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Florida Cevoli, Beata |
Clarisa Capuchina
Florida Cevoli, en el siglo Lucrecia Elena, hija del
conde Curzio Cevoli y de la condesa Laura della Seta,
nació en Pisa (Italia) el 11 de noviembre de 1685.
Educada en la fe en el seno de su familia,
afinó su espíritu bajo la guía de las clarisas del
monasterio de San Martín, de Pisa, adonde la llevaron a
los 13 años y donde vivió como educanda durante cinco
años. Aquel clima de silencio que se respiraba allí suscitó
en ella un gran deseo de la vida religiosa.
A los
18 años ingresó en el monasterio de las Clarisas capuchinas
de Città di Castello (Perusa), el 7 de junio de
1703; tomó el nombre de Florida. Guiada por los consejos
y sobre todo por los ejemplos de santa Verónica Giuliani,
maestra de las novicias, sor Florida demostró un espíritu de
oración excepcional y un gran deseo de progresar en el
camino de la contemplación. Se insertó en la vida comunitaria
con espíritu atento y humilde, prodigándose en los trabajos más
modestos. Hizo la profesión religiosa el 10 de junio de
1704.
Desempeñó varios oficios: cocinera, despensera, panadera, responsable de la farmacia,
maestra de novicias, vicaria y abadesa. En 1716 sor Verónica
fue nombrada abadesa del monasterio y sor Florida, vicaria; estaban
tan compenetradas, que toda la comunidad recibió un gran impulso
hacia el ideal de la íntima unión con Cristo: era
la confidente de la Santa y además le ayudaba como
secretaria. En 1727, al morir sor Verónica, fue llamada a
ocupar su puesto, y hasta su muerte, ejerció el oficio
de abadesa, reelegida en trienios consecutivos, con algunos intervalos.
Como su
maestra, fue una gran reformadora: se distinguió por una vida
de pobreza y austeridad, propia de la reforma de las
capuchinas. Los sufrimientos de Cristo en su pasión y la
presencia eucarística constituían el objeto primario de su contemplación y
de su amor; tenía una devoción especial a la Virgen
de los Dolores. Su fama de santidad en vida fue
mayor que la de santa Verónica. Es de destacar el
servicio que prestó a Città di Castello como mediadora de
paz, con ocasión del levantamiento popular que estalló a la
muerte del papa Benedicto XIV, en 1758. Murió el 12
de junio de 1767.
La beatificó Juan Pablo II el
16 de mayo de 1993.
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