sábado, 22 de noviembre de 2014

Ser santos




Tiempo perdido
El tiempo que no dediquemos a ser santos, es tiempo perdido. Ya lo dice el Apóstol San Pablo que todo lo que hagamos, ya sea comer, beber, o cualquier otra cosa, lo hagamos para la gloria de Dios, es decir, para ser santos. La voluntad de Dios es que seamos santos, y no hay mayor objetivo en la vida que éste de llegar a la santidad. El demonio solo teme que nos decidamos de una vez por todas a ser santos, porque sabe que cuando gustemos el primer bocado de la santidad, nos habrá perdido para siempre, porque la santidad es tan sabrosa que una vez entrevista, nos da cada vez más hambre de Dios y de santidad y ya el demonio no nos puede detener de ninguna forma. Por eso es que el demonio hace todo lo posible para que los hombres pasen la vida entretenidos en mil bagatelas y viviendo descuidados y sin pensar en sus destinos eternos. Los distrae del pensamiento de la muerte, que a todos nos sobrevendrá, y así cosecha innumerables almas para su Infierno. Es tiempo de despertar y ser patriotas y héroes, porque el que se santifica es el que más ama a su Patria y es el gran benefactor de la humanidad. ¿Queremos hacer algo por el mundo, por los hombres, por Dios? Tratemos seriamente de ser santos, y haremos mucho, haremos todo lo que puede hacer un hombre en este mundo y en el otro.

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