miércoles, 17 de julio de 2013

Diálogo entre un Papa y su maestro de ceremonias.

 






Jueves 23 de mayo, 17:45, Basílica San Pedro, Roma. Confesión de Fe de los obispos italianos.

El papa llega en ascensor a la Basílica y saluda a su maestro de ceremonias, quien lo invita a pasar a la sacristía para revestirse y preparase para la celebración de la Liturgia de la Palabra. 

El Papa - ¿Revestirme?
Maestro de ceremonias - Si, esta todo preparado, Santidad.
P - Hagámoslo así, hace un poco de calor...
M - (Pálido) Pero Santidad ¿y la Liturgía de la Palabra?
P - No importa, hagámoslo así.

Los dos se retiran a la sacristía a rezar mientras que el maestro de ceremonias de la orden que dejen aparte lo que no van a usar. Los diáconos se quitan las dalmáticas, los demás ministros dejan la cruz y los candelas.
Al salir de la sacristía, el maestro de ceremonias le indica al Papa como seguir la procesión.

P - ¿Cómo procesión? ¿Dónde es?
M - En el altar de la confesión, Santidad.
P - Ah! No sabía. Pensaba que era una cosa más simple.
M - ¿Quiere revestirse, Santidad?
P - No, no, hagámoslo con simplicidad.
M - ¿Quiere la estola, Santidad?
P - No, tampoco.

***

Francisco habría exhortado, a los obispos de la Puglia que se quejaron por la división producida por ciertos grupos defensores de la misa según el misal de Pío V, a vigilar sobre los extremismos de ciertos grupos tradicionalistas, pero también a atesorar la tradición y hacerla convivir en la Iglesia con la innovación.
Para explicar este último punto, el Papa habría puesto el propio ejemplo: “¿Lo ven? Dicen que mi maestro de ceremonias papales [Guido Marini] es de corte tradicionalista; y muchos, después de mi elección, me han invitado a relevarlo de su cargo y a sustituirlo. He respondido que no, precisamente para que yo mismo pueda beneficiarme de su preparación tradicional y al mismo tiempo él pueda aventajarse, del mismo modo, de mi formación más emancipada”.

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