viernes, 5 de julio de 2013

Evangelio XIV Domingo Tiempo Ordinario. Ciclo C. 7 de julio, 2013.

 
Santo del Día:. Santoral del 30 de junio: Devoción al,  Sagrado Corazón de Jesús
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     10, 1-9
Gloria a ti Señor
  
    El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde Él debía ir. Y les dijo: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.
    ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
    Al entrar en una casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!" Y si hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá a ustedes.
    Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: "El Reino de Dios está cerca de ustedes"».

Palabra del Señor.

 
 Comentario:
  
El texto de Lucas nos recuerda la urgencia de anunciar el Evangelio desde la comunidad. Jesucristo mismo envía a los setenta y dos discípulos y los manda de dos en dos. En el mundo de la fe no existe el individualismo. No existe el evangelizador por libre. De dos en dos, para que el camino sea más llevadero, para que se ayuden uno a otro, para que lo que prediquen sea un testimonio contrastado. En todo proyecto o viaje humano siempre tenemos que tener bien claro lo que debemos de llevar según el punto de destino y las características concretas. Jesús, en cambio, nos deja bien claro lo que no tenemos que llevar en el camino de la evangelización. No llevemos lo que nos puede dar una seguridad aparente. Hay cristianos que piensan que el cristianismo se tiene que equiparar a una ONG de nuestro tiempo. Creo que no han entendido en profundidad cuál es el mensaje ni cuál es su finalidad. El Evangelio es desposeerse de todo para tenerlo todo. Cristo no suele "dorar la píldora", a sus seguidores, no les augura un "camino de rosas". Al contrario, les dice y repite que "el que quiera seguirle, tome su cruz". Pero hay algo, que conviene recordar enseguida: Dios no abandona nunca a los suyos, siempre va a su lado.
Todos somos llamados a evangelizar con nuestra vida. Dice el evangelio que los setenta y dos volvieron contentos y dijeron: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre". Más de una vez nos ha invadido este tipo de alegría. Jesús nos dice: "No estéis alegres porque se os sometan los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo". Es un buen aliento para cuando nos sentimos fracasados. No debemos olvidarnos nunca de que somos "instrumento" en sus manos. Evangelizar no es la tarea exclusiva de los pastores del pueblo de Dios, ni monopolio de los misioneros de vanguardia. Toda la comunidad eclesial es misionera siempre y en todo lugar. Evangelizar es su misión y su dicha. Con tal de que estemos evangelizados nosotros mismos, todos los cristianos podemos y debemos ser evangelizadores, pues por los sacramentos de la vida cristiana participamos de la misión profética de Cristo. Hoy, más que de conquista se habla experiencia y de testimonio. Es este testimonio de los cristianos lo que mejor puede impactar al incrédulo y al hombre de hoy, harto de propaganda, palabrería y falsos mesianismos. Hoy como ayer, lo que más necesita es el evangelio vivido. Es verdad que hemos de emplear todos los medios a nuestro alcance para difundir la fe, con tal que se avengan con las instrucciones de Jesús en el evangelio de hoy: pobreza y solidaridad, y no avasallamiento y poder. Nuestra misión, hoy como ayer, es ser mensajeros de la paz y la alegría. Los auténticos seguidores y seguidoras de Jesús serán capaces de, en su nombre, lograr la transformación de la vida de las personas y de las realidades sociales en las que viven. El Evangelio no es intimismo, no es buscar el solo bienestar interior sino que es una llamada a salir de nosotros mismos para llevar a los demás la alegría que tenemos en el corazón. ¿Te sientes enviado por Jesús?
 
Fuente: Leccionario II

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