martes, 11 de noviembre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 11 DE NOVIEMBRE DEL 2014



Siervos inútiles ante el Señor
Tiempo Ordinario

Lucas 17, 7-10. Tiempo Ordinario. Todo lo que tenemos, procede de Dios, como un inmenso e inexplicable regalo. 


Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net




Del santo Evangelio según san Lucas 17, 7-10
«¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: "Pasa al momento y ponte a la mesa?" ¿No le dirá más bien: "Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?" ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer».

Oración introductoria
Jesús, creo en Ti, mi Creador y Señor. Te hiciste hombre por mí y me has dado todo lo que tengo. Me has perdonado mi infidelidad, mi tibieza. No merezco tanto amor… Guía mi oración para que descubra cómo debo corresponder a tu amor, a tu perdón, a tu cercanía.

Petición
Te suplico tu gracia y tu misericordia para ser humilde y digno de presentarme ante Ti en esta oración.

Meditación del Papa Francisco
Porque la fe es un encuentro con Jesús, y nosotros debemos hacer lo mismo que hace Jesús: encontrar a los demás. Vivimos una cultura del desencuentro, una cultura de la fragmentación, una cultura en la que lo que no me sirve lo tiro, la cultura del descarte. Pero sobre este punto os invito a pensar —y es parte de la crisis— en los ancianos, que son la sabiduría de un pueblo, en los niños... ¡la cultura del descarte! Pero nosotros debemos ir al encuentro y debemos crear con nuestra fe una “cultura del encuentro”, una cultura de la amistad, una cultura donde hallamos hermanos, donde podemos hablar también con quienes no piensan como nosotros, también con quienes tienen otra fe, que no tienen la misma fe. Todos tienen algo en común con nosotros: son imágenes de Dios, son hijos de Dios. Ir al encuentro con todos, sin negociar nuestra pertenencia» (S.S. Francisco, 18 de mayo de 2013).

Reflexión
Jesús no aprueba ese trato abusivo y arbitrario del amo, sino que se sirve de una realidad muy cotidiana para las gentes que le escuchaban, e ilustra así cuál debe ser la disposición de la criatura ante su Creador: desde nuestra propia existencia hasta la bienaventuranza eterna que se nos promete.

Todo lo que tenemos, todo lo que gozamos y todo lo que poseemos, procede de Dios, como un inmenso e inexplicable regalo. Por esto, siempre debemos agradecerle, ya que estamos en deuda con Él. Debemos tener una actitud humilde de siervos ante Dios, lejos del orgullo, pues Él no nos exige nada que no seamos capaces de hacer. Por más que hagamos en su nombre, siempre nos quedamos cortos en comparación a todos sus dones.

Aunque esta exigencia nos parezca dura y lejana, no debemos perder de vista que Dios es Amor, y cuanto pide no es más que una muestra de ese amor, el cual, aceptado con paciencia, no es esclavitud y sacrificio, sino liberación y una carga que nos da alas.

Propósito
Mostrar siempre a los demás un rostro alegre, natural, servicial, digno, noble.

Diálogo con Cristo
Exigir con altanería «mis derechos», querer acaparar siempre la atención, buscar ser servido, son manifestaciones de mi orgullo. Señor, ayúdame a recordar siempre que sólo los humildes y los sencillos de corazón son los que están cerca de Ti y pueden poseerte. Jesús, haz mi corazón semejante al tuyo.

martes 11 Noviembre 2014

Martes de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario

San Martín de Tours

Leer el comentario del Evangelio por
San Ambrosio : «Somos unos servidores sin importancia»

San Pablo a Tito 2,1-8.11-14.
Querido hermano:
En cuanto a ti, debes enseñar todo lo que es conforme a la sana doctrina.
Que los ancianos sean sobrios, dignos, moderados, íntegros en la fe, en el amor y en la constancia.
Que las mujeres de edad se comporten como corresponde a personas santas. No deben ser murmuradoras, ni entregarse a la bebida. Que por medio de buenos consejos,
enseñen a las jóvenes a amar a su marido y a sus hijos,
a ser modestas, castas, mujeres de su casa, buenas y respetuosas con su marido. Así la Palabra de Dios no será objeto de blasfemia.
Exhorta también a los jóvenes a ser moderados en todo,
dándoles tú mismo ejemplo de buena conducta, en lo que se refiere a la pureza de doctrina, a la dignidad,
a la enseñanza correcta e inobjetable. De esa manera, el adversario quedará confundido, porque no tendrá nada que reprocharnos.
Porque la gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado.
Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad,
mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús.
El se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien.

Salmo 37(36),3-4.18.23.27.29.
Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón.

El Señor se preocupa de los buenos
y su herencia permanecerá para siempre;
El Señor asegura los pasos del hombre
en cuyo camino se complace:

Aléjate del mal, practica el bien,
y siempre tendrás una morada,
pero los justos poseerán la tierra
y habitarán en ella para siempre.



Lucas 17,7-10.
El Señor dijó:
«Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando este regresa del campo, ¿acaso le dirá: 'Ven pronto y siéntate a la mesa'?
¿No le dirá más bien: 'Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después'?
¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: 'Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber'.»


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Sobre el Evangelio de San Lucas 8, 31-32

«Somos unos servidores sin importancia»

Que nadie se gloríe de lo que hace, puesto que es, en la más simple justicia, que debemos al Señor nuestro servicio... Mientras vivimos, debemos trabajar para  el Señor. Reconoce, pues, que eres un servidor dedicado a muchos servicios. No te pavonees de ser llamado «hijo de Dios» (1Jn 3,1): reconozcamos esta gracia, pero no olvidemos nunca nuestra naturaleza. No te envanezcas de haber servido bien, porque no has hecho más que lo que debías hacer. El sol cumple su función, la luna obedece, los ángeles hacen su servicio. San Pablo, «instrumento escogido por Dios para los paganos» (Hch 9,15), escribe: «No merezco ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios» (1Co 15,9). Y si en otra parte muestra que no tiene conciencia de falta alguna, añade seguidamente: «Pero no por eso quedo absuelto» (1 Co 4,4). Tampoco nosotros no pretendamos ser alabados por nosotros mismos, no adelantemos el juicio de Dios.

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