agradecerle por tantas cosas bonitas, pero en realidad va por su camino; que tiene buenas formas, pero hace su propia voluntad y no la del Señor: aquellos que siempre se excusan, aquellos que no conocen la alegría, que no experimentan la alegría de la pertenencia. Pidamos al Señor esta gracia: entender bien cuanto es hermoso ser invitados a la fiesta, cuanto es hermoso estar con todos y compartir con todos las propias cualidades, cuanto es hermoso estar con Él y que feo es jugar entre el "sí" y el "no", decir que "sí", pero conformarme con estar sólo enumerado en la lista de los cristianos... (Cf. S.S. Francisco, 5 de noviembre de 2013, homilía en Santa Marta). . Reflexión La petición de Jesús es exigente y a la vez, menciona condiciones muy severas "quien pone la mano en el arado y vuelve la vista atrás no es apto para el reino de los cielos". Pero, cuando se ama, se es exigente con el amado, se desea su fidelidad, su paz, con dividimos con los mismos sentimientos, con las mismas esperanzas y con las mismas necesidades. El amor no se conforma con los recortes de tiempo, entre el trabajo y las diversiones. Una relación de amor se hace a través del diálogo íntimo, del empeño que comporta un riesgo personal. Si no es así, entonces no es una relación auténtica y sincera, sino incumplidora y caprichosa, que espera los acontecimientos y sospecha dudas. ¿Es esta la relación que Dios quiere con los hombres? Y a pesar del amor de Cristo, ¿vamos a responder con menos amor? Él, que nos ha amado absolutamente hasta llegar a morir en la cruz para salvarnos de la muerte y del pecado. Jesús no rechaza la oferta que el escriba y el discípulo le ofrecen. Pero con su respuesta exigente les hace entender que, cuando se dona una cosa se hace de forma generosa y íntegra, no incierta y parcial. La vocación, y no sólo a la vida consagrada, sino también la vocación al matrimonio, a la paternidad o al empeño cristiano en general, una vez reconocida, debe ser concretada, sin miedo al respeto humano. A menudo contamos con temores, dificultades, problemas sin embargo, si el amor es sincero y sin reservas, Cristo mismo estará presente para darnos la fuerza y las soluciones para vencerlos. Propósito Ante el Santísimo Sacramento, revisar mi vida: ¿qué me pide Dios que no he querido darle? Diálogo con Cristo Señor, el ambiente y los medios de comunicación buscan imponer un estilo de vida donde lo práctico y el bienestar ocupan el primer lugar. Seguirte, comprometer la vida al ideal del Evangelio, es ir contra corriente. Así es, y así ha sido siempre. No permitas que me engañe, que busque evadir mis responsabilidades. Ayúdame a saber vivir mi misión, identificándome plenamente con el ideal que me propone tu Evangelio. lunes 30 Junio 2014Lunes de la decimotercera semana del tiempo ordinarioMártires de Roma Leer el comentario del Evangelio por San León Magno : «La pobreza que enriquece» Amos 2,6-10.13-16.
Así habla el Señor:
Por tres crímenes de Israel, y por cuatro, no revocaré mi sentencia. Porque ellos venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias; pisotean sobre el polvo de la tierra la cabeza de los débiles y desvían el camino de los humildes; el hijo y el padre tienen relaciones con la misma joven, profanando así mi santo Nombre; se tienden sobre ropas tomadas en prenda, al lado de cualquier altar, y beben en la Casa de su Dios el vino confiscado injustamente... ¡Y pensar que yo destruí ante ellos al amorreo, cuya altura era igual a la de los cedros y que era fuerte como las encinas: arranqué su fruto por arriba y sus raíces por debajo! Y a ustedes, los hice subir del país de Egipto y los conduje cuarenta años por el desierto, para que tomaran en posesión el país del amorreo. Por eso, yo los voy a aplastar, como aplasta un carro cargado de gavillas. El hombre veloz no tendrá escapatoria, el fuerte no podrá valerse de su fuerza ni el valiente salvará su vida; el arquero no resistirá, el de piernas ágiles no escapará, el jinete no salvará su vida, y el más valeroso entre los valientes huirá desnudo aquel día -oráculo del Señor-. Salmo 50(49),16bc-17.18-19.20-21.22-
¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca, tú, que aborreces toda enseñanza y te despreocupas de mis palabras? Si ves a un ladrón, tratas de emularlo; haces causa común con los adúlteros; hablas mal sin ningún reparo y tramas engaños con tu lengua. Te sientas a conversar contra tu hermano, deshonras al hijo de tu propia madre. Haces esto, ¿y yo me voy a callar? ¿Piensas acaso que soy como tú? Te acusaré y te argüiré cara a cara. Entiendan bien esto, los que olvidan a Dios, no sea que yo los destruya sin remedio. El que ofrece sacrificios de alabanza, me honra de verdad; y al que va por el buen camino, le haré gustar la salvación de Dios. Mateo 8,18-22.
Al verse rodeado de tanta gente, Jesús mandó a sus discípulos que cruzaran a la otra orilla.
Entonces se aproximó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adonde vayas". Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Otro de sus discípulos le dijo: "Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre". Pero Jesús le respondió: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos". Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. Leer el comentario del Evangelio por : San León Magno († 461), papa y doctor de la Iglesia Sermón 95.2-3
Después del Señor, los apóstoles fueron los primeros que nos dieron ejemplo de esta magnánima pobreza, pues al oír la voz del divino Maestro, dejando absolutamente todas las cosas, en un momento pasaron de pescadores de peces a pescadores de hombres (cf. Mt 4, 18- 24). Y lograron, además que muchos otros, imitando su fe, siguieran esta misma senda. En efecto, muchos de los primeros hijos de la Iglesia, al convertirse a la fe, no teniendo más que un solo corazón y una sola alma (Hch 4, 32) dejaron sus bienes y posesiones y abrazando la pobreza, se enriquecieron con bienes eternos y encontraban su alegría en seguir las enseñanzas de los apóstoles, no poseyendo nada en este mundo y teniéndolo todo en Cristo.
Por eso, el apóstol Pedro, cuando, al subir al templo, se encontró con aquel cojo que le pedía limosna, le dijo «no tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar» ( Hch 3, 6)... La palabra de Pedro lo hace sano; y el que no pudo dar la imagen del César grabada en una moneda a aquel hombre que le pedía limosna, le dio, en cambio, la imagen de Cristo al devolverle la salud. Y este tesoro enriqueció no sólo al que recobró la facultad de andar, sino también a aquellos cinco mil hombres que ante esta curación milagrosa, creyeron en la predicación de Pedro (Hch 4,4). Este pobre que no tenía nada que dar al que le pedía limosna, distribuyó tan abundantemente la gracia de Dios, que dio no solo vigor a las piernas del cojo, sino también la salud del alma y su fe a aquella ingente multitud de creyentes. |
*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
lunes, 30 de junio de 2014
Condiciones para seguir a Jesús
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