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Erasmo de Formia, Santo |
Obispo y Mártir
San Erasmo de Formia, muerto hacia 303 d.
C. también conocido como San Elmo, es el santo patrón
de los marineros.
Jacobo de la Vorágine en su Leyenda dorada,
le reconoce como un obispo de Formia y de la
Campania, un eremita de las montañas libanesas y un mártir
sacrificado durante las persecuciones del emperador bizantino Diocleciano.
Según la leyenda,
cuando empezaron las persecuciones de Diocleciano, Erasmo fue obligado a
comparecer ente un juez, le golpearon y le escupieron, después
le causaron laceraciones que hicieron que se le reventaran las
venas. Erasmo sufrió estos tormentos con una gran presencia de
ánimo. Le metieron en una fosa llena de serpientes y
gusanos, le rociaron con aceite hirviendo y cubrieron sus manos
con azufre, pero él resistió todos estos suplicios con un
estoicismo formidable "dando gracias y alabando a Dios". Una terrible
tormenta se abatió sobre sus torturadores salvando a Erasmo de
una muerte segura, los Santos le estaban protegiendo. Diocleciano le
hizo meter en otra fosa más angosta esperando que las
serpientes y los gusanos acabaran con él.
A Diocleciano le sucedió
el emperador romano Maximiano Hercule quien, según Voragine, "(…) era
mucho peor que Diocleciano". Erasmo siguió predicando el Evangelio y
fue, nuevamente, perseguido. Le zambulleron en un baño que contenía
agua hirviendo e intentaron cerrarle la boca aplicándole una combinación
que contenía un metal derretido. Un ángel acudió en su
ayuda resguardándole de sus torturadores. El emperador, enfurecido, le hizo
meter en un tonel claveteado con pinchos y lo lanzó
desde lo alto de una montaña, haciéndolo rodar; un ángel
volvió a salvarle. Sufrió otras torturas:
"Le arrancaron los dientes (…)
con unas tenazas. Le ataron a un poste y le
asaron sobre unas parrillas… le atravesaron los dedos con unos
clavos y le arrancaron los ojos. Desnudo, le ataron de
pies y manos a unos caballos con el fin de
que éstos le arrastraran hasta que sus venas reventaran".
Esta versión
de la Leyenda dorada, no cuenta de qué forma Erasmo
huyó al monte Líbano y sobrevivió alimentándose con lo que
unos cuervos le llevaban, un misterio pre-cristiano, sin duda, interesante.
Volvió a ser capturado, le llevaron ante el emperador que
le condenó, fue recubierto con pez y quemado (como lo
fueron los primeros cristianos durante los juegos de Nerón), pero…
sobrevivió. Vuelto a encerrar con la intención de dejarle morir
de hambre, él se las compuso para evadirse de la
misma.
De nuevo volvió a ser capturado y torturado en la
provincia de Illyricum tras haber predicado y convertido al cristianismo
a numerosos paganos. Por último, y según la leyenda, "su
estómago fue partido en dos y sus intestinos fueron enrollados
alrededor de un cabrestante".
Erasmo fue denominado patrón de los
marinos porque continuó predicando después de que un rayo abriera
la tierra cerca de él. Este hecho hizo creer a
los marinos que, cuando se desata la tormenta en el
mar, invocando a San Erasmo se librarían del peligro de
naufragar. Las descargas eléctricas en los mástiles de los navíos
fueron consideradas como un signo de su protección y, por
ello, fueron llamadas "Fuegos de San Elmo".
Además de ser el
patrón de los marinos, es invocado, también, contra los cólicos
infantiles, las enfermedades intestinales, los calambres y dolores propios de
las mujeres, y contra la peste de los animales.
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