miércoles, 17 de julio de 2013

Ocho Cardenales


 

Antonio Lasierra, excelente curiólogo del nido de Francisco de la Cigoña hace un análisis preciso de la sorpresiva jugada del papa Francisco.

La consecuencia, en mi opinión, es que la creación hoy anunciada es todo menos normal. Usted habla de novedad escasa. Sin embargo puede entenderse que se trata de un acto novísimo, revolucionario incluso, y difícilmente comparable con la comisión Herranz-Tomko-De Giorgi. Ésta no tenía más misión que elabrar un informe. El grupo hoy designado lo es nada menos que para ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia, ¡cuando para eso precisamente está la Curia! Cabe aducir, claro, que el Papa seguirá gobernando mdiante la Curia pero con la simple novedad de establecer un pequeño grupo de cardenales que le aconsejen en la toma de decisiones que tendrá que ejecutar la Curia. Bien. Pero ¿lo normal no sería que ese consejo proviniera precisamente de los curiales? ¿Es normal que el Papa excluya a la Curia "in toto" de ese núcleo en el que se originarán las decisiones? A mi no me lo parece. Y me parece extraordinariamente llamativo que el único curial incluido sea técnicamente un no curial. Y que no esté el Secretario de Estado. O que ni siquiera haya un representante de las congregaciones. Y en general, es muy llamativo que el consejo para el gobierno de la Iglesia se confíe casi exclusivamente a pastores residenciales.
Lo mismo vale para la segunda atribución: el estudio de un proyecto de reforma de la "Pastor bonus", valga decir de la Curia. Es por tanto oficial que la Curia va a ser reformada. Sin embargo se excluye del estudio a toda la Curia, y se confía el asunto prácticamente solo a prelados residenciales ajenos a la Curia. Me sigue pareciendo una novedad absoluta.
Es bien conocido que Pío XII dejó durante años vacante el oficio de Secretario de Estado (dejando a Tardini y Montini como Pro-Secretarios) arguyando que no quería colaboradores sino ejecutores. El anuncio de hoy no va tan lejos. El Papa ciertamente quiere colaboradores: en el gobierno de la Iglesia y en la reforma de la Curia. Pero ajenos a la Curia. El mensaje parece estar claro. Y no resulta precisamente favorable a una Curia a la que "pone en su sitio" de mera ejecutora de lo que otros decidan. No creo que los curiales, marginados en el estudio de su propio futuro, estén hoy muy contentos.
Por fin, curioso también que el Secretario del grupo sea el obispo de Albano, diócesis a la que pertenece Castelgandolfo. Durante todo el verano, el Papa y el obispo podrán trabajar día a día, solos y sin sugerencias ajenas, en el proyecto de reforma. Que los demás conocerán solo en octubre. No puede sino colegirse que Semeraro pasa repentinamente de ser el obispo de una de las pequeñas diócesis suburbicarias a despuntar como una figura decisiva en el próximo futuro.


Hasta aquí Antonio Lasierra. Agregaría alguna cosa más. Bertello es un hombre de experiencia en negociaciones. Su estilo esta muy emparentado con el de Bergoglio. Y por sobre todo, esta afuera de las intrígas de la Curia. El hecho de que no haya ningún italiano más (siendo que por largo es el país con más representantes en Sacro Colegio) es sorprendente y parece que apunta a una desitalianización del vaticano. Si hasta ahora la teoría indicaba que solo un italiano podía hacer esa reforma el papa parece apuntar hacia otro lado. De los que quedan Marx es el más intelectual. Cercano a Ratzinger, podría ser el intento de buscar un interlocutor válido con la conflictiva iglesia alemana. Pell y O'Malley en mi opinión los dos nombramientos más relevantes, son conocidos por sus luchas en la curia. Sobre todo Pell. Su nombramiento no creo que se deba a necesitar un representante de Oceanía. Australia no pesa tanto en la estructura de la Iglesia y si fuera por una simetría geografica también hubiera sido lógico otro representante por los países asiáticos (Corea, China, Vietnam, Japón, etc.). Sorprende ningún representante español, brasilero o mejicano. Por último, los que esperaban un nombramiento bomba como Ranjinth, se parecen a los del mayo del '68. Quieren ser realistas pidiendo lo imposible

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