Hoy, 3 de abril, conmemoramos a San RICARDO de CHICHESTER, Obispo.
SAN RICARDO DE CHICHESTER (1197-1253) nació en Wych, aldea del condado de Worcester, Inglaterra, hijo de una modesta familia de labradores. Queda huérfano muy joven, y él y sus hermanos se ven obligados a trabajar arduamente para no perder la parcela de terreno que era el patrimonio familiar.
Sin embargo, los libros y el estudio son la pasión de Ricardo. Con grandes sacrificios consigue concluir sus estudios en Oxford, graduándose como bachiller, luego de haber renunciado al matrimonio con una joven rica.
Bajo la guía de los futuros obispos Rich y Grosseteste viaja a París, y luego de una breve estancia prosigue hasta Bolonia, donde estudia Derecho Canónigo ocho años. De regreso en Oxford es nombrado súbitamente Rector de la Universidad, cuando su maestro Rich deja el cargo para convertirse en Arzobispo de Canterbury.
En 1240 acompaña a su maestro en un viaje a Pontigny, Francia, donde éste muere de manera inesperada, habiéndole legado a San Ricardo una pequeña heredad y un hermoso cáliz, con el que a veces se le representa. Permanece en ese país y en Orléans estudia teología dos años con los Dominicos. Finalmente se ordena sacerdote en 1242, a los 45 años de edad.
Los sueños de San Ricardo al volver a Inglaterra eran fungir humildemente como párroco de una pequeña diócesis. Pero lo que le esperaba era convertirse sin él quererlo en una pieza clave de la política de la época.
En contra de la voluntad del rey Enrique III, el papa Inocencio IV lo nombra Obispo de Chichester en 1245. El rey mandó entonces confiscar todos los bienes de la diócesis, y dio órdenes de que se le cerraran todas las puertas en Chichester.
San Ricardo tuvo que ejercer por esa causa un obispado ambulante, realizando oficios humildes y visitando las chozas de los pescadores y a las familias más pobres, viajando casi siempre a pie y desprovisto de todo.
Esto no impidió que cumpliera con las obligaciones de su elevada jerarquía, pues en este período hace celebrar los sínodos, cuyas resoluciones son llamadas «Constituciones de San Ricardo». En ellas son combatidos los abusos más comunes en la época, los cuales él conoció en persona, y a los cuales condena con energía.
Luego de ocho años de obispado, consagrados a defender el derecho frente a los abusos de poder, y siendo amado por su pueblo a causa de su dulzura evangélica y su austeridad, San Ricardo fallece falto de recursos y agotado, en un retiro para sacerdotes pobres llamado “Casa de Dios”.
SAN RICARDO DE CHICHESTER nos enseña el valor de la fortaleza moral para combatir los abusos de los poderosos.
SAN RICARDO DE CHICHESTER (1197-1253) nació en Wych, aldea del condado de Worcester, Inglaterra, hijo de una modesta familia de labradores. Queda huérfano muy joven, y él y sus hermanos se ven obligados a trabajar arduamente para no perder la parcela de terreno que era el patrimonio familiar.
Sin embargo, los libros y el estudio son la pasión de Ricardo. Con grandes sacrificios consigue concluir sus estudios en Oxford, graduándose como bachiller, luego de haber renunciado al matrimonio con una joven rica.
Bajo la guía de los futuros obispos Rich y Grosseteste viaja a París, y luego de una breve estancia prosigue hasta Bolonia, donde estudia Derecho Canónigo ocho años. De regreso en Oxford es nombrado súbitamente Rector de la Universidad, cuando su maestro Rich deja el cargo para convertirse en Arzobispo de Canterbury.
En 1240 acompaña a su maestro en un viaje a Pontigny, Francia, donde éste muere de manera inesperada, habiéndole legado a San Ricardo una pequeña heredad y un hermoso cáliz, con el que a veces se le representa. Permanece en ese país y en Orléans estudia teología dos años con los Dominicos. Finalmente se ordena sacerdote en 1242, a los 45 años de edad.
Los sueños de San Ricardo al volver a Inglaterra eran fungir humildemente como párroco de una pequeña diócesis. Pero lo que le esperaba era convertirse sin él quererlo en una pieza clave de la política de la época.
En contra de la voluntad del rey Enrique III, el papa Inocencio IV lo nombra Obispo de Chichester en 1245. El rey mandó entonces confiscar todos los bienes de la diócesis, y dio órdenes de que se le cerraran todas las puertas en Chichester.
San Ricardo tuvo que ejercer por esa causa un obispado ambulante, realizando oficios humildes y visitando las chozas de los pescadores y a las familias más pobres, viajando casi siempre a pie y desprovisto de todo.
Esto no impidió que cumpliera con las obligaciones de su elevada jerarquía, pues en este período hace celebrar los sínodos, cuyas resoluciones son llamadas «Constituciones de San Ricardo». En ellas son combatidos los abusos más comunes en la época, los cuales él conoció en persona, y a los cuales condena con energía.
Luego de ocho años de obispado, consagrados a defender el derecho frente a los abusos de poder, y siendo amado por su pueblo a causa de su dulzura evangélica y su austeridad, San Ricardo fallece falto de recursos y agotado, en un retiro para sacerdotes pobres llamado “Casa de Dios”.
SAN RICARDO DE CHICHESTER nos enseña el valor de la fortaleza moral para combatir los abusos de los poderosos.
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