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Benilde de Córdoba, Santa |
Mártir
Era bastante anciana ya cuando se desató en su Córdoba
natal una persecución califal contra el cristianismo de las que
hacen época; nunca mejor dicho: la gran era de los
mártires cordobeses. Desde hacía dos años no cesaban los muertos
por la fe cristiana.
San Fandila, sacerdote natural de Guadix y
gran catequista, fue degollado por su actividad cristiana el 13
de Junio de este año 853 y al día siguiente
lo fueron santa Digna, religiosa contemplativa, y san Félix, monje
de un convento de la capital y natural de Alcalá
de Henares. Es decir, todo cristiano significativo estaba siendo eliminado
para desarraigar la fe de Cristo y «evangelizar» Córdoba en
el espíritu del Corán.
Como los moros eran bien conocedores de
las costumbres cristianas, después de la ejecución, se quemaban los
cuerpos de los mártires y sus cenizas las esparcían en
el río Guadalquivir para evitar la creación de santuarios en
las tumbas de los mártires.
Benilde, a pesar de sus muchos
años, se llenó de valentía evangélica, alzó su grito de
libertad en contra de la tiranía y proclamó en voz
alta que prefería la fe a la vida y la
coherencia creyente al silencio cómplice con aquel «terrorismo de estado».
Su gesto claro, generoso y valiente le costó el cuello
y también fue incinerada para desperdigar sus restos en el
río.
Dicen los entendidos que las aguas del Guadalquivir bajan, desde
entonces, «contaminadas» por el único barro que, en lugar de
ensuciar, fecundan a la Iglesia andaluza: la riada del amor
que no puede engañarse ni engañarnos.
No, si ya veréis como
los viejos que están cerca de la Iglesia van a
poder darnos, al final, más de una lección de vida
comprometida con el evangelio.
Al tiempo...
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