|
Lorenzo de Másculis de Villamagna, Beato |
Presbítero
Martirologio Romano: En Ortona, en el Abruzo, Italia, beato
Lorenzo de Másculis de Villamagna, presbítero de la Orden de
los Hermanos Menores, ilustre por su celo en predicar la
palabra de Dios. († 1535)
Fecha de beatificación: Culto aprobado el
28 de febrero de 1923 por el Papa Pío XI.
Lorenzo nació en Villamagna,
provincia de Chieti, hijo de Silverio de Masculis y
de Pippa D’Eletto, el 12 de mayo de 1476. Ingresó
muy joven en la Orden de los Hermanos Menores, donde
se distinguió por la asiduidad en la oración, su amor
a la pobreza y a la obediencia, su devoción a
la Eucaristía y por el amor divino del cual estaba
inflamado: desarrolló un intenso apostolado, fue muchas veces solicitado en
las principales ciudades de Italia por su santidad y su
profunda doctrina. Fue favorecido por Dios con el don de
milagros y profecía.
El siglo XV es el siglo de oro
del franciscanismo. Los numerosos conventos, esparcidos un poco por todas
partes, también en el fuerte y gentil Abruzzo, parecían colmenas,
ricos en santos religiosos y ardientes apóstoles. En este feliz
período Lorenzo plasmó su eximia virtud, tanto que emulaba a
sus grandes cohermanos, el primero de todos San Juan de
Capistrano, la gloria más brillante del Abruzzo, el incansable apóstol
de Europa. La vida sacerdotal de Lorenzo duró 35 años
y puede resumirse en estas pocas y sencillas palabras: predicó,
enseñó, exhortó y pacificó pueblos. Fue un profundo teólogo y
famoso predicador. Su palabra parecía la de un profeta, conmovía
hasta el llanto. Las conversiones eran frecuentes. No subía nunca
al púlpito sin someterse antes a ásperas flagelaciones, consciente de
que la penitencia atrae las divinas misericordias. Para responder a
las frecuentes solicitudes de predicación que le venían de todas
partes de Italia, debía emprender largos y difíciles viajes. Caminaba
siempre a pie descalzo. Su comportamiento era ya una de
sus convincentes predicaciones.
En 1535 los habitantes de Ortona a Mare,
deseosos de escuchar la palabra de Lorenzo le pidieron predicar
la cuaresma, pero la fibra del infatigable apóstol, se había
reducido a un estado lamentable, a causa de las largas
fatigas, las ásperas penitencias y los largos viajes. La cuaresma
de aquel año marcó la extinción de una llama. El
bien obrado entre los ortoneses fue extraordinario. Cuando lo veían
subir al púlpito se sentían conmovidos hasta las lágrimas, cuando
bajaba de él le besaban las manos y la túnica.
Todos le demostraron reconocimiento por el gran bien realizado en
medio de ellos. Un día, mientras predicaba, inspirado por el
Señor exclamó con espíritu profético: “Dentro de quince días estaré
en la eternidad yo en primer lugar y después me
seguirán otros de ustedes”.
Efectivamente después de unos días fue atacado
por un fuerte acceso de gota que lo obligó a
suspender la predicación y reducirse al lecho. Purificado por el
dolor soportado con gran resignación, expiraba serenamente el 6 de
junio de 1535, a la edad de 59 años, en
Ortona a Mare. Su cuerpo después de algunos años fue
encontrado incorrupto. En 1829 fue colocado bajo el altar mayor
en la iglesia franciscana de Santa María delle Grazie
del lugar.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario