Sacerdote de Dios:
Celebra hoy la Santa Misa de Jesucristo
como si fuera la primera, la única, la última misa.
Celebra hoy la Santa Misa de Jesucristo
como si fuera la primera, la única, la última misa.
¡Oh María: baja del cielo y condúceme al altar, de tu mano voy feliz al Sacrificio de tu Hijo
Colores:
Blanco : Fiestas de Nuestro Señor Jesucristo, María Santísima, santos no mártires. Símbolo de gloria, alegría, inocencia, pureza del alma
Rojo : Pentecostés, Espíritu Santo, Fiestas de Apóstoles y mártires. Significa fuego de la caridad y sangre derramada por Cristo
Verde : ordinario del año. Significa esperanza.
Morado : Adviento y Cuaresma. Signo de humildad y penitencia.
Rosado : Tercer domingo de Adviento: alegría, amor.
En algunos lugares: Azul : Inmaculada Concepción.
Las vestimentas litúrgicas son utilizadas por los sacerdotes y otros ministros en la celebración. Hay algunas, como la casulla y la estola que son propias de los ministros ordenados.
Alba Del latín "alba", "blanca". Vestimenta de todos los ministros en la celebración litúrgica, desde los acólitos hasta el presidente (Cf IGMR n.298). Se utiliza con cíngulo a la cintura y con ámito sobre el cuello (Cf IGMR nn.81 y 298).
Simbolismo: Tiene un sentido bautismal. La pureza del alma lavada por el bautismo. El domingo segundo de Pascua, o sea, en la octava de Pascua, se solía deponer el "alba", el vestido blanco que habían recibido los neófitos en su Bautismo una semana antes. Por eso este domingo se llamó "dominica post albas", y más tarde "dominica in albis". -Benedicto XVI sobre el alba
Oración del sacerdote: "Blanquead, Señor, y limpia mi corazón, para que, purificado con la sangre del Cordero, disfrute de los gozos eternos"
Deálba me, Dómine, et munda cor meum; ut, in Sánguine Agni dealbátus, gáudiis pérfruar sempitérnis.
Ámito Del latín "amictus", de "amicio, amicire", rodear, envolver. Lienzo rectangular de lino blanco que el sacerdote se coloca sobre los hombros y alrededor del cuello antes de ponerse el alba. Se sujeta por medio de cintas cruzadas a la cintura. Se utiliza al menos desde el siglo VIII y hasta el presente. (Cf IGMR, n.81)
Simbolismo: defensa contra las tentaciones diabólicas y la moderación de las palabras.
Oración del sacerdote al ponerse el amito: "Señor, poned sobre mi cabeza la defensa (el yelmo) de mi salvación, para luchar victorioso contra los embates del demonio" (Cfr. Efesios 6,17)
"Impóne, Dómine, cápiti meo gáleam salútis, ad expugnádos diabólicos incúrsus"
-Benedicto XVI sobre el amito: “En el pasado, éste se colocaba primero en la cabeza como una especie de capucha, convirtiéndose así en un símbolo de la disciplina de los sentidos y del pensamiento necesaria para una justa celebración de la Santa Misa”. “Los pensamientos no deben vagar aquí y allá detrás de las preocupaciones y las expectativas del día; los sentidos no deben ser atraídos de aquello que allí, al interior de la Iglesia, casualmente quisiera secuestrar los ojos y los oídos”. “Si yo estoy con el Señor, entonces con mi escucha, mi hablar y mi actuar, atraigo también a la gente dentro de la comunión con Él”.
Casulla Del latín "casula", "casa pequeña" o tienda. La vestidura exterior del sacerdote, por encima del alba y la estola, a modo de capa. Origen: el manto romano llamado "pénula". (Cf IGMR 299, IGMR 161) El color cambia según la liturgia. Los colores litúrgicos son verde, blanco, rojo, morado.
Simbolismo: el yugo de Cristo y significa caridad. -Benedicto XVI sobre la casulla
Simbolismo: el yugo de Cristo y significa caridad. -Benedicto XVI sobre la casulla
Oración del sacerdote: "Señor, que dijiste: "Mi yugo es suave y mi carga ligera"; haced que de tal modo sepa yo llevarlo para alcanzar vuestra gracia"
Dómine, qui dixísti: Jugum meum suáve est et onus meum leve: fac, ut istud portáre sic váleam, quod cónsequar tuam grátiam. Amén.
Cíngulo Del latín "cingulum", de "cingere", ceñir. Cordón con que se ciñe el alba. (IGMR 81.298).
Simboliza: castidad.
Simboliza: castidad.
Oración del sacerdote: "Ceñidme, Señor, con el cíngulo de la pureza y extingue en mi cuerpo el fuego de la sensualidad, para que posea siempre la virtud de la continencia y de la castidad"
Praecínge me, Dómine, cíngulo puritátis, et exstingue en lumbis meis humórem libídinis; ut máneat in me virtus continéntiae et castitátis.
Estola Vestimenta litúrgica en forma de larga y estrecha banda que deben llevar los ministros ordenados y solo ellos. Obispos y sacerdotes la llevan sobre el alba, colgando del cuello hacia el frente y sostenida por el cíngulo. Los diáconos la visten sobre el hombro izquierdo y la fijan a la derecha de la cintura. Generalmente es del mismo color que la casulla.
Simbolismo: la autoridad sacerdotal.
Oración del sacerdote: "Devuélveme, Señor, la insignia de la inmortalidad que perdí en la prevaricación de los primeros padres, y aunque indigno me acerco a vuestro Santo Misterio, haced que merezca, no obstante, el gozo eterno".
Redde mihi, Dómine, stolam inmortalitátis, quam pérdidi in praevaricatióne primi paréntis: et, quamvis indígnus accédo ad tuum sacrum mystérium, mérear tamen gáudium sempitérnum.
Manípulo (en desuso después de la reforma litúrgica) Se ponía en el brazo izquierdo.
El Papa Benedicto XVI interpreta los ornamentos litúrgicos para explicar la esencia del ministerio sacerdotal Misa Crismal, 5 Abril, 07
Durante la misa crismal, en que se bendicen los santos oleos, se conmemora la instauración del Orden Sacerdotal y estos renuevan sus promesas sacerdotales, el Papa explicó la misión del sacerdote a partir de una catequesis sobre los ornamentos litúrgicos.
El Papa recordó un cuento del autor ruso Leone Tolstoi, en que un pobre pastor ruso enseñó a un rey quién era Dios proponiéndole un cambio de vestidos. De esa manera explicó que Jesús, siendo Dios, se despojó de su potestad para hacerse hombre.
“Es esto lo que sucede en el bautismo: nosotros nos revestimos de Cristo, Él nos entrega sus vestidos pero éstos no son una cosa externa. Significa que entramos en una comunión existencial con Él, que su ser y el nuestro confluyen y se compenetran mutuamente”
“Esta teología del Bautismo retorna de modo nuevo y con una nueva insistencia en la Ordenación sacerdotal. Como en el Bautismo se realiza un ‘cambio de vestidos’, un cambio en el destino, una nueva comunión existencial con Cristo, así también en el sacerdocio se produce un intercambio: en la administración de los Sacramentos, el sacerdote actúa y habla ahora ‘in persona Christi’ (en la persona de Cristo)”.
Así, en los Sacramentos “se hace visible de modo dramático aquello que el ser sacerdote significa en general; aquello que hemos expresado con nuestro ‘Adsum – aquí estoy’ durante la consagración sacerdotal: estoy aquí para que tú puedas disponer de mí”.
“En el momento de la Ordenación sacerdotal, la Iglesia nos ha hecho visible y tangible esa realidad de los ‘nuevos vestidos’ incluso externamente, mediante el ser revestidos con los ornamentos litúrgicos. En este gesto externo ella quiere hacernos evidente el evento interior y la tarea que nos viene de él: revestirnos de Cristo; entregarnos a Él como Él se entregó a nosotros”.
La vestimenta litúrgica y el sacerdocio
“Quisiera por tanto, queridos hermanos, explicar este Jueves Santo la esencia del ministerio sacerdotal interpretando los ornamentos litúrgicos que, precisamente, por su parte, quieren ilustrar qué cosa significa ‘revestirse de Cristo’, hablar y actuar ‘in persona Christi’”
El amito “En el pasado, éste se colocaba primero en la cabeza como una especie de capucha, convirtiéndose así en un símbolo de la disciplina de los sentidos y del pensamiento necesaria para una justa celebración de la Santa Misa”. “Los pensamientos no deben vagar aquí y allá detrás de las preocupaciones y las expectativas del día; los sentidos no deben ser atraídos de aquello que allí, al interior de la Iglesia, casualmente quisiera secuestrar los ojos y los oídos”. “Si yo estoy con el Señor, entonces con mi escucha, mi hablar y mi actuar, atraigo también a la gente dentro de la comunión con Él”.
El Alba El Papa recordó que las antiguas oraciones hacen referencia al vestido nuevo que el hijo pródigo recibió del padre; y por tanto, “cuando nos acercamos a la liturgia para actuar en la persona de Cristo nos damos cuenta de cuán lejos estamos de Él; cuanta suciedad existe en nuestra propia vida”.
Es la sangre del cordero, citado en el Apocalipsis, la que “a pesar de nuestras tinieblas, nos transforma en ‘luz en el Señor’. Al ponernos el alba debemos recordarnos: Él también ha sufrido por mí. Es sólo porque su amor es más grande que todos mis pecados, que yo puedo representarlo y ser testigo de su luz”
El alba también recuerda “el vestido del amor” que deben llevar todos aquellos invitados al banquete del Novio, Jesucristo, para poder participar dignamente.
“Ahora que nos preparamos para la celebración de la Santa Misa, debemos preguntarnos si llevamos el hábito del amor. Pidamos al Señor que aleje toda hostilidad de nuestro interior, que nos quite todo sentido de autosuficiencia y que nos revista verdaderamente con las vestiduras del amor, para que seamos personas luminosas y no pertenecientes a las tinieblas”.
La casulla simboliza el yugo del Señor. “Llevar el yugo del Señor significa ante todo: aprende de Él. Estar siempre dispuestos a asistir a la escuela de Jesús. De Él debemos aprender la pequeñez y la humildad –la humildad de Dios que se muestra en su ser hombre”
“Algunas veces quisiéramos decirle a Jesús: Señor, tu yugo no es para nada ligero. Más bien, es tremendamente pesado en este mundo. Pero al mirarlo a Él que ha cargado con todo –que en sí ha probado la obediencia, la debilidad, el dolor, toda la oscuridad, entonces todos nuestros lamentos se apagan”.
“Su yugo es el de amar con Él. Y mientras más lo amamos, y con Él nos convertimos en personas que aman, más ligero se vuelve nuestro yugo aparentemente pesado”.
“Oremos para que nos ayude a ser junto con Él personas que aman, para experimentar así siempre más cuán bello es portar su yugo”
El Papa recordó un cuento del autor ruso Leone Tolstoi, en que un pobre pastor ruso enseñó a un rey quién era Dios proponiéndole un cambio de vestidos. De esa manera explicó que Jesús, siendo Dios, se despojó de su potestad para hacerse hombre.
“Es esto lo que sucede en el bautismo: nosotros nos revestimos de Cristo, Él nos entrega sus vestidos pero éstos no son una cosa externa. Significa que entramos en una comunión existencial con Él, que su ser y el nuestro confluyen y se compenetran mutuamente”
“Esta teología del Bautismo retorna de modo nuevo y con una nueva insistencia en la Ordenación sacerdotal. Como en el Bautismo se realiza un ‘cambio de vestidos’, un cambio en el destino, una nueva comunión existencial con Cristo, así también en el sacerdocio se produce un intercambio: en la administración de los Sacramentos, el sacerdote actúa y habla ahora ‘in persona Christi’ (en la persona de Cristo)”.
Así, en los Sacramentos “se hace visible de modo dramático aquello que el ser sacerdote significa en general; aquello que hemos expresado con nuestro ‘Adsum – aquí estoy’ durante la consagración sacerdotal: estoy aquí para que tú puedas disponer de mí”.
“En el momento de la Ordenación sacerdotal, la Iglesia nos ha hecho visible y tangible esa realidad de los ‘nuevos vestidos’ incluso externamente, mediante el ser revestidos con los ornamentos litúrgicos. En este gesto externo ella quiere hacernos evidente el evento interior y la tarea que nos viene de él: revestirnos de Cristo; entregarnos a Él como Él se entregó a nosotros”.
La vestimenta litúrgica y el sacerdocio
“Quisiera por tanto, queridos hermanos, explicar este Jueves Santo la esencia del ministerio sacerdotal interpretando los ornamentos litúrgicos que, precisamente, por su parte, quieren ilustrar qué cosa significa ‘revestirse de Cristo’, hablar y actuar ‘in persona Christi’”
El amito “En el pasado, éste se colocaba primero en la cabeza como una especie de capucha, convirtiéndose así en un símbolo de la disciplina de los sentidos y del pensamiento necesaria para una justa celebración de la Santa Misa”. “Los pensamientos no deben vagar aquí y allá detrás de las preocupaciones y las expectativas del día; los sentidos no deben ser atraídos de aquello que allí, al interior de la Iglesia, casualmente quisiera secuestrar los ojos y los oídos”. “Si yo estoy con el Señor, entonces con mi escucha, mi hablar y mi actuar, atraigo también a la gente dentro de la comunión con Él”.
El Alba El Papa recordó que las antiguas oraciones hacen referencia al vestido nuevo que el hijo pródigo recibió del padre; y por tanto, “cuando nos acercamos a la liturgia para actuar en la persona de Cristo nos damos cuenta de cuán lejos estamos de Él; cuanta suciedad existe en nuestra propia vida”.
Es la sangre del cordero, citado en el Apocalipsis, la que “a pesar de nuestras tinieblas, nos transforma en ‘luz en el Señor’. Al ponernos el alba debemos recordarnos: Él también ha sufrido por mí. Es sólo porque su amor es más grande que todos mis pecados, que yo puedo representarlo y ser testigo de su luz”
El alba también recuerda “el vestido del amor” que deben llevar todos aquellos invitados al banquete del Novio, Jesucristo, para poder participar dignamente.
“Ahora que nos preparamos para la celebración de la Santa Misa, debemos preguntarnos si llevamos el hábito del amor. Pidamos al Señor que aleje toda hostilidad de nuestro interior, que nos quite todo sentido de autosuficiencia y que nos revista verdaderamente con las vestiduras del amor, para que seamos personas luminosas y no pertenecientes a las tinieblas”.
La casulla simboliza el yugo del Señor. “Llevar el yugo del Señor significa ante todo: aprende de Él. Estar siempre dispuestos a asistir a la escuela de Jesús. De Él debemos aprender la pequeñez y la humildad –la humildad de Dios que se muestra en su ser hombre”
“Algunas veces quisiéramos decirle a Jesús: Señor, tu yugo no es para nada ligero. Más bien, es tremendamente pesado en este mundo. Pero al mirarlo a Él que ha cargado con todo –que en sí ha probado la obediencia, la debilidad, el dolor, toda la oscuridad, entonces todos nuestros lamentos se apagan”.
“Su yugo es el de amar con Él. Y mientras más lo amamos, y con Él nos convertimos en personas que aman, más ligero se vuelve nuestro yugo aparentemente pesado”.
“Oremos para que nos ayude a ser junto con Él personas que aman, para experimentar así siempre más cuán bello es portar su yugo”
VESTIMENTA LITÚRGICA DEL SACERDOTE
Vestimenta litúrgica del sacerdote.
Alba: Es una túnica blanca que cubre todo el cuerpo hasta los pies. La usa el sacerdote en todas las celebraciones litúrgicas y muchas veces la utilizan también los que ayudan. Con ella se simboliza que se está al servicio de Dios en las cosas del altar.
Cíngulo: Es un cordón blanco que se sujeta a manera de cinturón sobre el alba y significa que quien sirve a Dios está atado a Jesús.
Estola: Es una tira delgada de género que se coloca alrededor del cuello sobre el alba. Es de diversos colores según el tiempo litúrgico que corresponda (blanco, rojo, morado, verde). Significa el poder que Jesús dio a los sacerdotes para hacer las mismas cosas que él hacía.
Casulla: Es un manto en forma de poncho que cubre al sacerdote cada vez que celebra la misa. La casulla simboliza a Cristo. El sacerdote se viste de Cristo para realizar lo mismo que el hizo en la última. También hay varios colores de casulla como la estola.
Vestimenta litúrgica del sacerdote.
Alba: Es una túnica blanca que cubre todo el cuerpo hasta los pies. La usa el sacerdote en todas las celebraciones litúrgicas y muchas veces la utilizan también los que ayudan. Con ella se simboliza que se está al servicio de Dios en las cosas del altar.
Cíngulo: Es un cordón blanco que se sujeta a manera de cinturón sobre el alba y significa que quien sirve a Dios está atado a Jesús.
Estola: Es una tira delgada de género que se coloca alrededor del cuello sobre el alba. Es de diversos colores según el tiempo litúrgico que corresponda (blanco, rojo, morado, verde). Significa el poder que Jesús dio a los sacerdotes para hacer las mismas cosas que él hacía.
Casulla: Es un manto en forma de poncho que cubre al sacerdote cada vez que celebra la misa. La casulla simboliza a Cristo. El sacerdote se viste de Cristo para realizar lo mismo que el hizo en la última. También hay varios colores de casulla como la estola.
Mons. Rogelio reglamenta el uso del hábito eclesiástico de los Diáconos Permanentes
A través del Decreto Episcopal Nº 36/2012, el Obispo de la Diócesis de Ciudad del Este dio a conocer las normas acerca de la vestimenta de los Diáconos Permanentes. En el presente decreto, Mons. Rogelio Livieres aclaró que es necesario evitar confusiones entre los fieles cristianos cuando se trata de hombres casados que se están preparando para recibir el Diaconado Permanente o de quienes ya lo hayan recibido.
“Viendo la necesidad de determinar el tipo de vestimenta que deben usar los Diáconos Permanentes tanto en su vida diaria como en las celebraciones litúrgicas. Considerando que los Diáconos Permanentes no están obligados a vestir traje eclesiástico ni por la legislación universal (c.288 CIC y Nro. 10 de las “Normas Básicas de la formación de los Diáconos Permanentes – Directorio para el Ministerio y la vida de los Diáconos Permanentes”) , ni por la legislación particular de la Conferencia Episcopal Paraguaya”, expresa parte del Decreto firmado por el Obispo diocesano.
Con respecto al uso del hábito eclesiástico enfatizó: “Los Diáconos Permanentes o quienes se estén preparando para este ministerio no utilicen hábito eclesiástico, sino ropa civil (en especial recomiendo el uso de camisa y corbata), en sus actividades ordinarias de la vida familiar y laboral, y para las actividades litúrgicas usen los ornamentos propios sobre la ropa civil”.
Diácono Permanente. Definición y funciones
La palabra "diácono" viene del griego y significa "servidor''. Un diácono permanente puede ser también un hombre casado e incluso con hijos. Los candidatos al diaconado permanente que no están casados asumen la obligación de mantener el celibato. Los ordena el obispo. Los diáconos permanentes no serán ordenados sacerdotes, de ahí que son "diáconos permanentes".
Dado que quien se incorpora al diaconado pasa a ser un ministro, es decir, un clérigo, por el hecho de recibir una orden sagrada, las personas que lo reciben por lo menos deben tener una preparación de tres años para recibir las sagradas órdenes. Esta preparación, como lo establece el Derecho Canónico en el canon número 236, deberá ser de tal manera que ayude a los diáconos a cultivar su vida espiritual y ayudarles a cumplir dignamente los oficios propios de ese orden. Pueden ser diáconos permanentes todos aquellos varones bautizados que han recibido la debida preparación. Si son célibes, deberán permanecer célibes y si son casados permanecerán como tales. Si enviudan, no pueden volverse a casar, salvo una dispensa expresa, ya que como clérigos atentan inválidamente el matrimonio quienes han recibido las órdenes sagradas. (Canon 1087 del Código de Derecho Canónico).
No son sacerdotes pero realizan algunos ministerios como celebrar el matrimonio, bautismo, responso, etc. Estos deberes han quedado recogidos por la Lumen Gentium y por los cánones 757, 835, 910, 943 y 1087 del Derecho Canónico. En un breve resumen podemos anotar los siguientes deberes: administrar solemnemente el bautismo, conservar y distribuir la Eucaristía, ministros de la exposición del santísimo Sacramento y de la bendición eucarística, ministro ordinario de la sagrada comunión, portar el viático a los moribundos, en nombre de la Iglesia asistir y bendecir el matrimonio, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo de Dios, presidir el culto y la oración de los fieles, servir en el ministerio de la palabra al pueblo de Dios, celebrar el culto divino, administrar los sacramentales como pueden ser el agua bendita, la bendición de casas, imágenes y objetos y por último presidir el rito fúnebre y la sepultura.
Por lo tanto, el diácono no es simplemente una persona de ayuda al párroco o al sacerdote. Comporta todo un servicio al pueblo de Dios. De ahí la preparación espiritual, humana, teológicay filosófica que deba tener previo al ejercicio de su ministerio.
A través del Decreto Episcopal Nº 36/2012, el Obispo de la Diócesis de Ciudad del Este dio a conocer las normas acerca de la vestimenta de los Diáconos Permanentes. En el presente decreto, Mons. Rogelio Livieres aclaró que es necesario evitar confusiones entre los fieles cristianos cuando se trata de hombres casados que se están preparando para recibir el Diaconado Permanente o de quienes ya lo hayan recibido.
“Viendo la necesidad de determinar el tipo de vestimenta que deben usar los Diáconos Permanentes tanto en su vida diaria como en las celebraciones litúrgicas. Considerando que los Diáconos Permanentes no están obligados a vestir traje eclesiástico ni por la legislación universal (c.288 CIC y Nro. 10 de las “Normas Básicas de la formación de los Diáconos Permanentes – Directorio para el Ministerio y la vida de los Diáconos Permanentes”) , ni por la legislación particular de la Conferencia Episcopal Paraguaya”, expresa parte del Decreto firmado por el Obispo diocesano.
Con respecto al uso del hábito eclesiástico enfatizó: “Los Diáconos Permanentes o quienes se estén preparando para este ministerio no utilicen hábito eclesiástico, sino ropa civil (en especial recomiendo el uso de camisa y corbata), en sus actividades ordinarias de la vida familiar y laboral, y para las actividades litúrgicas usen los ornamentos propios sobre la ropa civil”.
Diácono Permanente. Definición y funciones
La palabra "diácono" viene del griego y significa "servidor''. Un diácono permanente puede ser también un hombre casado e incluso con hijos. Los candidatos al diaconado permanente que no están casados asumen la obligación de mantener el celibato. Los ordena el obispo. Los diáconos permanentes no serán ordenados sacerdotes, de ahí que son "diáconos permanentes".
Dado que quien se incorpora al diaconado pasa a ser un ministro, es decir, un clérigo, por el hecho de recibir una orden sagrada, las personas que lo reciben por lo menos deben tener una preparación de tres años para recibir las sagradas órdenes. Esta preparación, como lo establece el Derecho Canónico en el canon número 236, deberá ser de tal manera que ayude a los diáconos a cultivar su vida espiritual y ayudarles a cumplir dignamente los oficios propios de ese orden. Pueden ser diáconos permanentes todos aquellos varones bautizados que han recibido la debida preparación. Si son célibes, deberán permanecer célibes y si son casados permanecerán como tales. Si enviudan, no pueden volverse a casar, salvo una dispensa expresa, ya que como clérigos atentan inválidamente el matrimonio quienes han recibido las órdenes sagradas. (Canon 1087 del Código de Derecho Canónico).
No son sacerdotes pero realizan algunos ministerios como celebrar el matrimonio, bautismo, responso, etc. Estos deberes han quedado recogidos por la Lumen Gentium y por los cánones 757, 835, 910, 943 y 1087 del Derecho Canónico. En un breve resumen podemos anotar los siguientes deberes: administrar solemnemente el bautismo, conservar y distribuir la Eucaristía, ministros de la exposición del santísimo Sacramento y de la bendición eucarística, ministro ordinario de la sagrada comunión, portar el viático a los moribundos, en nombre de la Iglesia asistir y bendecir el matrimonio, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo de Dios, presidir el culto y la oración de los fieles, servir en el ministerio de la palabra al pueblo de Dios, celebrar el culto divino, administrar los sacramentales como pueden ser el agua bendita, la bendición de casas, imágenes y objetos y por último presidir el rito fúnebre y la sepultura.
Por lo tanto, el diácono no es simplemente una persona de ayuda al párroco o al sacerdote. Comporta todo un servicio al pueblo de Dios. De ahí la preparación espiritual, humana, teológicay filosófica que deba tener previo al ejercicio de su ministerio.
Vestimenta de Obispos y Arzobispos
Los Obispos católicos (Obispos y Arzobispos) usan los mismos ornamentos que el Sacerdote cuando van a celebrar la Santa Misa.
Fuera de estos ornamentos el Arzobispo utiliza otros ornamentos para destacar su calidad de legitimo sucesor de los Apóstoles y de jefe de la Diócesis de la cual es Pastor. Éstos son:
EL PALIO ARZOBISPAL:
Banda de lana blanca en forma de collarín, adornada con seis cruces de seda negra. Es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos. Es semejante a una estola y se utiliza a modo de escapulario. Es de tela blanca salpicada de cruces, que les envía el Papa como distintivo de su especial dignidad.
La lana significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y penitentes. La forma circular que encierra los hombros es el temor del Señor, por quien las obras se cierran a fin de que su perfume cubierto no se vaya desvaneciendo, como sucede si se descuidan las pequeñas cosas que, poco a poco, se cae en las grandes.
Tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda. Así el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales, teñidas de púrpura por la fe en la Pasión del Cristo. En la parte anterior se representa la justicia: el prelado debe velar para dar a cada cual lo suyo. En la parte posterior, la prudencia: el prelado debe cuidarse de dudas y pensamientos nocivos. A la izquierda, el coraje, para no sucumbir en la adversidad. A la derecha, la templanza, para no descontrolarse en la prosperidad.
MITRA:
Es un bonete alto de forma cónica, del que cuelgan dos tiras en la parte de atrás y que es usado por los obispos. Que tenga la mitra sobre la cabeza, quiere decir que lleva la ciencia de ambos Testamentos, así como el rostro de Moisés mostraba haces luminosos sobre su cabeza. Con los cuernos de los Testamentos, el obispo debe combatir a los enemigos de la Iglesia. La utilizan Obispos y Arzbispos.
ANILLO PASTORAL:
Que tenga un anillo en el dedo, para que pueda decir por la voz de la esposa: "Nuestro Señor Jesucristo ha puesto el anillo como signo de alianza" No sólo deberá llevarlo como muestra de fidelidad, sino principalmente para demostrar que vela para dar a Cristo como único esposo, a las almas que le fueron encomendadas. Dice el apóstol: Yo os ligué a mi esposo para presentaros a Cristo como virgen pura. Lo utilizan Obispos y Arzobispos.
BÁCULO:
Que lleve en la mano el bastón pastoral para corregir, sostener y empujar. El báculo esta plantado en el suelo para aguijonear a los perezosos. Es recto en su parte vertical para dirigir y sostener a los débiles; y es curvo en su parte superior para atraer a los pecadores y reunir a lo que erran según aquello: Juntad, sostened, estimulad al indeciso, al enfermo, al perezoso. Lo utilizan Obispos y Arzobispos.
SOLIDEO COLOR VIOLETA:
Pequeño sombrero redondo de color morado que llevan los prelados. En palabra latina significa "solo a Dios", y es un casquete que cubre la parte posterior de la cabeza, y que es usado por el Papa en color blanco. Los Cardenales la llevan de color rojo y los Obispos y Arzobispos violeta.
CRUZ PECTORAL: Es usada por Obispos, Arzobispos y Cardenales. Se usa sobre el pecho una cruz ricamente adornada con piedras preciosas. Es usada además por los Sacerdotes de grados superiores tales como Archimandritas, Abbades, Archiprestes, etc. Dentro del clero ruso los Sacerdotes usan una sencilla Cruz con la imagen de Nuestro Salvador.
Los Obispos católicos (Obispos y Arzobispos) usan los mismos ornamentos que el Sacerdote cuando van a celebrar la Santa Misa.
Fuera de estos ornamentos el Arzobispo utiliza otros ornamentos para destacar su calidad de legitimo sucesor de los Apóstoles y de jefe de la Diócesis de la cual es Pastor. Éstos son:
Fuera de estos ornamentos el Arzobispo utiliza otros ornamentos para destacar su calidad de legitimo sucesor de los Apóstoles y de jefe de la Diócesis de la cual es Pastor. Éstos son:
EL PALIO ARZOBISPAL:
Banda de lana blanca en forma de collarín, adornada con seis cruces de seda negra. Es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos. Es semejante a una estola y se utiliza a modo de escapulario. Es de tela blanca salpicada de cruces, que les envía el Papa como distintivo de su especial dignidad.
La lana significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y penitentes. La forma circular que encierra los hombros es el temor del Señor, por quien las obras se cierran a fin de que su perfume cubierto no se vaya desvaneciendo, como sucede si se descuidan las pequeñas cosas que, poco a poco, se cae en las grandes.
Tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda. Así el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales, teñidas de púrpura por la fe en la Pasión del Cristo. En la parte anterior se representa la justicia: el prelado debe velar para dar a cada cual lo suyo. En la parte posterior, la prudencia: el prelado debe cuidarse de dudas y pensamientos nocivos. A la izquierda, el coraje, para no sucumbir en la adversidad. A la derecha, la templanza, para no descontrolarse en la prosperidad.
MITRA:
Es un bonete alto de forma cónica, del que cuelgan dos tiras en la parte de atrás y que es usado por los obispos. Que tenga la mitra sobre la cabeza, quiere decir que lleva la ciencia de ambos Testamentos, así como el rostro de Moisés mostraba haces luminosos sobre su cabeza. Con los cuernos de los Testamentos, el obispo debe combatir a los enemigos de la Iglesia. La utilizan Obispos y Arzbispos.
ANILLO PASTORAL:
Que tenga un anillo en el dedo, para que pueda decir por la voz de la esposa: "Nuestro Señor Jesucristo ha puesto el anillo como signo de alianza" No sólo deberá llevarlo como muestra de fidelidad, sino principalmente para demostrar que vela para dar a Cristo como único esposo, a las almas que le fueron encomendadas. Dice el apóstol: Yo os ligué a mi esposo para presentaros a Cristo como virgen pura. Lo utilizan Obispos y Arzobispos.
BÁCULO:
Que lleve en la mano el bastón pastoral para corregir, sostener y empujar. El báculo esta plantado en el suelo para aguijonear a los perezosos. Es recto en su parte vertical para dirigir y sostener a los débiles; y es curvo en su parte superior para atraer a los pecadores y reunir a lo que erran según aquello: Juntad, sostened, estimulad al indeciso, al enfermo, al perezoso. Lo utilizan Obispos y Arzobispos.
SOLIDEO COLOR VIOLETA:
Pequeño sombrero redondo de color morado que llevan los prelados. En palabra latina significa "solo a Dios", y es un casquete que cubre la parte posterior de la cabeza, y que es usado por el Papa en color blanco. Los Cardenales la llevan de color rojo y los Obispos y Arzobispos violeta.
CRUZ PECTORAL: Es usada por Obispos, Arzobispos y Cardenales. Se usa sobre el pecho una cruz ricamente adornada con piedras preciosas. Es usada además por los Sacerdotes de grados superiores tales como Archimandritas, Abbades, Archiprestes, etc. Dentro del clero ruso los Sacerdotes usan una sencilla Cruz con la imagen de Nuestro Salvador.
Ornamentos litúrgicos – I
Ornamentos litúrgicos – I Las vestimentas sagradas del Sacerdote.
Con su raigambre en las antiguas vestiduras de los nobles romanos, -y si queremos remontarnos más atrás- en ornamentos sacerdotales y levíticos de la Antigua Ley- la indumentaria litúrgica destinada a la celebración de los Santos Misterios de nuestra Fe, entrañan, más allá de su “funcionalidad” ritual y su carácter distintivo en el orden de los ministros, un altísimo sentido espiritual.
El vestido en general es, en toda la historia de la cultura humana, un factor “termómetro” de la concepción antropológica y trascendente que haya imperado en esa etapa.
Destinadas a espiritualizar la “forma corporal”, las vestiduras talares (principalmente) han presentado a los ministros de la liturgia, “por encima” de la forma de vestir del seglar, creando así un compromiso de ser testigos vivos de lo que celebramos. No es superfluo o intrascendente que la Iglesia “revista” a sus ministros –por encima de su propio hábito- con otro ropaje propio de la acción sagrada.
Con su simbolismo enseñan a proveerse de armas espirituales en el combate contra el espíritu del mal. Como dijo el apóstol: Las armas de nuestra milicia no son materiales, pero sí poderosas para derribar lo que se le opone. A la par de la reina, adecuadamente ceñida de sus diversos ornamentos, el sacerdote adornado exteriormente con las vestimentas sagradas, debe cuidar que su interior, su alma, esté revestida de buenas costumbres, según lo escrito: Que los sacerdotes estén revestidos de justicia.
El sacerdote sube al altar al encuentro con el Dios vivo y verdadero, trascendente y sacramentado, “in conspectu divinae maiestatis tuae”, “revestido” o “sobrevestido” por la Iglesia, su Madre, quien como Rebeca a Jacob, recubre su pobre humanidad con los ropajes de Cristo –Sumo y Eterno Sacerdote- para que ofrezca al Padre la Víctima Inmaculada, por sus “innumerables pecados, ofensas y negligencias, y por todos los que están presentes, y también por todos los fieles cristianos vivos y difuntos…” (Recomendación de la hostia, Missale Romanum, 1962).
VESTIMENTA DEL SACERDOTE
Refresquemos la rica simbología de las vestiduras y ornamentos sacerdotales:
- Amito: Del latín “amictus”, de “amicio, amicire”, rodear, envolver.
Lienzo rectangular de lino blanco que el sacerdote se coloca sobre los hombros y alrededor del cuello antes de ponerse el alba. Se sujeta por medio de cintas cruzadas a la cintura. Se utiliza al menos desde el siglo VIII y hasta el presente. (Cf IGMR, n.81)
Significa la fe, principio y fundamento de toda virtud, yelmo y escudo de salvación y también el velo con que fue cubierto el Rostro de Nuestro Señor. La oración para imponérselo pide a Dios aleje de la mente toda incursión diabólica:
“Impóne, Dómine, cápiti meo gáleam salútis, ad expugnádos diabólicos incúrsus”
Trad: “Señor, poned sobre mi cabeza la defensa (el yelmo) de mi salvación, para luchar victorioso contra los embates del demonio” (Cfr. Efesios 6,17)
Puede tener la finalidad práctica de preservar del sudor al alba. Pero sobretodo se le aprecia el valor estético: cubrir más elegantemente el cuello. Sin embargo, se puede prescindir del amito si ya el alba cuida de esta estética por forma.
Sacerdote revestido con el amito.
En desuso frente a las nuevas albas con “cuello”. Todavía en uso en las comunidades más tradicionales.
- Alba: Llamada así por su color blanco, es una de las más antiguas vestiduras sacerdotales.
Deriva de las túnicas antiguas, blancas, hasta los pies, que se perdieron en el uso civil, pero que se consideró que podían utilizarse simbólicamente en el culto, expresando con el vestido diferente de los ministros la diferencia entre la vida la vida profana y la celebración. En todas las culturas religiosas, para el ejercicio del culto se quiere simbolizar la pureza de los ministros, y en muchas de ellas precisamente con el color blanco. El blanco es signo también de victoria y de resurrección.
Recuerda el vestido de bodas que entre los orientales llevaban los convidados (Mt, 22-12). Simboliza por su color la inocencia, la pureza y la castidad; por su forma la perseverancia. Los alegoristas han visto en ella la vestidura blanca con que Jesús fue escarnecido por Herodes.
El Papa recordó que las antiguas oraciones hacen referencia al vestido nuevo que el hijo pródigo recibió del padre; y por tanto, “cuando nos acercamos a la liturgia para actuar en la persona de Cristo nos damos cuenta de cuán lejos estamos de Él; cuanta suciedad existe en nuestra propia vida”.
- Cíngulo. Del latín “cingulum”, de “cingere”, ceñir. Cordón con que se ciñe el alba. (IGMR 81.298). El cíngulo o ceñidor es un complemento necesario para ciertos vestidos amplios como el Alba para ceñirlos mejor a la cintura y facilitar el movimiento a veces tiene forma de cordón y otras veces de cinta.
“Praecínge me, Dómine, cíngulo puritátis, et exstingue en lumbis meis humórem libídinis; ut máneat in me virtus continéntiae et castitátis.”
Trad: “Ceñidme, Señor, con el cíngulo de la pureza y extingue en mi cuerpo el fuego de la sensualidad, para que posea siempre la virtud de la continencia y de la castidad”
Significa la pureza y la mortificación. Cristo nos exhorta a esperar su venida ceñidos (Lc. 12,35). Simboliza las cuerdas con que fue atado Jesús en el huerto, al igual que los azotes que padeció atado a la columna.Espiritualmente nos recuerda, según la oración que reza el sacerdote, la necesidad de luchar contra las bajas pasiones de la carne.
- Manípulo: Era, entre los antiguos romanos, un pañuelo destinado a secar el sudor y se llevaba en el brazo izquierdo. Significa la soga con que fue atado Jesús a la columna; la compunción del corazón y la paciencia en los trabajos de la vida presente, con la esperanza de la futura gloria. Es signo del servicio sacerdotal.
Espiritualmente nos recuerda las buenas obras y que los trabajos y el dolor ofrecidos a Dios serán espléndidamente recompensados. La oración que el sacerdote pronuncia al ponérselo es: Merezca, Señor, llevar el manípulo del llanto y del dolor, para poder recibir con alegría el premio de mis trabajos. El manípulo significa las ataduras de las manos al ser azotado Nuestro Señor.
Sacerdote colocándose el manípulo.
Fue abolido en las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II. Pero todavía en uso en las comunidades más tradicionales.
- Estola: “Orarium”. Era una larga “bufanda” que abrigaba el cuello. Se le da el sentido de inmortalidad y es la insignia por excelencia de la dignidad sacerdotal. La usa el sacerdote en las funciones propias de su ministerio. La estola es una tira de tela, más o menos entre 15 y 25 cm. de anchura, blanca o de colores que pende del cuello.
En el uso latino antiguo se empleaba a veces para designar vestidos significativos o simbólicos: así se habla de que los bautizados van vestidos de estolas blancas (“stolis albis candidi”), o que los mártires van vestidos de la estola de la gloria inmortal.
Es, por tanto, un distintivo de los ministros y a la vez un adorno que resalta la función sagrada que realizan. Se ponen la estola también para distribuir la comunión o para sentarse en la sede penitencial. En la ordenación del diácono uno de los gestos complementarios es la imposición de la estola.
La Iglesia hace pedir, al imponérsela el Sacerdote, la inmortalidad, perdida por el pecado, y el premio de nuestro último y feliz destino: Devuélveme, Señor, la estola de la inmortalidad, que perdí con la prevaricación del primer padre, y aún cuando me acerque, sin ser digno, a celebrar tus sagrados misterios, haz que merezca el gozo sempiterno. La estola significa las sogas con que Nuestro Señor fue arrastrado al Calvario.
Sacerdote revestido con la estola.
Observación: antes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II se utilizaba la estola cruzada debajo de la casulla.
- Casulla: Del latín “casula”, “casa pequeña” o tienda. La vestidura exterior del sacerdote, por encima del alba y la estola, a modo de capa. Origen: el manto romano llamado “pénula”. (Cf IGMR 299, IGMR 161)
La casulla deriva de la pénula greco-romana que es el vestido que empleaba utilizado por la clase senatorial romana que consistía en un vasto manto de lana, de forma redonda o cónica, con una abertura en el centro para pasar la cabeza y que con frecuencia también tenía una capucha. Hasta el siglo IX era la vestidura litúrgica común de los clérigos, época en la que comienza a prevalecer el uso de la dalmática para los diácnos y la tunicela para los subdiáconos.
También llamada penula nobilis o planeta. Su sentido tropológico es la caridad, alma de todas las virtudes y que lo cubre y llena todo. Su sentido alegórico es el vestido de púrpura con que fue cubierto Jesús, por los soldados en el Pretorio; y su sentido anagógico, la gracia prometida a quien lleva con buena voluntad el yugo de Cristo.
Oración del sacerdote: “Dómine, qui dixísti: Jugum meum suáve est et onus meum leve: fac, ut istud portáre sic váleam, quod cónsequar tuam grátiam. Amén.” Trad: “Señor, que dijiste: “Mi yugo es suave y mi carga ligera”; haced que de tal modo sepa yo llevarlo para alcanzar vuestra gracia”
Sacerdote revestido con la casulla (gótica y romana)
El sacerdote se reviste a partir del minuto 2:28 (en castellano)
Aquí el sacerdote se reviste a partir del minuto 6:21 (en inglés)
- Capa Pluvial: Capa que llevan los sacerdotes o diáconos en los actos de culto divino que lleva capillo o escudo en la espalda. La capa pluvial tiene su origen en la romana lacerna, con la cual se confundía hasta el punto de servir en un primer momento las propias capas de príncipes o magnates que después se ofrecían al culto.
Como esta prenda empezó a llevarse en las procesiones, fuera de los templos y se empleó para protegerse de la lluvia y del frío, se llamó pluvial enItalia, nombre que se ha conservado hasta hoy en el lenguaje eclesiástico.
Sacerdote revestido con la capa pluvial.
-Bonete: con él se cubre la cabeza el Sacerdote en algunos momentos de la Misa y en otras funciones litúrgicas, en señal de su dignidad.
Es de unos cuatro dedos de altura circular y uniforme sobre el cual figuran cuatro picos iguales más o menos salientes de otros tantos espacios a modo de medias lunas o bien de cuartos lunares con una bellota, a veces, si el que lo usa es graduado en el centro de la copa.
Varía el color según la dignidad del ministro: los Sacerdotes en negro, los obispos en púrpura y los cardenales en colorado.
En algunas sociedades sacerdotales o abadías se usa el blanco de acuerdo a los cánones propios.
Elementos Materiales de la Liturgia
El Templo, el Altar, vestiduras del Papa, obispos y sacerdotes, colores litúrgicos.
Elementos Materiales de la Liturgia
Los elementos materiales de la liturgia son los siguientes:
a) El Templo
El templo está consagrado para el culto a Dios. Es verdad que Dios está presente en todas partes, pero quiere tener un lugar visible de su presencia en este mundo. Y esto es el templo, la casa de Dios, que más comúnmente llamamos “iglesia”. Por eso, siempre que vemos una iglesia, nos acordamos de que Dios está presente en el mundo y hacemos la señal de la cruz. El templo o iglesia es también la casa del pueblo de Dios, reunido para escuchar la Palabra de Dios, para rezar, para fraternizar como hijos de Dios.
Al inicio, los primeros cristianos daban culto a Dios en casas particulares (casas romanas de dos pisos). Lo requería la discreción y la prudencia, pues los emperadores romanos impedían todo culto público.
Fue Constantino en año 313 d.C. el que permitió el culto público y lo revistió de solemnidad y magnificencia. Y fue él, el que mandó construir las basílicas, que eran edificios muy grandes, en un inicio dedicadas al rey o emperador, y después ofrecidas a Dios, el Rey de reyes.
Durante siglos se han ido construyendo diversos tipos de templos dedicados a Dios:
Basílica: la basílicas mayores son siete y están en Roma; las menores, por todo el mundo, y ha sido el papa quien ha querido honrarlas con ese título.
Catedral: donde tiene la sede o cátedra el obispo.
Iglesia abacial: donde tiene su sede un abad mitrado.
Iglesias parroquiales: para atender espiritualmente a un grupo de fieles y a cargo del párroco y sus colaboradores sacerdotes, en una localidad o territorio delimitado.
Iglesia conventual: que pertenece a comunidades religiosas.
Capillas, oratorios públicos, semipúblicos o privados.
b) Los lugares anexos al templo
Las capillas laterales: son como otras tantas pequeñas iglesias dentro de la principal. Responden al deseo de dar culto a santos locales y universales de mayor devoción.
Bautisterio: hoy el bautisterio ha cedido su lugar a la pila bautismal. Está colocado en los pórticos de las grandes basílicas o muy contiguos a ellas.
Sacristía: lugar sagrado para guardar los ornamentos y vestiduras sagradas, cálices, y objetos del culto. Con frecuencia se encuentra dentro de la sacristía el relicario, o capilla donde se custodia y expone el tesoro de las reliquias de santos y vasos de orfebrería.
Torres y campanarios: que indican la presencia de Dios en ese lugar. Las flechas de los campanarios rematan, las más de las veces, con una cruz, una veleta o un gallo. La cruz proclama el signo de Cristo; la veleta recuerda los vaivenes de la fama y lo efímero de la vida; y el gallo es símbolo de la vigilancia.
La cripta: los primeros cristianos la usaban como sepulcro para sus santos mártires y para sitio de reunión en el día del aniversario de su martirio. Con el tiempo, cada cripta sepulcral se convirtió en una pequeña capilla sobre la que se erigieron luego otras iglesias superiores, haciendo coincidir los altares de ambas.
Ahora veamos el mobiliario litúrgico del templo es decir, el conjunto de muebles que adornan o completan el templo.
Pila de agua bendita: lo primero que se encuentra, al entrar en una iglesia, es una o dos pilas de agua bendita. Es un símbolo: purificarnos antes de comenzar una acción litúrgica en el templo sagrado. Esta agua bendita es un sacramental, que debemos aprovechar con devoción, fe y reverencia.
Pila bautismal: los antiguos bautisterios han quedado hoy reducidos a una pila de piedra o de mármol, más o menos grande y artística. Se la coloca en un ángulo de la Iglesia contigua al cancel, también en una capilla separada por una verja. Hoy se tiende a emplazarlas en el presbiterio. A todo buen cristiano debe inspirar agradecida devoción la pila, donde fue espiritualmente regenerado y hecho hijo adoptivo de Dios y miembro de la comunidad eclesial.
Púlpito: estaba adosado al muro o en alguno de los pilares de la nave o del presbiterio. Hoy lo suplen los ambones o simples atriles de la sede presbiteral con su micrófono. Desde el púlpito se predicaban los sermones, la voz llegaba fuerte a la gente y el sacerdote podía ver a todos desde el mismo.
Ambón: es el lugar desde donde se proclama la Palabra de Dios, hacia el cual se dirige espontáneamente la atención de los fieles durante la liturgia de la Palabra. Conviene que sea estable y no un mueble portátil. Se usa sólo para proclamar las lecturas, cantar o leer el salmo responsorial y el pregón pascual, hacer la homilía y la oración de los fieles. No debe usarse para el guía ni para el cantor o director de coro.
Los confesonarios: donde Cristo, a través de su Iglesia, en la persona del sacerdote, administra y ofrece el sacramento de la confesión para el perdón de los pecados de los hombres. A partir del concilio de Trento, en el siglo XVI, aparecieron los confesonarios cerrados a los lados, con paredes provistas de rejilla. Los confesonarios actuales son funcionales y prácticos, y están situados en lugares especiales de la iglesia o en capillas penitenciales.
Alcancías: destinadas a recoger las limosnas de los fieles, para el culto, la caridad de los necesitados, o necesidades de la parroquia, para las vocaciones. Dichas alcancías sirven para fomentar la caridad y la generosidad de todos.
Bancos: para sentarnos y escuchar la Palabra de Dios, pasar un rato de meditación íntima con el Señor.
Imágenes: ya sean pinturas (cuadros, mosaicos), ya sean esculturas (estatuas). Son incentivos de devoción, medios de instrucción y elementos decorativos para el culto de Dios y de los santos. No deben ser excesivos, deben ponerse en justo orden, y no distraer la atención de los fieles. No son signos de superstición ni de idolatría, como creen los protestantes. A Dios Padre se le representa como un anciano venerable. A Cristo: se le representa en el crucifijo, o el Sagrado Corazón, o sus emblemas: Buen Pastor, el Cordero, el Pelícano. La figura típica del Espíritu Santo es la paloma, o las lenguas de fuego. Los ángeles son figuras aladas. El Via crucis representa el camino de la cruz y las escenas de la Pasión del Salvador, recordándonos el camino doloroso de Jesús para salvarnos.
Las lámparas: las velas se encienden para los actos litúrgicos. Siempre queda encendida una lámpara, la del sagrario. Ella es fiel centinela que asiste día y noche, en nombre del pueblo cristiano, al Divino solitario del sagrario, Jesús. Esa lamparita da fe de la presencia real de Jesús sacramentado. Simboliza también nuestra vida que debe ir consumiéndose al servicio de Dios, en el silencio de nuestra entrega generosa y abnegada.
El órgano: en el rito latino ha sido el instrumento más tradicional. Existe para el órgano una bendición ritual, antes de su inauguración para el culto. Así dice el documento del Vaticano II: “téngase en gran estima en la iglesia latina, el órgano de tubos, como instrumento musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celestiales” (Sacrosanctum Concilium, n. 120).
c) El Altar
Representa a Cristo y es la mesa de su sacrificio y del banquete celestial, para quienes caminamos hacia la eternidad. Es el corazón del templo. Por eso se lo besa, se lo inciensa. Tiene que ser de piedra o mármol. ¡Es Cristo visible! Ya desde el Antiguo Testamento se construían altares para los sacrificios a Yahvé. Tiene que ser alto, grande.
El altar tiene sus accesorios:
El mantel: pues es banquete lo que se celebra sobre el altar. En esa “mesa” Dios Padre nos servirá a su Hijo Jesús, como Cordero inmaculado, para alimento del alma.
Candelero: es la luz de la presencia de Cristo.
El crucifijo: colocado sobre el altar, pues cada misa es Calvario donde participamos de la cruz de Cristo.
Vasos y utensilios sagrados: El templo es como el palacio de Dios; el sagrario su recámara y como su sala de recepción; el cáliz, la patena, el copón y la custodia son a modo de vajilla sagrada de la mesa eucarística. Todos estos vasos y utensilios son sagrados. El cáliz y la patena se usan para la celebración del Santo Sacrifico de la misa. El copón y la custodia sirven para conservar, trasladar o exponer el Santísimo Sacramento. Vaso subsidiario es la teca o cajita, usada para llevar la comunión a los enfermos.
Otros: También son objeto de culto las crismeras, las vinajeras y el vasito de las abluciones; el incensario con la naveta, la campana o campanilla, las bandejas, el acetre o calderillo con agua bendita para las bendiciones y aspersiones; lleva dentro un hisopo.
Imágenes de objetos utilizados en la Liturgia
d) Vestiduras y ornamentos sagrados
Las vestiduras pertenecen también a los elementos materiales de la liturgia. Tienen también su profundo significado. Vestir una determinada ropa significa asumir la personalidad correspondiente, asumir una identidad, puesta de manifiesto en esas vestiduras; por ejemplo, la bata del médico, el uniforme militar, la sotana del sacerdote, etc. Estas vestiduras no indican un poder sobre nadie; sino un servicio a los demás.
Vestiduras del diácono
Dalmática: Del latín “dalmatica vestis”, túnica o vestidura de Dalmacia. Vestido litúrgico en forma de túnica hasta las rodillas, con mangas amplias, que usan los diáconos sobre el alba y la estola. Los primeros cristianos la tomaron de los romanos y éstos, del pueblo de los dálmatas (hoy países balcánicos). La vestían las personas de dignidad.
Estola cruzada: de hombro izquierdo hacia el derecho, en forma descendente.
Vestiduras del presbítero o sacerdote
Amito: pequeño lienzo rectangular, de lino blanco, colocado debajo del alba que pueden usar los ministros sobre los hombros y alrededor del cuello, debajo del alba, para ocultar los vestidos comunes. Tenía un significado alegórico: servía en defensa contra las tentaciones diabólicas y la moderación de las palabras. Hoy ya no se suele usar, porque las albas vienen confeccionadas de forma que cubran el cuello, y ya no con cuello en forma de V. Esta es la oración que rezaba el sacerdote al ponerse el amito: “Impón en mi cabeza, Señor, el casco de la salvación, para rechazar los asaltos del diablo”.
Alba: Del latín “alba”, blanca. Es una vestidura litúrgica común a todos los ministros. Es una túnica talar blanca de mangas largas que cubre todo el cuerpo y se reviste sobre el vestido común. El sacerdote representa con esa alba la pureza que el hombre recibe por los méritos del misterio pascual de Cristo. También significa la penitencia y la pureza de corazón que debe llevar el sacerdote al altar. El alba se coloca sobre el clergyman o la sotana. Esta es la oración que reza el sacerdote al ponerse el alba: “Purifícame, Señor, y limpia mi corazón, para que purificado con la sangre del Cordero, pueda disfrutar de los goces eternos”.
Roquete: Del latín “Rochetum”, especie de alba corta, hasta la altura de las rodillas, que se usa sobre la sotana o el hábito religioso. También se llama sobrepelliz. Puede ser usada por el sacerdote o el diácono para exponer el Santísimo, para una celebración de Bautismo, para un matrimonio.
Cíngulo: Del latín “cingulum”, cinturón. Es cuerda o cordón con la que se ajusta el alba a la altura de la cintura. Aunque su uso es simplemente utilitario, sin embargo, podríamos ver que con el cíngulo el sacerdote ata a la pureza del alba a todo el mundo, a los fieles y los lleva al altar para ofrecerlos en la celebración. Esta es la oración del sacerdote al ponerse el cíngulo: “Cíñeme, Señor, con el cinturón de la pureza y extingue en mis entrañas el fuego de la concupiscencia, para que permanezca en mí la virtud de la continencia y de la castidad”.
Estola: Del griego “stolé”, vestido. Es prenda de tela alrededor del cuello del sacerdote, usada para las celebraciones litúrgicas. La usan los obispos y presbíteros, colgando del cuello hacia delante; y los diáconos, desde un hombro hasta la cintura atravesando en diagonal la espalda y el pecho. Es símbolo de los poderes sagrados que recibe el sacerdote, como pastor que lleva a sus ovejas sobre sus hombros, como maestro que enseña a sus discípulos; como guía que conduce a las almas hacia la vida eterna. Esta es la oración que reza el sacerdote al ponerse la estola: “Devuélveme, Señor, la túnica de la inmortalidad, que perdí por el pecado de los primeros padres; y, aunque me acerco a tus sagrados misterios indignamente, haz que merezca, no obstante, el gozo eterno”.
Casulla: Del latín “casula”, cabaña. Vestimenta litúrgica amplia y abierta por los costados para la celebración de la Misa. Se usa sobre el alba y la estola. Confeccionada en tela, tiene la forma de una capa cerrada por delante o poncho. Cambia su color según la celebración y el tiempo litúrgico. Simboliza la caridad que cubre todos los pecados y por apoyarse sobre los hombros, el suave yugo del Señor. Esta es la oración que dice el sacerdote al ponerse la casulla: “Señor, que dijiste: Mi yugo es suave y mi carga ligera, haz que lo lleve de tal manera que alcance tu gracia. Amén”.
Vestiduras del obispo
Mitra: Gorro que usan los obispos y abades desde el siglo X. Está formado por dos trozos de tela acartonada cosidos o pegados por los costados, y abierto en la parte superior. Símbolo del poder y servicio espiritual. “El obispo neoelecto la recibe como si fuera una exhortación a esforzarse para que en él “brille el resplandor de la santidad” y merezca recibir “la corona de gloria que no se marchita” cuando aparezca Cristo, el “Príncipe de los pastores” .
Ínfulas: Cintas que cuelgan detrás de la mitra. Significan que el ministro debe poseer la ciencia del Antiguo y del Nuevo Testamento.
Anillo: Del latín “anellus”, anillo. Insignia propia de los obispos. Simboliza su desposorio con la Iglesia local o diócesis. También pueden usarlo algunos abades y abadesas. “El anillo que se impone al obispo significa que contrae sagradas nupcias con la Iglesia....”Recibe este anillo, signo de fidelidad y permanece fiel a la Iglesia, esposa santa de Dios”...Este anillo, símbolo nupcial, expresa el vínculo especial del obispo con la Iglesia. Para mí es una llamada cotidiana a la fidelidad. Una especie de interpelación silenciosa que se hace oír en la conciencia: ¿me doy totalmente a mi Esposa, la Iglesia?¿Soy suficientemente para las comunidades, las familias, los jóvenes y los ancianos, y también para los que todavía están por nacer? El anillo me recuerda también la necesidad de ser sólido “eslabón” en la cadena de la sucesión que me une a los Apóstoles...” .
Báculo: Del latín “baculum”, bastón. Insignia litúrgica propia del obispo como pastor de la comunidad; lo recibe el día de su ordenación y lo usa cuando preside una celebración en su diócesis. Simboliza que es buen pastor de las ovejas, que apacienta, instruye, guarda y las defiende, como Cristo, el Buen Pastor. “Es el signo de la autoridad que compete al obispo para cumplir su deber de atender a su grey. También este signo se encuadra en la perspectiva de la preocupación por la santidad del Pueblo de Dios... En él veo simbolizadas tres tareas: solicitud, guía, responsabilidad. No es un signo de autoridad en el sentido corriente de la palabra. Tampoco es signo de precedencia o supremacía sobre los otros; es signo de servicio... ¡Servir! ¡Cómo me gusta esta palabra! Sacerdocio “ministerial”, un término que sorprende...El obispo tiene la precedencia en el amor generoso por los fieles y por la Iglesia” .
Solideo: Del latín “solus”, solo, y “Deo”, a Dios. Gorro de tela en forma de casquillo que usan los obispos, y cubre la coronilla. Si son obispos, el color del solideo es violeta; si son cardenales, es rojo, y el Papa lo usa de color blanco. Simboliza la protección de Dios y la dedicación a solo Dios.
Pectoral: Del latín “pectus”, pecho. Es cruz de metal, madera, marfil que llevan los obispos sobre el pecho, como insignia de su cargo y dignidad. En la celebración de la Misa pueden llevarla sobre la casulla. El día de la ordenación episcopal toman y aceptan sobre sus espaldas, de un modo más comprometido, la cruz de Cristo, que no faltará en su ministerio episcopal.
Vestiduras del papa
Tiara: Especie de mitra circular con triple corona que, desde el siglo XII hasta el Papa Pablo VI, usaban los obispos de Roma como insignia propia. Representaba el triple poder del Papa como obispo de Roma, supremo pastor de la Iglesia y jefe de los Estados Pontificios.
Las vestiduras del Papa son blancas: sotana, faja, solideo.
Vestiduras de los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión
Túnica o toga: Vestidura sagrada que deben colocarse los ministros para repartir la Comunión. Indica el respeto y la veneración con que hay que repartir la Sagrada Comunión.
e) Colores litúrgicos
Después de haber explicado las vestiduras veamos ahora los diversos colores de las vestiduras que se usan en la liturgia.
Tienen también su sentido. Por un lado, expresan lo característico de los misterios de la fe que se celebran, y por otro lado, exteriorizan con mayor eficacia el sentido progresivo de la vida cristiana a lo largo del año litúrgico. Son como los semáforos para orientar nuestro camino y nuestra peregrinación al cielo. También nosotros nos ponemos un vestido de color según el tiempo, la estación, la fiesta o la circunstancia que celebramos. La Iglesia es pedagoga, maestra que enseña con todo lo que nos ofrece en la liturgia.
Desde el Papa Inocencio III (siglos XII y XIII) quedaron como oficiales, para la liturgia, los siguientes colores: blanco, rojo, verde, morado y el negro. Y, aunque el simbolismo de los colores cambia de cultura a cultura, sin embargo, podemos dar a los colores litúrgicos un simbolismo que hasta ahora la Iglesia ha aceptado.
Blanco: simboliza la luz, la gloria, la inocencia. Por eso se emplea en los misterios gozosos y gloriosos del Señor, en la dedicación de las Iglesias, en las fiestas, en las conmemoraciones de la Virgen, de los ángeles, de los santos no mártires, y en la administración de algunos sacramentos (primera comunión, confirmación, bodas, orden sagrado).
Rojo: es el color más parecido a la sangre y al fuego, y por eso es el que mejor simboliza el incendio de la caridad y el heroísmo del martirio o sacrificio por Cristo. Se emplea para el Domingo de Pasión (domingo de Ramos), Viernes Santo, Pentecostés, fiestas de la Santa Cruz, apóstoles, evangelistas y mártires.
Verde: indica la esperanza de la criatura regenerada y el ansia del eterno descanso. Es también signo de vida y de frescura y lozanía del alma cristiana y de la savia de la gracia de Dios. Se usa los domingos y días de semana del tiempo ordinario. En la vida ordinaria debemos caminar con la esperanza puesta en el cielo.
Morado o violeta: es el rojo y negro amortiguados o si se quiere, un color oscuro y como impregnado de sangre; es signo de penitencia, de humildad y modestia; color que convida al retiro espiritual y a una vida algo más austera y sencilla, exenta de fiestas. Se emplea durante el Adviento y la Cuaresma, vigilias, sacramentos de penitencia, unción de enfermos, bendición de la ceniza. Y hoy reemplaza al negro, que se utilizaba en las exequias de difuntos.
Negro: es el color de los lutos privados, domésticos y sociales. Hoy se cambia por el morado para que así resplandezca mejor el misterio Pascual.
Rosa: es símbolo de alegría, pero de una alegría efímera, propia solamente de algunos días felices, de las estaciones floridas de cierta edad. Se puede usar en los domingos Gaudete y Laetare , tercer domingo de Adviento y Cuaresma, respectivamente. Es para recordar a los ayunadores y penitentes de esas dos temporadas la cercanía de la Navidad y Pascua.
Azul: color del cielo. Se puede usar en las misas de la Virgen, sobre todo el día de la Inmaculada Concepción.
Todos estos colores deben estar marcados también en nuestro corazón:
Debemos vivir con el vestido blanco de la pureza, de la inocencia. Reconquistar la pureza con nuestra vida santa.
Debemos vivir con el vestido rojo del amor apasionado a Cristo, hasta el punto de estar dispuesto a dar nuestra vida por Cristo, como los mártires.
Debemos vivir el color verde de la esperanza teologal, en estos momentos duros de nuestro mundo, tendiendo siempre la mirada hacia la eternidad.
Debemos vivir el vestido morado o violeta, pues la penitencia, la humildad y la modestia deben ser alimento y actitudes de nuestra vida cristiana.
Debemos vivir el vestido rosa, solo de vez en cuando, pues toda alegría humana es efímera y pasajera.
Debemos vivir con el vestido azul mirando continuamente el cielo, aunque tengamos los pies en la tierra.
Elementos Naturales de la Liturgia
Elementos Humanos de la Liturgia
Elementos Literarios de la Liturgia
Elementos Artísticos de la Liturgia
Ornamentos litúrgicos – I Las vestimentas sagradas del Sacerdote.
Con su raigambre en las antiguas vestiduras de los nobles romanos, -y si queremos remontarnos más atrás- en ornamentos sacerdotales y levíticos de la Antigua Ley- la indumentaria litúrgica destinada a la celebración de los Santos Misterios de nuestra Fe, entrañan, más allá de su “funcionalidad” ritual y su carácter distintivo en el orden de los ministros, un altísimo sentido espiritual.
El vestido en general es, en toda la historia de la cultura humana, un factor “termómetro” de la concepción antropológica y trascendente que haya imperado en esa etapa.
Destinadas a espiritualizar la “forma corporal”, las vestiduras talares (principalmente) han presentado a los ministros de la liturgia, “por encima” de la forma de vestir del seglar, creando así un compromiso de ser testigos vivos de lo que celebramos. No es superfluo o intrascendente que la Iglesia “revista” a sus ministros –por encima de su propio hábito- con otro ropaje propio de la acción sagrada.
Con su simbolismo enseñan a proveerse de armas espirituales en el combate contra el espíritu del mal. Como dijo el apóstol: Las armas de nuestra milicia no son materiales, pero sí poderosas para derribar lo que se le opone. A la par de la reina, adecuadamente ceñida de sus diversos ornamentos, el sacerdote adornado exteriormente con las vestimentas sagradas, debe cuidar que su interior, su alma, esté revestida de buenas costumbres, según lo escrito: Que los sacerdotes estén revestidos de justicia.
El sacerdote sube al altar al encuentro con el Dios vivo y verdadero, trascendente y sacramentado, “in conspectu divinae maiestatis tuae”, “revestido” o “sobrevestido” por la Iglesia, su Madre, quien como Rebeca a Jacob, recubre su pobre humanidad con los ropajes de Cristo –Sumo y Eterno Sacerdote- para que ofrezca al Padre la Víctima Inmaculada, por sus “innumerables pecados, ofensas y negligencias, y por todos los que están presentes, y también por todos los fieles cristianos vivos y difuntos…” (Recomendación de la hostia, Missale Romanum, 1962).
VESTIMENTA DEL SACERDOTE
VESTIMENTA DEL SACERDOTE
Refresquemos la rica simbología de las vestiduras y ornamentos sacerdotales:
- Amito: Del latín “amictus”, de “amicio, amicire”, rodear, envolver.
Lienzo rectangular de lino blanco que el sacerdote se coloca sobre los hombros y alrededor del cuello antes de ponerse el alba. Se sujeta por medio de cintas cruzadas a la cintura. Se utiliza al menos desde el siglo VIII y hasta el presente. (Cf IGMR, n.81)
Significa la fe, principio y fundamento de toda virtud, yelmo y escudo de salvación y también el velo con que fue cubierto el Rostro de Nuestro Señor. La oración para imponérselo pide a Dios aleje de la mente toda incursión diabólica:
“Impóne, Dómine, cápiti meo gáleam salútis, ad expugnádos diabólicos incúrsus”
Trad: “Señor, poned sobre mi cabeza la defensa (el yelmo) de mi salvación, para luchar victorioso contra los embates del demonio” (Cfr. Efesios 6,17)
Puede tener la finalidad práctica de preservar del sudor al alba. Pero sobretodo se le aprecia el valor estético: cubrir más elegantemente el cuello. Sin embargo, se puede prescindir del amito si ya el alba cuida de esta estética por forma.
Sacerdote revestido con el amito.
En desuso frente a las nuevas albas con “cuello”. Todavía en uso en las comunidades más tradicionales.
- Alba: Llamada así por su color blanco, es una de las más antiguas vestiduras sacerdotales.
Deriva de las túnicas antiguas, blancas, hasta los pies, que se perdieron en el uso civil, pero que se consideró que podían utilizarse simbólicamente en el culto, expresando con el vestido diferente de los ministros la diferencia entre la vida la vida profana y la celebración. En todas las culturas religiosas, para el ejercicio del culto se quiere simbolizar la pureza de los ministros, y en muchas de ellas precisamente con el color blanco. El blanco es signo también de victoria y de resurrección.
Recuerda el vestido de bodas que entre los orientales llevaban los convidados (Mt, 22-12). Simboliza por su color la inocencia, la pureza y la castidad; por su forma la perseverancia. Los alegoristas han visto en ella la vestidura blanca con que Jesús fue escarnecido por Herodes.
El Papa recordó que las antiguas oraciones hacen referencia al vestido nuevo que el hijo pródigo recibió del padre; y por tanto, “cuando nos acercamos a la liturgia para actuar en la persona de Cristo nos damos cuenta de cuán lejos estamos de Él; cuanta suciedad existe en nuestra propia vida”.
- Cíngulo. Del latín “cingulum”, de “cingere”, ceñir. Cordón con que se ciñe el alba. (IGMR 81.298). El cíngulo o ceñidor es un complemento necesario para ciertos vestidos amplios como el Alba para ceñirlos mejor a la cintura y facilitar el movimiento a veces tiene forma de cordón y otras veces de cinta.
“Praecínge me, Dómine, cíngulo puritátis, et exstingue en lumbis meis humórem libídinis; ut máneat in me virtus continéntiae et castitátis.”
Trad: “Ceñidme, Señor, con el cíngulo de la pureza y extingue en mi cuerpo el fuego de la sensualidad, para que posea siempre la virtud de la continencia y de la castidad”
Significa la pureza y la mortificación. Cristo nos exhorta a esperar su venida ceñidos (Lc. 12,35). Simboliza las cuerdas con que fue atado Jesús en el huerto, al igual que los azotes que padeció atado a la columna.Espiritualmente nos recuerda, según la oración que reza el sacerdote, la necesidad de luchar contra las bajas pasiones de la carne.
- Manípulo: Era, entre los antiguos romanos, un pañuelo destinado a secar el sudor y se llevaba en el brazo izquierdo. Significa la soga con que fue atado Jesús a la columna; la compunción del corazón y la paciencia en los trabajos de la vida presente, con la esperanza de la futura gloria. Es signo del servicio sacerdotal.
Espiritualmente nos recuerda las buenas obras y que los trabajos y el dolor ofrecidos a Dios serán espléndidamente recompensados. La oración que el sacerdote pronuncia al ponérselo es: Merezca, Señor, llevar el manípulo del llanto y del dolor, para poder recibir con alegría el premio de mis trabajos. El manípulo significa las ataduras de las manos al ser azotado Nuestro Señor.
Sacerdote colocándose el manípulo.
Fue abolido en las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II. Pero todavía en uso en las comunidades más tradicionales.
- Estola: “Orarium”. Era una larga “bufanda” que abrigaba el cuello. Se le da el sentido de inmortalidad y es la insignia por excelencia de la dignidad sacerdotal. La usa el sacerdote en las funciones propias de su ministerio. La estola es una tira de tela, más o menos entre 15 y 25 cm. de anchura, blanca o de colores que pende del cuello.
En el uso latino antiguo se empleaba a veces para designar vestidos significativos o simbólicos: así se habla de que los bautizados van vestidos de estolas blancas (“stolis albis candidi”), o que los mártires van vestidos de la estola de la gloria inmortal.
Es, por tanto, un distintivo de los ministros y a la vez un adorno que resalta la función sagrada que realizan. Se ponen la estola también para distribuir la comunión o para sentarse en la sede penitencial. En la ordenación del diácono uno de los gestos complementarios es la imposición de la estola.
La Iglesia hace pedir, al imponérsela el Sacerdote, la inmortalidad, perdida por el pecado, y el premio de nuestro último y feliz destino: Devuélveme, Señor, la estola de la inmortalidad, que perdí con la prevaricación del primer padre, y aún cuando me acerque, sin ser digno, a celebrar tus sagrados misterios, haz que merezca el gozo sempiterno. La estola significa las sogas con que Nuestro Señor fue arrastrado al Calvario.
Sacerdote revestido con la estola.
Observación: antes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II se utilizaba la estola cruzada debajo de la casulla.
- Casulla: Del latín “casula”, “casa pequeña” o tienda. La vestidura exterior del sacerdote, por encima del alba y la estola, a modo de capa. Origen: el manto romano llamado “pénula”. (Cf IGMR 299, IGMR 161)
La casulla deriva de la pénula greco-romana que es el vestido que empleaba utilizado por la clase senatorial romana que consistía en un vasto manto de lana, de forma redonda o cónica, con una abertura en el centro para pasar la cabeza y que con frecuencia también tenía una capucha. Hasta el siglo IX era la vestidura litúrgica común de los clérigos, época en la que comienza a prevalecer el uso de la dalmática para los diácnos y la tunicela para los subdiáconos.
También llamada penula nobilis o planeta. Su sentido tropológico es la caridad, alma de todas las virtudes y que lo cubre y llena todo. Su sentido alegórico es el vestido de púrpura con que fue cubierto Jesús, por los soldados en el Pretorio; y su sentido anagógico, la gracia prometida a quien lleva con buena voluntad el yugo de Cristo.
Oración del sacerdote: “Dómine, qui dixísti: Jugum meum suáve est et onus meum leve: fac, ut istud portáre sic váleam, quod cónsequar tuam grátiam. Amén.” Trad: “Señor, que dijiste: “Mi yugo es suave y mi carga ligera”; haced que de tal modo sepa yo llevarlo para alcanzar vuestra gracia”
Sacerdote revestido con la casulla (gótica y romana)
El sacerdote se reviste a partir del minuto 2:28 (en castellano)
Aquí el sacerdote se reviste a partir del minuto 6:21 (en inglés)
- Capa Pluvial: Capa que llevan los sacerdotes o diáconos en los actos de culto divino que lleva capillo o escudo en la espalda. La capa pluvial tiene su origen en la romana lacerna, con la cual se confundía hasta el punto de servir en un primer momento las propias capas de príncipes o magnates que después se ofrecían al culto.
Como esta prenda empezó a llevarse en las procesiones, fuera de los templos y se empleó para protegerse de la lluvia y del frío, se llamó pluvial enItalia, nombre que se ha conservado hasta hoy en el lenguaje eclesiástico.
Sacerdote revestido con la capa pluvial.
-Bonete: con él se cubre la cabeza el Sacerdote en algunos momentos de la Misa y en otras funciones litúrgicas, en señal de su dignidad.
Es de unos cuatro dedos de altura circular y uniforme sobre el cual figuran cuatro picos iguales más o menos salientes de otros tantos espacios a modo de medias lunas o bien de cuartos lunares con una bellota, a veces, si el que lo usa es graduado en el centro de la copa.
Varía el color según la dignidad del ministro: los Sacerdotes en negro, los obispos en púrpura y los cardenales en colorado.
En algunas sociedades sacerdotales o abadías se usa el blanco de acuerdo a los cánones propios.
Elementos Materiales de la Liturgia | |||
El Templo, el Altar, vestiduras del Papa, obispos y sacerdotes, colores litúrgicos. | |||
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Cómo es la vestimenta del Papa
El 'Santo Padre' se cubre los hombros con la muceta, una prenda que se usa en distintos colores según la estación
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1La cabeza, cubierta con el solideo o la mitra.
El Papa generalmente cubre su cabeza con el solideo, un pequeño casco de tela que sólo tapa la coronilla. Otros altos cargos eclesiásticos también lo usan, aunque se lo quitan cuando el 'Santo Padre' pasa a su lado en señal de resperto. Éste, por su parte, se lo quita cuando da misa.
En las ceremonias de cierta importancia, el Papa se coloca una prenda sobre la cabeza conocida como Mitra. Obispos, arzopbispos y cardenales también lo portan en ocasiones especiales. Su tamaño ha variado a lo largo de la historia.
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2La muceta, una prenda para cubrir los hombros.
El Papa se coloca una prenda sobre los hombros conocida como muceta que se abotona en el pecho. Al igual que ocurre con el solideo o la mitra, otros altos cargos religiosos emplean esta misma prenda, pero nunca del mismo color, que refleja el orden jerárquico. El jefe de la iglesia católica lo lleva en rojo y en blanco durante la Pascua.
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3El simar.
Así es como se conoce la prenda que viste el Papa sobre su cuerpo. Es muy similar a una túnica, aunque cuenta con una capa en la espalda. Su color suele ser el blanco, y siempre debe llevarse con una cruz colgando del cuello.
El 'Santo Padre' se pone en la cintura la fascia, una prenda con forma de bufanda. Se la coloca para que le quede entre el hombligo y el esternón. El jefe de la iglesia católica no es el único alto cargo eclesiástico que puede llevar esta prenda, pero nadie más que él puede lucir el escudo del Vaticano bordado en ella.
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4El palio.
Un ornamento litúrgico que el Papa se coloca sobre los hombros cuando da misa. Su forma circular está inspirada en la oveja que se coloca sobre la espalda del Buen Pastor. Una curiosidad: Benedicto XVI usa un palio muy similar a los utilizados antes del S X. Sus cinco cruces rojas representan las llagas de Jesús.
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5El báculo y el anillo del Papa.
La vestimenta del 'Santo Padre' se complementa con su báculo y su anillo. El primero lo usa cuando da misas y asiste a ceremonias de elevada importancia. El anillo lo lleva puesto a todas horas. La joya contiene la imagen de San Pedro pescando desde un bote. El Papa estampa este dibujo en todos sus documentos oficiales. Cuando muere, el anillo es destruido para que la firma no sea falsificada.
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Vestimenta del Sumo Pontífice
Mitra: Es la prenda de tela para la cabeza, alta y apuntada que visten los obispos en las grandes solemnidades y en las misas. Hasta el siglo X, era una simple banda de oro con la que los obispos se ceñían la cabeza; ahora es una especie de gorro con dos picos en la parte superior y dos tiras de la misma tela que cuelgan por la espalda. Es un ornamento de honor y una señal de poder.
Báculo: Es el símbolo más antiguo de la autoridad y, en el obispo, proclama al padre, al juez y al pastor.
Casulla: Es la vestidura que se pone el obispo sobre las demás prendas. Consiste en una pieza alargada con una abertura en el centro para pasar la cabeza. Es el símbolo de caridad, que hace dulce y suave el yugo de Jesucristo.
Se usan en diferentes colores:
Blanco: Representa las fiestas y solemnidades.
Verde: Se utiliza en tiempo ordinario.
Rojo: Representa las fiestas de los mártires y misas especiales de los santos.
Morado: Para la Semana Santa y cuaresma, así como para la misa de difuntos.
Alba
Es una amplia túnica que cubre al celebrante de arriba a abajo y se sujeta a la cintura con un cíngulo, simboliza la pureza del corazón que el sacerdote ha de llevar al altar.
¿Cuáles son las insignias propias de un PAPA?
La Sotana Blanca.
La Banda de Seda Blanca, adornada con el Escudo Papal.
El Solideo Blanco en la cabeza.
El Anillo del Pescador. (Pastor Supremo de la Iglesia).
El Pectoral. (Un crucifijo de oro en el pecho, sobre la Sotana Blanca).
La Capa Roja.
Las Sandalias color Vino.
La tiara: Mitra alta ceñida por 3 coronas.
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