Jueves 23 de mayo,
17:45, Basílica San Pedro, Roma. Confesión de Fe de los obispos italianos.
El papa llega en
ascensor a la Basílica y saluda a su maestro de ceremonias, quien lo invita a
pasar a la sacristía para revestirse y preparase para la celebración de la
Liturgia de la Palabra.
El Papa -
¿Revestirme?
Maestro de ceremonias
- Si, esta todo preparado, Santidad.
P - Hagámoslo así,
hace un poco de calor...
M - (Pálido) Pero
Santidad ¿y la Liturgía de la Palabra?
P - No importa,
hagámoslo así.
Los dos se retiran a
la sacristía a rezar mientras que el maestro de ceremonias de la orden que dejen
aparte lo que no van a usar. Los diáconos se quitan las dalmáticas, los demás
ministros dejan la cruz y los candelas.
Al salir de la
sacristía, el maestro de ceremonias le indica al Papa como seguir la procesión.
P - ¿Cómo procesión?
¿Dónde es?
M - En el altar de la
confesión, Santidad.
P - Ah! No sabía.
Pensaba que era una cosa más simple.
M - ¿Quiere
revestirse, Santidad?
P - No, no, hagámoslo
con simplicidad.
M - ¿Quiere la estola,
Santidad?
P - No, tampoco.
***
Francisco habría exhortado, a los obispos de la Puglia que se
quejaron por la división producida por ciertos grupos defensores de la misa
según el misal de Pío V, a vigilar sobre los extremismos de ciertos grupos
tradicionalistas, pero también a atesorar la tradición y hacerla convivir en la
Iglesia con la innovación.
Para explicar este último punto, el Papa habría puesto el propio
ejemplo: “¿Lo ven? Dicen que mi maestro de ceremonias papales [Guido Marini] es
de corte tradicionalista; y muchos, después de mi elección, me han invitado a
relevarlo de su cargo y a sustituirlo. He respondido que no, precisamente para
que yo mismo pueda beneficiarme de su preparación tradicional y al mismo tiempo
él pueda aventajarse, del mismo modo, de mi formación más
emancipada”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario