De la predicación de Jesucristo me gusta mucho la sencillez de sus conceptos y el sentido común que emplea en su lenguaje. Las verdades más profundas las explicó de tal forma que todos podemos entenderlas.
Cuando quería hablarnos de una necesidad básica de la vida espiritual, buscaba necesidades primarias de la vida diaria y así, con ejemplos plásticos y concretos nos ayuda a comprender que somos más que animales y que el espíritu también tiene sus exigencias.
Todos entendemos que el alimento es necesario para vivir. Decimos tener hambre cuando experimentamos la necesidad de comer; entonces trabajamos para ganar el pan de cada día. ¿Y el espíritu? Al igual que el cuerpo, también el espíritu necesita alimento y siente hambre y sed. Podemos padecer desnutrición, malnutrición o hambruna espiritual. El hambre espiritual es una experiencia común, aunque no siempre sepamos ponerle nombre: percibimos flaqueza o fuerza espiritual, sed de felicidad, hambre de amor. ¡Cuántas veces nos sentimos sin energía para las cosas de Dios, con cierta apatía o desgana, y por otra parte tenemos hambre de trascendencia!
¿Cómo satisfago mi hambre de Dios? ¿Con qué alimento mi vida espiritual?
Fue en términos de vida o muerte, de hambre y alimento, de sed y agua, que Jesucristo nos explicó la necesidad que tenemos de Él: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros." (Jn 5, 53)Jesucristo no habló de paliativos, se fue a la raíz. Y lo dijo con palabras serias; nos hizo ver que lo que está en juego es la vida misma: "Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; éste es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo...." (Jn 6, 48-51)
"El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el ultimo día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él". (Jn 6, 56)
Y por eso, viendo que Su alimento era para nosotros algo indispensable, en el último encuentro con sus discípulos antes de morir, les suplicó: "Permaneced en mí, como yo en vosotros... Yo soy la vid y vosotros los sarmientos" (Jn 15, 4-5)
Y prometió que Él pondría lo que estaba de su parte: "Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mt 28,20) Y así ha sido. Su presencia entre nosotros es Cristo Eucaristía.
Cristo Eucaristía: alimento de la vida de oración
Sigo construyendo la ermita dedicada al Sagrado Corazón de la que les hablé hace unos meses.a) Al frente tiene un pelícano que da de comer a sus polluelos con el alimento que extrae con el pico de la bolsa de su pecho. Antiguas leyendas imaginaron que si el pelícano no encuentra comida para sus crías, no las abandona, sino que les da de comer de su propia carne y de su propia sangre. Es decir, sacrifica su vida para que sus hijos puedan vivir. Los primeros cristianos vieron en esto una figura de la sangre redentora de Cristo.
El piso de la ermita es de mármol rojo, simbolizando la sangre que fluye del costado traspasado de Jesús, y que se sigue derramando desde el altar cada vez que el sacerdote celebra misa.
b) En el lado derecho se representa la escena del Salmo 23 interpretado en sentido eucarístico: "El Señor es mi pastor, nada me falta. Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre. Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan. Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa."
c) En el lado izquierdo está la cierva de que habla el Salmo 41: "Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?"
Espero que estas imágenes (el pelícano y sus polluelos, los verdes pastos y las ovejas hambrientas, las aguas limpias y la cierva sedienta) ayuden a comprender mejor lo que Cristo nos dijo sobre la Eucaristía. La necesitamos, a no ser que queramos vivir desganados, desnutridos, anémicos o pasando hambruna.
Un buen ejemplo de vida eucarística lo tenemos en San Rafael Guízar y Valencia, por eso en el cuarto lado del altar estará la custodia portátil que él llevaba a las misiones. Mientras confesaba, exponía el Santísimo Sacramento para que los fieles dialogaran con Cristo Eucaristía y luego lo dejaba expuesto durante toda la noche para la adoración del pueblo. Todavía hoy está ampliamente difundida la adoración eucarística en la que fue su diócesis, el Estado de Veracruz, México.
La Eucaristía impregna toda la creación.
Espero terminar pronto la ermita y que tanto sacerdotes como laicos encuentren allí un lugar de oración como el que describe Juan Pablo II en la Carta encíclica Ecclesia de Eucharistia n. 8:
"He podido celebrar la Santa Misa en
capillas situadas en senderos de montaña, a orillas de los lagos, en las
riberas del mar; la he celebrado sobre altares construidos en estadios,
en las plazas de las ciudades... Estos escenarios tan variados de mis
celebraciones eucarísticas me hacen experimentar intensamente su
carácter universal y, por así decir, cósmico. ¡Sí, cósmico! Porque
también cuando se celebra sobre el pequeño altar de una iglesia
en el campo, la Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar
del mundo. Ella une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la
creación. El Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir
todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquél que lo hizo de
la nada."
Les dejo escuchar el canto Adoro te devote de Santo Tomás de
Aquino, cuya traducción transcribo aquí abajo. Espero que también les
sirva esta oración para rezar ante Cristo Eucaristía en la solemnidad
del Corpus Christi y en las visitas a Jesús Sacramentado. Delante del Sagrario tenemos el mejor lugar para hacer oración, conocer a Jesús y establecer un diálogo amistoso con Él.
Al juzgar de Ti, se equivocan la
vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que
esta Palabra de verdad.
En la Cruz se escondía sólo la
Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; sin embargo, creo y
confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.
No veo las llagas como las vió Tomás
pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en
Ti espere y que te ame.
¡Memorial de la muerte del Señor! Pan
vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que
siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame
a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de
todos los crímenes al mundo entero.
Jesús, a quien ahora veo oculto, te
ruego, que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a
cara, sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.
Entonces ¿qué hacer cuando sientes desgana en la vida de oración?
En Cristo mismo está la respuesta. La falta de vitaminas y de energía en la vida espiritual tiene su principal remedio en el Pan de los fuertes: Cristo Eucaristía. Él es nuestra fuerza.Si debiéramos aceptar que nuestra vida eucarística ha sido pobre hasta el presente, no importa, vayamos a reconocerlo en su presencia con las palabras de San Agustín: "Tarde te amé, Belleza siempre antigua y siempre nueva. Tarde te amé." Tarde, pero a tiempo, pues mientras vivamos estamos a tiempo para poner remedio. El Sagrario es nuestro lugar de descanso y la Eucaristía nuestro alimento espiritual. Por más claro que esté el mensaje de Cristo y por más que tengamos a Cristo Eucaristía muy a la mano en cualquier capilla, puede ser un gran descubrimiento. Él es nuestro viático camino al cielo, Alguien que no puede faltar.
Ojalá en esta fiesta del Corpus Christi lo recibamos con la fe sencilla, la pureza y la ilusión con que lo hicimos el día de nuestra primera comunión.
¿Quieres apoyar en la construcción de la ermita del Sagrado Corazón?
Aquellos que tengan interés y posibilidad de ayudar para terminar la ermita del Sagrado Corazón, encuentran los datos en este enlace y algunas fotos más de cómo va la obra. Les agradeceré mucho su aportación, grande o pequeña, pues construirla ha resultado más difícil de lo que imaginaba.Ya estamos en el último esfuerzo para terminar esta ofrenda al Sagrado Corazón donde muchos, especialmente campesinos, podrán hacer adoración eucarística en familia. Espero que sea una especie de jardín donde el espíritu respire aire fresco y desde donde se difunda el amor a Cristo Eucaristía en muchas comunidades.
NO TENGO
GANAS DE ORAR
Después de vagabundear un poco, he entrado en una iglesia sin demasiada convicción, con el propósito de salir cuanto antes de allí; no tenía ganas de orar.
He realizado un esfuerzo inmenso para permanecer arrodillado en el banco durante cinco minutos; experimentaba un malestar indecible.
Al fin, para despedirme, en un clima de sinceridad, dije con toda franqueza: "Señor, no tengo ganas de orar, es inútil insistir, excúsame, me voy... dejémoslo para una ocasión más propicia..."
Lo repetí una vez más y luego otra y otra, al final perdí la cuenta... pues bien, salí de la iglesia al cabo de una hora. Estaba distensionado, sereno, contento como en raras ocasiones. Reconciliado conmigo mismo y con todos los inoportunos de este mundo.
Por eso te digo, querido amigo: si esperas para orar hasta que tengas ganas, estás perdido. Debes tener el coraje para orar incluso cuando no tengas ganas. Sobre todo en ese momento, "todo es gracia"... introdúcete por el corredor oscuro de la desgana, sigue adelante aunque tengas la impresión de que no llegarás nunca a la luz. Sigue adelante aunque te sientas frío, árido, seco y vacío. A fuerza de insistir, el túnel oscuro desembocará en un espectáculo de luz resplandeciente.
Di al Señor, cuando te encuentres delante de Él, todo lo que sientas, todo lo que lleves dentro, lo que te preocupa y lo que te alegra. Y si estás fastidiado, díselo también, que Él comprende todo, entiende mejor que tú el estado de ánimo que llevas. Más todavía, Él te dará lo que necesitas para comunicarte mejor, Él te enviara su Espíritu sin el cual no podemos decir "¡Padre!". Déjate amar por Él. Quédate un momento en silencio. No te desconcierte ni desaliente que a veces el Señor parece también guardar silencio.
Es preciso creer que Dios está presente en las largas noches, en los días negros, para tomarte de la mano y guiar tus pasos por sus sendas. Cuando digas "no tengo ganas de orar" es precisamente el momento oportuno... es cuando Dios actúa, por lo que es preciso, es urgente, que no esperes más; es el "tiempo favorable" para iniciar un encuentro con quien siempre te espera, con el Padre que continuamente piensa en ti y se hace el encontradizo para demostrarte su amor.
¿No has visto nunca en la montaña ciertas flores que nacen en las oscuras hendiduras de las rocas?
La oración más espontánea puede despuntar después de una larga preparación de aridez, después de momentos de desolación.
En cada uno de nosotros hay un niño que lloriquea: "no tengo ganas..." Pero hay, asímismo, un adulto que suplica: "No te preocupes. Ora como si las tuvieras".
¡Cuando las ganas decrecen, es el momento en el que debes tener el coraje de orar!
Vitaminas para el alma
Cuando las horas de desaliento te invadan el alma, y las lágrimas afloren en tus ojos, búscame: YO SOY AQUÉL que sabe consolarte y pronto detiene tus lágrimas.Cuando desaparezca tu ánimo para luchar en las dificultades de la vida, o sientas que estas pronto a desfallecer, llámame: YO SOY LA FUERZA capaz de remover las piedras de tu camino y sobreponerte a las adversidades del mundo.
Cuando, sin clemencia, te encontraras sin donde reclinar tu cabeza, corre junto a mi: YO SOY EL REFUGIO, en cuyo seno encontrarás guarida para tu cuerpo y tranquilidad para tu espíritu.
Cuando te falte la calma, en momentos de gran aflicción, y te consideres incapaz de conservar la serenidad de espíritu, invócame: YO SOY LA PACIENCIA que te ayudará a vencer las dificultades más dolorosas y triunfar en las situaciones más difíciles.
Cuando te debatas en los misterios de la vida y tengas el alma golpeada por los obstáculos del camino, grita por mí: YO SOY EL BÁLSAMO que cicatrizará tus heridas y aliviará tus padecimientos.
Cuando el mundo sólo te haga falsas promesas y creas que ya nadie puede inspirarte confianza, ven a mí: YO SOY LA SINCERIDAD, que sabe corresponder a la franqueza de tus actitudes y a la nobleza de tus ideas.
Cuando la tristeza o la melancolía intenten albergarse en tu corazón, clama por mí: YO SOY LA ALEGRÍA que te infunde un aliento nuevo y te hará conocer los encantos de tu mundo interior.
Cuando, uno a uno, se destruyan tus ideales más bellos y te sientas desesperado, apela a mí: YO SOY LA ESPERANZA que te robustece la Fe.
Cuando la impiedad te revele las faltas y la dureza del corazón humano, aclámame: YO SOY EL PERDÓN, que te levanta el ánimo y promueve la rehabilitación de tu alma.
Cuando dudes de todo, hasta de tus propias convicciones, y el escepticismo te aborde el alma, recurre a mí: YO SOY LA FE que te inunda de luz y de entendimiento para que alcances la FELICIDAD.
Cuando ya nadie te tienda una mano tierna y sincera y te desilusiones de los sentimientos de tus semejantes, aproxímate a mí: YO SOY LA RENUNCIA que te enseñará a entender la ingratitud de los hombres y la incomprensión del mundo.
Y cuando al fin, quieras saber quién soy, pregúntale al río que murmura, al pájaro que canta, a las estrellas que titilan. YO SOY LA DINÁMICA DE LA VIDA, Y LA ARMONÍA DE LA NATURALEZA.
ME LLAMO AMOR. SOY EL REMEDIO PARA TODOS LOS MALES QUE ATORMENTEN TU ESPÍRITU.
Ven a mí... que yo te llevaré a las serenas mansiones del infinito... bajo las luces brillantes de la eternidad...
Jesucristo.
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