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Eustaquio (José) Kugler, Beato |
Un religioso que resistió a políticas nazis
Ni el miedo frente a la presión nazi ni
el rechazo a las personas discapacitadas que se vivía en
su país con el Nacionalsocialismo de Hitler pudieron apagar la
intensa espiritualidad y el amor a los limitados físicos que
tuvo el hermano Eustaquio Kugler.
La diócesis de Regensburg celebra su
beatificación este domingo, en una ceremonia presidida por monseñor Angelo
Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los
Santos y enviado por el papa Benedicto XVI.
Hospitalario con los
discapacitados
Su nombre de pila era José. A los 16 años,
mientras trabajaba en una construcción, cayó de un andamio, a
la altura de 4 metros y tuvo una distorsión en
el pie y una herida que lo hicieron cojear toda
su vida.
El hermano Kugler, (1867 – 1946) ingresó a los
26 años a la orden de San Juan de Dios,
luego de haber entrado en contacto con esta comunidad durante
la construcción de un hospital en Reichenbach (Alemania).
Durante casi toda
su vida religiosa fue prior de diversas comunidades y de
su Provincia religiosa. Cargo al que era reelegido por voluntad
de los propios miembros de la orden de San Juan
de Dios.
Tenía un gran sentido de la justicia y
un talento para la organización. Bajo su mando estaban 16
hospitales con 2.500 personas asistidas. En 1929 se inauguró un
magno hospital (masculino y femenino) con su iglesia en Regensburg,
en honor a San Pío V.
Se preocupó que se
atendieran principalmente a los pobres. Escribió los criterios para acompañar
a los enfermos en los hospitales que se rigen en
la actualidad. Aún con esta responsabilidad, pasaba las noches caminando
por los pasillos del hospital velando por las necesidades de
los enfermos, desde las más pequeñas.
“Los que trabajamos en el
campo de la discapacidad sabemos que las personas se abren
sólo con quienes tienen el corazón abierto hacia ellas. El
hermano Eustaquio Kugler, fue un gran modelo de este enfoque”,
afirma Ubli Doblinger, actual responsable de la pastoral del centro
para personas discapacitadas de Reichenbach, en un video editado por
Max Kronawitter.
Para el postulador de su beatificación, el hermano Félix
Lizaso, Kugler vivió su llamado en medio de dos importantes
pilares: “Una realidad existencial profunda en la comunidad, con una
vida de fe y espiritualidad y una vida de entrega
a los enfermos”, dijo en diálogo con Zenit.
Peligro nazi
Como muchas
otras órdenes religiosas y la misma Iglesia, los hermanos de
San Juan de Dios eran acechados por los nazis. También
lo eran los mismos enfermos que ellos atendían. Muchos fueron
deportados ya que los nazis los consideraban un tumor para
la sociedad, pero el hermano Kugler puso todo su empeño
por salvarlos de la cámara de gas.
El 17 de
agosto de 1943 hubo un gran bombardeo sobre Ratisbona. Los
alrededores del hospital fueron destruidos. En cambio, este centro de
salud quedó intacto. “Podemos decir que aquí hay un santo,
que nos ha salvado de la guerra y de las
bombas”, decía un pastor evangélico.
Cuenta el padre Lizaso que
un día Hitler pasó frente al hospital. Todos corrieron a
asomarse a las ventanas para verlo. El hermano Kugler en
cambio, no quiso mirarlo y decía a sus hermanos “nuestro
Fuhrer vive ahí”, señalándoles el sagrario.
“Nunca iba a ningún
sitio si no era con el rosario en la mano.
Era un hombre muy recto. Con espíritu de oración, de
recogimiento, de humildad”, asegura su postulador.
Sufrió mucho por la devastación
nazi. Soportó más de 30 interrogatorios de la Gestapo. Fue
tal su impresión que durante uno de estos cayó desmayado.
“Además de no delatar a ningún hermano, ni a otras
personas, mantuvo gran silencio en su comunidad sobre los interrogatorios
y trato recibido. Ni se quejó ni insultó a los
policías” testimonia Lizaso.
Hubo hermanos que abandonaron la orden, deslumbrados por
las ideologías nazis. Esto golpeó profundamente a Eustaquio. Pero guardando
la calma, se refería a los nazis diciendo: “Esos árboles
no crecerán hasta el cielo”.
“No era una persona de oficiales
estudios teológicos, pero sí de una espiritualidad ascética profunda, una
innegable vivencia mística por su vida interior y profundidad de
fe, que acompañaba a sus actos en auténtica respuesta de
amor a Dios”, asegura su postulador.
El hermano Kugler murió
en 1946 de un tumor en el estómago. Han pasado
más de 60 años después de su tránsito. Hoy sus
hermanos, así como miles de fieles en Regensburg admiran de
él su sencillez, su sabiduría y su espíritu de servicio.
Fue
beatificado el 4 de octubre de 2009 durante el pontificado
de S.S. Benedicto XVI.
Está disponible en el sitio web de
la Orden Hospitalarioa San Juan de Dios un
hermoso vídeo sobre el Beato Eustaquio.
ORACIÓN Me dirijo confiadamente a ti,
oh mi Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, admirado por el
ejemplo extraordinario de fe y entrega de tu fiel Siervo Eustaquio
Kugler, que consagró enteramente su vida al servicio de la
caridad, por amor, en favor de los enfermos y desprotegidos. Su
ejemplo de vida santa y de servicio total a la
hospitalidad estimula mi fe y mi confianza en ti, para
pedirte, por su intercesión, esta intención personal... que ahora te indico. Haz
que, favorecido por tu bondad, yo te reconozca como mi
Dios y Señor y que tu Siervo Eustaquio Kugler sea
glorificado para nuestro ejemplo e intercesión. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Si
usted tiene información relevante para la canonización del Beato Eustaquio,
contacte a: Frt. Félix Lizaso Berruete, OH Barmherzigen
Brüder - Bayerische Ordensprovinz Südliches Schlosondell 5
80638 München, ALEMANIA
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