sábado, 14 de diciembre de 2013

Gerardo Cágnoli de Valenza, Beato


Franciscano, Diciembre 29
 
Gerardo Cágnoli de Valenza, Beato
Gerardo Cágnoli de Valenza, Beato

Religioso Franciscano

Martirologio Romano: En Palermo, de Sicilia, beato Gerardo Cagnoli, religioso de la Orden de Hermanos Menores, que durante mucho tiempo hizo vida eremítica (1342).

El culto que desde tiempo inmemorial se tributaba en Palermo y otras partes, a este franciscano, fue confirmado por Pío X el 13 de mayo de 1908.

Gerardo nació hacia 1270. Era el único vástago de una noble familia del norte de Italia. A los diez años de edad perdió a su padre. Su madre murió algunos años después.

Resistió a los consejos de sus parientes que querían casarlo y, distribuyó sus bienes entre los pobres.

Hasta los cuarenta años, vivió como ermitaño en los sitios más inhospitalarios de Sicilia.

A principios del siglo XIV, se habló mucho de la santidad y milagros de San Luis de Anjou, quien había renunciado al trono que le esperaba para hacerse franciscano.

Gerardo, tomándole por patrono, ingresó en la misma orden alrededor de 1310.

La sencillez y devoción con que cumplió sus deberes de hermano lego, fueron la admiración de todos.

Un día de fiesta, cuando él era cocinero del convento, se quedó absorto en oración y se olvidó de preparar la comida. Cuando a media mañana el guardián se enteró de que ni siquiera había encendido el fuego, reprendió al hermanito por su descuido. Sin inmutarse por ello, Gerardo se dirigió a la cocina. Asistido por un joven desconocido, de radiante belleza, consiguió preparar, para la hora fijada, el banquete más delicioso que la comunidad había jamás probado.

A la intercesión del Beato Gerardo se atribuyeron muchos milagros. Por ejemplo, en una ocasión, encontró llorando a un niño que había roto una jarra de cristal que llevaba a su madre; el hermano Gerardo recogió los fragmentos, los bendijo y entregó al niño la jarra en perfecto estado.

Para los milagros de curación empleaba el aceite de la lámpara del altar de su patrono, San Luis. Vivía a pan y agua, dormía sobre una tabla, se disciplinaba hasta sacarse sangre y, con frecuencia, era arrebatado en éxtasis a varios palmos sobre el suelo, rodeado de un halo luminoso.

Dios le llamó a Sí el 29 de diciembre de 1345. Los restos mortales del Beato Gerardo Cágnoli reposan en el templo de San Francisco en Palermo, a pocos pasos de la puerta del convento que por largos años fue testigo de su santidad.


Beato Gerardo Cagnoli, religioso
fecha: 29 de diciembre
fecha en el calendario anterior: 1 de diciembre
n.: 1267 - †: 1342 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Pío X 13 may 1908
hagiografía: Frate Francesco
En Palermo, de Sicilia, beato Gerardo Cagnoli, religioso de la Orden de Hermanos Menores, que durante mucho tiempo hizo vida eremítica.

Gerardo Cagnoli nació en Valenza Po, Piamonte, hacia 1270. Después de la muerte de su madre, acaecida en 1290 (su padre ya había muerto), abandonó el mundo y vivió como peregrino, mendigando el pan y visitando los santuarios. Estuvo en Roma, Nápoles, Catania y quizás en Erice (Trapani). En 1307, impresionado por la fama de santidad del franciscano san Luis de Anjou, obispo de Tolosa, ingresó en la Orden de los Hermanos Menores en Randazzo, Sicilia, donde hizo el noviciado y vivió algún tiempo.

Del convento de Randazzo pasó a Palermo en calidad de portero y allí permaneció hasta su muerte siendo la admiración de sus hermanos y de los fieles por su sencillez y sus virtudes. Cerca de la puerta del convento plantó un ciprés y arregló un pequeño altar en honor de la Virgen y de san Luis de Anjou, de quien era devotísimo. Allí ardía continuamente una lámpara de aceite. Con un ramito de ciprés bañado en aceite de la lámpara bendecía a los enfermos que se acercaban a él en busca de consuelo. Muchos se iban perfectamente curados, otros experimentaban mejoría, o se sentían consolados con su palabra. La fórmula que él empleaba para bendecir era esta: «En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, por la intercesión de la Virgen María, de San Francisco y de San Luis sé liberado de esta enfermedad».

Los milagros se sucedían. Enrique d’Abbati, justicia del rey, estaba gravemente enfermo, y se había perdido toda esperanza. Fue llamado Fray Gerardo, que consoló con palabras fraternales al enfermo. Luego se postró en profunda oración. Poco después el enfermo se levantó perfectamente curado. Dormía pocas horas sobre una desnuda tabla; con instrumentos de penitencia maltrataba su cuerpo; continua oración, íntima unión con Dios, he ahí el programa de su larga vida. No es extraño que muchos lo aclamaran como santo ya en vida.

Había transcurrido más de 30 años en la Orden Franciscana, cuando en la fiesta de San Juan Evangelista de 1345 se le apareció la Santísima. Virgen y le aseguró que dentro de dos días volaría al cielo. Ante este anuncio Gerardo se alegró muchísimo y se preparó para las bodas eternas con gran fervor. El 29 de diciembre recibió con profunda devoción los últimos sacramentos de la fe y se durmió serenamente en el sueño de los justos. Tenía 75 años. Su sepulcro, en la iglesia de San Francisco de Palermo, fue meta de peregrinación de muchos devotos que recurrían a él desde Sicilia, Toscana, Marcas, Liguria, Córcega, Mallorca... Su culto continuó sin interrupción. Los restos mortales del beato Gerardo Cágnoli reposan en el templo de San Francisco en Palermo, a pocos pasos de la puerta del convento que por largos años fue testigo de su santidad. San Pío X aprobó el culto el 13 de mayo de 1908.

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