En estos últimos momentos del año que hoy termina, heme aquí, Señor, en el silencio y en recogimiento para decirte GRACIAS, para solicitarte: AYUDA, para implorarte: PERDÓN.
GRACIASSeñor por la paz, por la alegría, por la unión que los hombres, mis hermanos, me han brindado, por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron.
Por esa mano oportuna que me tendieron, por esos labios cuyas palabras y sonrisa me alentaron, por esos oídos que me escucharon, por ese corazón que amistad, cariño y amor me dieron.
Gracias, Señor por el éxito que me estimuló, por la salud que me sostuvo, por la comodidad y diversión que me descansaron.
Gracias, Señor... me cuesta decírtelo... por la enfermedad, por el fracaso, por la desilusión, por el insulto, por el engaño, por la injusticia, por la soledad, por el fallecimiento del ser querido.
Tú lo sabes, Señor, cuán difícil fue aceptarlo; quizá estuve al punto de la desesperación,
pero ahora me doy cuenta que todo esto me acercó más a Ti. ¡Tú sabes lo que hiciste!
Gracias, Señor, sobre todo por la fe que me has dado en Ti y en los hombres. Por esa fe que se tambaleó pero que Tú nunca dejaste de fortalecer cuando tantas veces encorvado bajo el peso del desánimo me hizo caminar en el sendero de la verdad a pesar de la oscuridad.
AYUDATe he venido también a implorar para el año que muy pronto va a comenzar. Lo que el futuro me deparará, lo desconozco Señor. Vivir en la incertidumbre, en la duda, no me gusta, me molesta, me hace sufrir. Pero sé que Tú siempre me ayudarás.
Yo te puedo dar la espalda. Soy libre. Tú nunca me la darás. Eres fiel. Yo sé que me tenderás la mano. Tú sabes que yo no siempre la tomaré.
Por eso, hoy te pido que me ayudes a ayudarte, que llenes mi vida de esperanza y generosidad.
No abandones la obra de tus manos. Señor.
PERDÓNNo podría retirarme sin pronunciar esa palabra que tantas veces, te debí de haber dicho, pero que por negligencia y orgullo he callado, perdón, Señor, por mis negligencias,
descuidos y olvidos, por mi orgullo y vanidad, por mi necedad y capricho, por mi silencio y mi excesiva locuacidad.
Perdón, Señor, por prejuzgar a mis hermanos, por mi falta de alegría y entusiasmo, por mi falta de fe y confianza en Ti, por mi cobardía y mi temor en mi compromiso.
Perdón, porque me han perdonado y no he sabido perdonar.
Perdón por mi hipocresía y mi doblez, por esa apariencia que con tanto esmero cuido pero que en el fondo no es más que engaño a mi mismo.
Perdón por esos labios que no sonrieron, por esa palabra que callé, por esa mano que no tendí, por esa mirada que desvié, por esos oídos que no presté, por esa verdad que omití, por ese corazón que no amó... por ese Yo que se prefirió.
Señor, no te he dicho todo.
Llena con tu amor mi silencio y cobardía.
GRACIAS por todos los que no te dan gracias.
AYUDA a todos los que imploran tu ayuda.
PERDÓN por todos los que no imploran perdón.
Me has escuchado...ahora, Señor, te escucho...
REFLEXIÓN"Hijos, ha llegado el momento final" (1 Jn 2, 18), ¡Cuán actuales siguen siendo hoy esas palabras! ¡Cuánto coinciden con las vivencias que todos nosotros sentimos hoy, 31 de diciembre!
El último día del año... deseamos vivirlo para participar en la liturgia eucarística, en el sacrificio de Cristo..., para expresar ante Dios de la forma mas plena posible todo lo que nuestro corazón y nuestra conciencia necesitan manifestar el día de hoy... nuestra acción de gracias y nuestra petición de perdón.
"Verdaderamente es bueno y justo, nuestro deber... darte gracias. A ti". A ti, precisamente a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Darte gracias por toda la abundancia del misterio del nacimiento de Dios, a cuya luz está terminando el año viejo y nace un año nuevo. ¡Qué elocuente es el hecho de que en el día en que los hombres hablan sobre todo del año que ya ha "pasado", la liturgia de la Iglesia sea hoy un testimonio del nacimiento: nacimiento de Dios en un cuerpo humano, a la vez que nacimiento del hombre a partir de Dios. "A los que lo recibieron los hizo capaces de ser hijos de Dios" (Jn 1,12).
Y junto con ésta acción de gracias, presentamos particular atención en la participación en la santa misa de hoy a las palabras que encierran una dimensión de propiciación, comenzando por el "confiteor" inicial, pasando por el "Kyrie eleison" y acabando con el "Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo", y a nuestro " Señor no soy digno...".
Carguemos estas palabras con todas las vivencias de nuestra conciencia, todo lo que pesa sobre ellas, lo que solamente Dios mismo puede juzgar y perdonar. No tengamos reparo en presentarnos aquí, en el día de hoy, ante Dios con la conciencia de la culpa, con la misma actitud del publicano del Evangelio. Asumamos esta actitud, que corresponde sin duda a la verdad interior del hombre. Tal actitud conlleva la liberación.
De ese modo, esa actitud, precisamente ésa, lleva a la esperanza.
Que cada uno de nosotros, mis queridos amigos y hermanos del blog, podamos hacer nuestras estas palabras y terminar el 2010 y empezar el 2011 con la paz y la confianza que brotan de estos sentimientos vividos cristianamente: GRACIAS, AYUDA Y PERDÓN.
Por mi parte, en la gratitud a cada visita al blog, les hago nueva la invitación a seguir juntos, todos los días, del nuevo año. En cada nueva visita, los estrecho en mi corazón, con todo mi cariño y mi bendición de hermano.
GRACIASSeñor por la paz, por la alegría, por la unión que los hombres, mis hermanos, me han brindado, por esos ojos que con ternura y comprensión me miraron.
Por esa mano oportuna que me tendieron, por esos labios cuyas palabras y sonrisa me alentaron, por esos oídos que me escucharon, por ese corazón que amistad, cariño y amor me dieron.
Gracias, Señor por el éxito que me estimuló, por la salud que me sostuvo, por la comodidad y diversión que me descansaron.
Gracias, Señor... me cuesta decírtelo... por la enfermedad, por el fracaso, por la desilusión, por el insulto, por el engaño, por la injusticia, por la soledad, por el fallecimiento del ser querido.
Tú lo sabes, Señor, cuán difícil fue aceptarlo; quizá estuve al punto de la desesperación,
pero ahora me doy cuenta que todo esto me acercó más a Ti. ¡Tú sabes lo que hiciste!
Gracias, Señor, sobre todo por la fe que me has dado en Ti y en los hombres. Por esa fe que se tambaleó pero que Tú nunca dejaste de fortalecer cuando tantas veces encorvado bajo el peso del desánimo me hizo caminar en el sendero de la verdad a pesar de la oscuridad.
AYUDATe he venido también a implorar para el año que muy pronto va a comenzar. Lo que el futuro me deparará, lo desconozco Señor. Vivir en la incertidumbre, en la duda, no me gusta, me molesta, me hace sufrir. Pero sé que Tú siempre me ayudarás.
Yo te puedo dar la espalda. Soy libre. Tú nunca me la darás. Eres fiel. Yo sé que me tenderás la mano. Tú sabes que yo no siempre la tomaré.
Por eso, hoy te pido que me ayudes a ayudarte, que llenes mi vida de esperanza y generosidad.
No abandones la obra de tus manos. Señor.
PERDÓNNo podría retirarme sin pronunciar esa palabra que tantas veces, te debí de haber dicho, pero que por negligencia y orgullo he callado, perdón, Señor, por mis negligencias,
descuidos y olvidos, por mi orgullo y vanidad, por mi necedad y capricho, por mi silencio y mi excesiva locuacidad.
Perdón, Señor, por prejuzgar a mis hermanos, por mi falta de alegría y entusiasmo, por mi falta de fe y confianza en Ti, por mi cobardía y mi temor en mi compromiso.
Perdón, porque me han perdonado y no he sabido perdonar.
Perdón por mi hipocresía y mi doblez, por esa apariencia que con tanto esmero cuido pero que en el fondo no es más que engaño a mi mismo.
Perdón por esos labios que no sonrieron, por esa palabra que callé, por esa mano que no tendí, por esa mirada que desvié, por esos oídos que no presté, por esa verdad que omití, por ese corazón que no amó... por ese Yo que se prefirió.
Señor, no te he dicho todo.
Llena con tu amor mi silencio y cobardía.
GRACIAS por todos los que no te dan gracias.
AYUDA a todos los que imploran tu ayuda.
PERDÓN por todos los que no imploran perdón.
Me has escuchado...ahora, Señor, te escucho...
REFLEXIÓN"Hijos, ha llegado el momento final" (1 Jn 2, 18), ¡Cuán actuales siguen siendo hoy esas palabras! ¡Cuánto coinciden con las vivencias que todos nosotros sentimos hoy, 31 de diciembre!
El último día del año... deseamos vivirlo para participar en la liturgia eucarística, en el sacrificio de Cristo..., para expresar ante Dios de la forma mas plena posible todo lo que nuestro corazón y nuestra conciencia necesitan manifestar el día de hoy... nuestra acción de gracias y nuestra petición de perdón.
"Verdaderamente es bueno y justo, nuestro deber... darte gracias. A ti". A ti, precisamente a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Darte gracias por toda la abundancia del misterio del nacimiento de Dios, a cuya luz está terminando el año viejo y nace un año nuevo. ¡Qué elocuente es el hecho de que en el día en que los hombres hablan sobre todo del año que ya ha "pasado", la liturgia de la Iglesia sea hoy un testimonio del nacimiento: nacimiento de Dios en un cuerpo humano, a la vez que nacimiento del hombre a partir de Dios. "A los que lo recibieron los hizo capaces de ser hijos de Dios" (Jn 1,12).
Y junto con ésta acción de gracias, presentamos particular atención en la participación en la santa misa de hoy a las palabras que encierran una dimensión de propiciación, comenzando por el "confiteor" inicial, pasando por el "Kyrie eleison" y acabando con el "Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo", y a nuestro " Señor no soy digno...".
Carguemos estas palabras con todas las vivencias de nuestra conciencia, todo lo que pesa sobre ellas, lo que solamente Dios mismo puede juzgar y perdonar. No tengamos reparo en presentarnos aquí, en el día de hoy, ante Dios con la conciencia de la culpa, con la misma actitud del publicano del Evangelio. Asumamos esta actitud, que corresponde sin duda a la verdad interior del hombre. Tal actitud conlleva la liberación.
De ese modo, esa actitud, precisamente ésa, lleva a la esperanza.
Que cada uno de nosotros, mis queridos amigos y hermanos del blog, podamos hacer nuestras estas palabras y terminar el 2010 y empezar el 2011 con la paz y la confianza que brotan de estos sentimientos vividos cristianamente: GRACIAS, AYUDA Y PERDÓN.
Por mi parte, en la gratitud a cada visita al blog, les hago nueva la invitación a seguir juntos, todos los días, del nuevo año. En cada nueva visita, los estrecho en mi corazón, con todo mi cariño y mi bendición de hermano.
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