sábado, 13 de septiembre de 2014

Edificar sobre roca

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 13 DE SEPTIEMBRE DEL 2014


Lucas 6, 43-49. Tiempo Ordinario. Comienza a edificar sobre Su roca y deja que El arregle las cosas que a ti no te salen.
 
Edificar sobre roca
Edificar sobre roca
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 43-49

En aquel tiempo decía Jesús a sus discípulos: No hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca. ¿Por qué me llamáis: Señor, Señor, y no hacéis lo que digo? Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante: Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada. Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa.

Oración Introducción

Señor, Señor, soy de esos que te llaman y no hacen lo que dices. Dame una fe fuerte, segura, que pueda dar frutos de bondad, así estaré construyendo mi vida sobre la roca firme de Tu Amor.

Petición

Dios mío, ayúdame a producir frutos buenos y abundantes.

Meditación del Papa Francisco

Son palabras buenas, pero si no se ponen en práctica no sólo no sirven, sino que hacen mal: nos engañan, nos hacen creer que tenemos una casa bonita, pero sin base. Una casa que no está construida sobre la roca.
Esta figura de la roca se refiere al Señor. Isaías lo dice: "Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la roca perpetua". ¡La roca es Jesucristo! ¡La roca es el Señor! Una palabra es fuerte, da vida, puede ir adelante, puede tolerar todos los ataques, si esta palabra tiene sus raíces en Jesucristo. Una palabra cristiana que no tiene sus raíces vitales en la vida de una persona, en Jesucristo, ¡es una palabra cristiana sin Cristo! ¡Y las palabras cristianas sin Cristo engañan, hacen mal! Un escritor inglés, una vez, hablando de las herejías decía que una herejía es una verdad, una palabra, una verdad, que se ha vuelto loca. Cuando las palabras cristianas están sin Cristo comienzan a andar por su camino de la locura. (Cf. S.S. Francisco, 5 de diciembre de 2013, homilía en Santa Marta) 

Reflexión

Cristo nos enseña que la Misericordia de Dios es más fuerte que la dureza del pecado. Podríamos pensar, leyendo superficialmente este pasaje, que tendrían razón los que piensan en la "predestinación eterna", que si hemos nacido zarza no hay nada que hacer; por más que nos matemos trabajando por ser buenos, ¿para qué, si al fin y al cabo me condenaré? Soy árbol malo y no bueno. Estoy condenado a chamuscarme eternamente en el infierno.

Pero esto sería tan absurdo como haber venido el mismo Verbo de Dios al mundo y haber sufrido tremendamente por unos pocos afortunados. A Dios no le importa dejar 99 ovejas por una que se le escapa del redil; a Dios no le importa esperar toda una vida por el hijo que se le ha ido de su casa; a Dios no le importa llenar de besos y celebrar con fiesta grande al que parecía muerto por el pecado.

Nuestro Dios es un Dios de tremenda misericordia. Ya lo dice el mismo Cristo en el pasaje antes leído: ¿por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El vino para que el hombre tenga vida eterna en El. El nos enseña el camino. De nuestra parte está el hacerle caso o no.
Si eres un árbol malo, - pocos podemos gloriarnos de dar buenos frutos -, mira a Cristo, comienza a edificar sobre su roca, deja que El arregle las cosas, colabora activamente con la gracia. El lo hará todo, si le dejas. Y de zarza llegarás a ser deliciosa higuera. Darás frutos de salvación. Si Dios ya hubiera dispuesto quién se salva y quién no, habría mandado a sus ángeles a sacar la cizaña del trigo y a quemarla. Pero ha dejado el campo sin tocar porque espera tu respuesta a su amor. Está esperando que le des permiso para que edifique un grandioso palacio inamovible en la roca de su Corazón, y llegues a ser un delicioso árbol para los demás.

¿Podríamos ser tan obstinados en cerrar las puertas a un Dios que no se cansa de buscar a su oveja perdida?

Propósito

Empezaré a leer diariamente un pasaje del Evangelio para construir mi vida sobre la Palabra de Dios.

Diálogo con Cristo

Jesucristo, quiero iluminar mi vida con la luz de tu Palabra y conducirme en todo siguiendo tus criterios. Quiero construir mi vida con el cimiento fuerte de la oración, sólo así será una construcción que va prevalecer a pesar de las tempestades y dificultades que puedan surgir. 

Sábado de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario

San Juán Crisóstomo

Leer el comentario del Evangelio por
San Patricio : “Afianzado sobre roca” (cf Mt 7,24)

1 Corintios 10,14-22.

Queridos míos, eviten la idolatría.
Les hablo como a gente sensata; juzguen ustedes mismos lo que voy a decirles.
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo?
Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan.
Pensemos en Israel según la carne: aquellos que comen las víctimas, ¿no están acaso en comunión con el altar?
¿Quiero decir con esto que la carne sacrificada a los ídolos tiene algún valor, o que el ídolo es algo?
No, afirmo sencillamente que los paganos ofrecen sus sacrificios a los demonios y no a Dios. Ahora bien, yo no quiero que ustedes entren en comunión con los demonios.
Ustedes no pueden beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios; tampoco pueden sentarse a la mesa del Señor y a la mesa de los demonios.
¿O es que queremos provocar los celos del Señor? ¿Pretendemos ser más fuertes que él?

Salmo 116(115),12-13.17-18.

¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo.



Lucas 6,43-49.

Jesús decía a sus discípulos:
«No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos:
cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
¿Por qué ustedes me llaman: 'Señor, Señor', y no hacen lo que les digo?
Yo les diré a quién se parece todo aquel que viene a mí, escucha mis palabras y las practica.
Se parece a un hombre que, queriendo construir una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca. Cuando vino la creciente, las aguas se precipitaron con fuerza contra esa casa, pero no pudieron derribarla, porque estaba bien construida.
En cambio, el que escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. Cuando las aguas se precipitaron contra ella, en seguida se derrumbó, y el desastre que sobrevino a esa casa fue grande.»


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Patricio (c.385-c. 461), monje, obispo, misionero
Lorica: “ La coraza” (Ef 6,14)

“Afianzado sobre roca” (cf Mt 7,24)

Hoy me ciño con la fuerza poderosa de la invocación a la Trinidad, de la fe en Dios, uno y trino, Creador del universo.


Hoy me ciño de la fuerza de la encarnación de Cristo y de su bautismo, de la fuerza de su cruz y de su sepultura, de la fuerza de su resurrección y de su ascensión, de la fuerza de su venida gloriosa en el día del juicio.


Hoy me ciño de la fuerza del amor de los serafines, de la obediencia de los ángeles, del servicio de los arcángeles, de la esperanza de la resurrección en vistas a la recompensa, de las oraciones de los patriarcas, de las profecías de los profetas, de la predicación de los apóstoles, de la fidelidad de los confesores, de la inocencia de las vírgenes santas, de las acciones de todos los justos.


Hoy me ciño de la fuerza de los cielos, de la luz del sol, de la claridad de la luna, del esplendor del fuego, del resplandor de los relámpagos, de la rapidez del viento, de la profundidad del mar, de la estabilidad de la tierra, de la solidez de las piedras.


Hoy me ciño de la fuerza de Dios para guiarme, del poder de Dios para sostenerme, de la sabiduría de Dios para instruirme, del ojo de Dios para guardarme, del oído de Dios para escucharme, de la palabra de Dios para hablarme, de la mano de Dios para guiarme, del camino de Dios para precederme, del yelmo de Dios para protegerme, de las armas de Dios para salvarme de las trampas de los demonios, de la seducción de los vicios, de los abismos de la naturaleza, y de todos aquellos que me persiguen...


Cristo conmigo, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí, Cristo en mí, Cristo por encima de mí, Cristo por debajo de mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, Cristo cuando me levanto, Cristo cuando me acuesto, Cristo en cada corazón que piensa en mí, Cristo en cada boca que me habla, Cristo en cada ojo que me mira, Cristo en cada oído que me escucha.


Hoy me ciño de la fuerza poderosa de la invocación a la Trinidad, de la fe en Dios, uno y trino, Creador del universo.

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