Humildemente vengo a darte la gracia por los infinitos bienes con que tu Divina providencia me has colmado. Ingrato seria si no viniese a rendir ese justísimo acto de gratitud. Acéptalo no sólo por mí, sino también por todos los familiares que abundan en su reconocimiento a la prodigalidad de tu Bendita y Sacrosanta mano. Pidiéndote por todos mis bienhechores, por todas las personas que en tu infinita gracia han intervenido proporcionándome los medios de subsistencia; socórrelos y protégelos, y a mí, adorable Misterio, hazme digno de tu protección iluminándome el sendero de fe, para que mientras sea peregrino de este mundo, constantemente pondere tu Grandeza. Acepta todos los trabajos y sacrificios que tenga en este mes los que anticipadamente te ofrezco y que en tu nombre llevare con resignación.
Dame tu santísima bendición en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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