martes, 14 de mayo de 2013

Simón Stock, Santo

Presbítero, 16 de mayo
 
Simón Stock, Santo
Simón Stock, Santo

Recibió de la Santísima Virgen el Escapulario Carmelita

Martirologio Romano: En Burdeos, en el territorio de Gascuña, Francia, san Simón Stock, presbítero, que, primero ermitaño en Inglaterra, ingresó después en la Orden de los Carmelitas, que guió admirablemente, siendo célebre por su devoción singular a la Virgen María. ( 1265)
San Simón Stock es uno de los personajes centrales de la historia de la Orden del Carmen, por dos títulos, sobre todo: a él se debe el cambio estructural de la Orden abandonando el eremitismo originario y entrando a formar parte de las ordenes mendicantes o de apostolado.

La tradición nos ha legado que él recibió de manos de María el Santo Escapulario del Carmen, tan difundido desde el siglo XVI entre el pueblo cristiano.

La primera noticia de San Simón Stosck es del dominico Gerardo de Frascheto, contemporáneo del Santo (+1271). No es claro si el "hermano Simón, Prior de la misma Orden (Carmelitana), varón religioso y veraz" sea San Simón Stock.

La segunda referencia en orden cronológico es un antiguo Catálogo de Santos de la Orden, del cual se conservan tres redacciones del siglo XIV. La más breve y, por lo mismo, más antigua, dice de él:

"El noveno fue San Simón de Inglaterra, sexto General de la Orden, el cual suplicaba todos los días a la gloriosísima Madre de Dios que diera alguna muestra de su protección a la Orden de los Carmelitas, que gozaban del singular título de la Virgen, diciendo con todo el fervor de su alma es tas palabras:
Flor del Carmelo
Viña floridal esplendor del cielo;
Virgen fecunda y singular;
oh Madre dulce
de varón no conocida;
a los carmelitas,
proteja tu nombre,
estrella del mar.

Según la tradición, se le apareció la Virgen rodeada de ángeles, el 16 de julio de 1251, y le mostró el santo Escapulario de la Orden diciéndole: "Este será el privilegio para ti y todos los carmelitas; quien muriere con él no padecerá el fuego eterno, es decir, el que con él muriere se salvará".

Otra redacción más extensa de este Santoral añade nuevos e interesantes datos sobre él; Su apellido STOCK, que parece se deba a que vivía en el tronco de un árbol. Su ingreso entre los carmelitas recién llegados a Inglaterra procedentes del Monte Carmelo. Su elección como Prior General y la aprobación de la Orden por el Papa Inocencio IV. Su don celestial de obrar ruidosos milagros. Fue autor de varias composiciones, entre ellas el Flos Carmelí y el Ave Stella Matutina.

Parece que mientras visitaba la Provincia de Vasconia, murió en Burdeos, el 16 de mayo de 1265, casi centenario de edad.

Se le tributa culto desde 1435.

Nunca ha sido canonizado formalmente, pero el Vaticano aprobó la celebración de la festividad carmelita.

Su fiesta se celebra el 16 de mayo.

Simón Stock.   


San Simón Stock
Virgin Giving Scapular.jpg
María le entrega el escapulario a San Simón Stock
Nacimiento1165
Fallecimiento16 de mayo 1265
Venerado enIglesia Católica Romana
Festividad16 de mayo
San Simón Stock fue un religioso inglés de la Orden del Carmelo, a quien según la tradición, le fue dado el escapulario por la Virgen del Carmen. Todo lo que se sabe es que en 1247 fue elegido como el sexto general de los carmelitas, como sucesor de Alan, en el capítulo llevado a cabo en Aylesford, Kent, Inglaterra. Desde 1951 el cráneo de san Simón se ha preservado como reliquia en el monasterio carmelita en Aylesford, la aldea en donde se cree nació.

Biografía

San Simón Stock es uno de los personajes centrales de la historia de la Orden del Carmen. A él se debe el cambio estructural de la Orden abandonando el eremitismo originario y entrando a formar parte de las órdenes mendicantes o de apostolado. La tradición nos ha legado que él recibió de manos de María el santo escapulario del Carmen, tan difundido desde el siglo XVI entre el pueblo cristiano.
La primera noticia que tenemos de san Simón Stock es del dominico Gerardo de Frascheto, contemporáneo del santo (+1271). No es claro si el "hermano Simón, prior de la misma Orden (carmelitana), varón religioso y veraz" al que se refiere sea san Simón Stock.
La segunda referencia en orden cronológico es un antiguo Catálogo de Santos de la Orden, del cual se conservan tres redacciones del siglo XIV. La más breve y, por lo mismo, más antigua, dice de él:
"El noveno fue san Simón de Inglaterra, sexto General de la Orden, el cual suplicaba todos los días a la gloriosísima Madre de Dios que diera alguna muestra de su protección a la Orden de los Carmelitas, que gozaban del singular título de la Virgen, diciendo con todo el fervor de su alma estas palabras: 'Flor del Carmelo...'.
Otra redacción más extensa de este Santoral añade nuevos e interesantes datos sobre él: Así, su apellido, Stock, parece se deba a que vivía en el tronco de un árbol; su ingreso entre los carmelitas recién llegados a Inglaterra procedentes del Monte Carmelo; su elección como Prior General y la aprobación de la Orden por el papa Inocencio IV; su don celestial de obrar señalados milagros.
Fue autor de varias composiciones, entre ellas los himnos marianos Flos Carmeli y el Ave Stella Matutina.
Parece que mientras visitaba la Provincia de Vasconia, murió en Burdeos, el 16-5-1265, casi centenario de edad.
Se le tributa culto desde 1435. Su fiesta se celebra el 16 de mayo.

El escapulario

Sin duda alguna, el hecho más recordado de la vida de este santo tiene que ver con la aparición de la Virgen a la que se atribuye la institución del escapulario del Carmen, que tendría a partir de entonces una extraordinaria difusión en el mundo católico.
Según la tradición piadosa, la Virgen María se apareció a Simón en Cambridge, Inglaterra, el domingo, 16 de julio de 1251, como respuesta a sus súplicas de auxilio a su oprimida Orden. La Virgen se presentó portando un escapulario en la mano y dándoselo le dijo: "Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia".
Esta tradición carmelita, sin embargo, no aparece en una forma exacta y documentada por primera vez hasta 1642, cuando las palabras de la Virgen a Simón fueron escritas en una circular del propio Simón que se dice fue dictada a su secretario, compañero y confesor, Peter Swanyngton.
 
 
San Simón Stock.
San Simón Stock
Santo Carmelita del siglo XIII, general de la orden, quién recibió de la Virgen del Carmen el escapulario en 1246.
Fiesta: 16 mayo

 
 
 
 
 
 
San Simón Stock
Prior General de la Orden del Carmen
Nuestra Señora entrega el Escapulario a San Simón Stock

 
En una hora de grandes persecuciones contra su Orden, este santo carmelita recibió de la Santísima Virgen el Escapulario símbolo de protección y eterna alianza

 
 

 
Simón nació en 1165, en el castillo de Harford, condado de Kent, en Inglaterra, del que su padre era gobernador. Sus padres unieron la virtud a la más alta nobleza. Algunos escritores juzgan que estaban emparentados con la familia real inglesa.
Antes de nacer su madre lo consagró a la Santísima Virgen. En reconocimiento por el feliz parto y para pedir su especial protección, la joven madre antes de amamantarlo, lo ofrecía a la Madre de Dios, rezando de rodillas un Avemaría. Si por distracción se olvidaba de ello, encontraba una resistencia de parte del pequeño Simón, que rechazaba alimentarse hasta que ella rezase esa oración. Cuando la criatura, debido a algún malestar propio de la edad, comenzaba a llorar, bastaba que su madre le mostrase una estampa de la Virgen para que se calmase.
El niño aprendió a leer a muy tierna edad. A ejemplo de sus padres, comenzó a rezar el Pequeño Oficio de la Santísima Virgen, y luego también el Salterio en latín. Aunque aún no conocía la lengua latina, encontraba tanto placer en ello que quedaba extasiado.
Este niño precoz inició a los siete años el estudio de Bellas Artes en el colegio de Oxford, con tanto éxito que sorprendió a sus profesores. Eso hizo con que fuese admitido a la Mesa Eucarística, en un tiempo en que la costumbre era recibir la Sagrada Hostía mucho más tarde. Fue entonces que consagró su virginidad a la Santísima Virgen.
Eremita a los doce años de edad
Perseguido por la envidia de su hermano mayor, y atendiendo a una voz interior que le inspiraba el deseo de abandonar el mundo, dejó el hogar paterno a la edad de doce años, encontrando refugio en un retirado bosque. Prefirió seguir el llamado de Dios que permanecer en la comodidad del hogar.
Un enorme roble cuyo tronco consumido formara una cavidad suficientemente amplia como para colocar una cruz, una imagen de Nuestra Señora y recostarse, le sirvió de oratorio y habitación. Empleaba el tiempo en la contemplación de las cosas divinas, oración y austeridades. Bebía agua de una fuente en las proximidades y se alimentaba de hierbas, raíces y frutos silvestres. De vez en cuando, sin embargo, un misterioso perro le llevaba un pedazo de pan. Evidentemente, como otrora a los solitarios del desierto, el demonio no lo dejaba en paz.
Simón fue entregado por el enemigo de la salvación a las penas del espíritu, a violentos escrúpulos, a crueles remordimientos sobre los peligros de esa vía extraordinaria que él recorre, privado como estaba de la gracia de los sacramentos, desprovisto de todos los medios que la Iglesia concede sin cesar a los fieles, todos los días expuesto a morir en esa terrible soledad, sin socorro ni consolaciones. El ejemplo de tantos ermitaños que Dios condujo en la misma vía reanimaba su confianza,- el recuerdo de las gracias con las cuales el Cielo lo había favorecido, para confirmarlo en su resolución, lo reaseguraba”.1
Y especialmente la protección de Nuestra Señora, a quien fuera consagrado desde el vientre materno, le devolvía la paz. De otro lado, también los ángeles venían a hacerle compañía y lo entretenían en la soledad en que moraba. Así vivió cerca de 20 años.
Mandato para que se uniese a los carmelitas
Nuestra Señora le reveló entonces su deseo que se uniese a ciertos monjes que vendrían a Inglaterra provenientes del Monte Carmelo, en Palestina, “sobre todo porque aquellos religiosos estaban consagrados de un modo especial a la Madre de Dios”. A pesar del gran atractivo que tenía por la soledad, Simón volvió a la casa de sus padres y retomó el curso de sus estudios. Se graduó en teología y recibió las sagradas ordenes. Mientras aguardaba la llegada de los monjes anunciados, el Padre Simón Stock se dedicó a la predicación.
Como Vicario General de la Orden, enfrenta una obstinada persecución
Finalmente dos frailes carmelitas llegaron el año 1213, y él pudo recibir el hábito de la Orden en Aylesford.
El convento carmelita de Aylesford, Kent (Inglaterra), en donde el santo recibió de Nuestra Señora el Escapulario
En 1215, habiendo llegado a oídos de San Brocardo, segundo general del Carmen, la fama de virtudes de Simón, quiso tenerlo como coadjutor en la dirección de la Orden; en 1226, lo nombró Vicario General de todas las provincias europeas.
San Simón tuvo que hacer frente, en esa ocasión, a una verdadera tormenta contra los carmelitas en Europa, suscitada por el demonio a través de personas que se decían celosas por las leyes de la Iglesia. Éstas querían a todo costo suprimir la Orden, bajo pretexto de ser nueva, instituida sin la aprobación de la Iglesia, contrariamente a lo que disponía el IV Concilio de Letrán.
Simón envió delegados al Papa Honorio III, para informarlo de la persecución de que estaban siendo víctimas los carmelitas y pedir su protección. El Soberano Pontífice delegó dos comisarios para examinar la cuestión. Éstos, ganados por los adversarios, opinaron por la supresión de los carmelitas. Pero la Santísima Virgen se apareció a Honorio III, ordenándole que aprobase las Reglas del Carmen, confirmase la Orden y la protegiese contra sus adversarios.2 El Sumo Pontífice lo hizo mediante una bula, en la cual declaró legítima y conforme a los decretos de Letrán la existencia legal de la Orden de los Carmelitas, y la autorizó continuar sus fundaciones en Europa.
Eremita en Oriente y Prior General
San Simón participó del Capítulo General de la Orden en Tierra Santa, en 1237. En ese Capítulo, se trataba de decidir, debido a las continuas persecuciones movidas por los moros, si era el caso de mantener aún los conventos de Tierra Santa. Una ala pretendía permanecer, incluso bajo el riesgo de enfrentarse al rnartirio. Otros, alegando la frase de Nuestro Señor —“cuando os persiguieren en una ciudad, huid hacia otra”— eran partidarios del traslado total a Europa. San Simón Stock era de esta segunda opinión, alegando, además, que no se podía tentar a Dios en esa situación. Pero él mismo no pudo volver inmediatamente a Europa, porque los sarracenos dominaban los mares. Con ello, placenteramente se aisló en una gruta del Monte Carmelo, donde pasó más de seis años en completa soledad, hasta que, sabiendo que algunos cruzados ingleses se preparaban para volver a su tierra, juzgó su deber partir con ellos.
En un nuevo Capítulo, en 1245, fue elegido 6º Prior General de la Orden Carmelita.
Si la bula papal había aplacado momentáneamente el furor de los enemigos del Carmelo, no lo hizo cesar del todo. Después de un periodo de calma, las persecuciones recomenzaron con más intensidad.
Nuestra Señora le concede el Escapulario de la Orden
Abandonado del auxilio humano, San Simón recurría a la Virgen, con toda la amargura de su corazón, pidiendo que fuese propicia a su Orden, tan probada, y que diese una señal de su alianza con ella.
En la mañana del día 16 de julio de 1251, le suplicaba con mayor empeño a la Madre del Carmelo su protección, recitando la bella oración por él compuesta, Flos Carmeli.3
Según el mismo lo relató al padre Pedro Swayngton, su secretario y confesor, de repente “la Virgen se me apareció en gran cortejo, y, teniendo en la mano el hábito de la Orden me dijo: «Recibe, dilectísimo hijo, este escapulario de tu Orden como señal distintiva y la marca del privilegio que yo obtuve para ti y para todos los hijos del Carmelo; es una señal de salvación, una salvaguarda en los peligros, alianza de paz y de una protección sempiterna. Quien muriese revestido con él será preservado del fuego eterno».
Ella me dijo ( ... ) que bastaba enviar una delegación al Papa Inocencio, Vicario de su Hijo, que él no dejaría de mandarme un remedio para nuestros males”.4
La expansíón de la Orden del Carmen
Esa gracia especialísima fue inmediatamente difundida por los lugares donde los carmelitas estaban establecidos, y autenticada por muchos milagros que ocurrían en todas partes, hicieron callar a los adversarios de los Hermanos de la Santísima Virgen del Monte Carmelo.
En Julio de 1951, las reliquias de San Simón Stock fueron llevadas de Aylesford al monasterio carmelita de Burdeos, en Francia, donde murió en 1265
La Orden del Carmen se multiplicó tan prodigiosamente, bajo la dirección de nuestro Santo, que pocos años después de su muerte, cerca delfin del siglo XIII, según la observación de Guillermo, Arzobispo de Tiro, esa Orden contaba ya con más de 500 monasterios o eremitorios, poblados por un gran número de religiosos, que el mismo autor eleva al número de 120 mil”.5
Como General, San Simón procuró propagar por todos los medios la Orden por Europa, prefiriendo fundar casas en ciudades donde había universidades. Fue lo que realizó en Cambridge (1249), Oxford (1253), París (1254) y Bolonia (1260).
San Simón alcanzó una vejez extrema y altísima santidad, obrando innumerables milagros, habiendo también obtenido el don de las lenguas.
A pesar de su edad, viajó por Europa erigiendo incontables monasterios, y se le atribuye también la fundación de las Cofradías del Santo Escapulario.
En fin, ya centenario, al llegar a Burdeos, en Francia, cuando se dirigía a Tolosa para el Capítulo General de la Orden, entregó su alma a Dios, el 16 de mayo de 1265.
De su tumba salieron rayos de luz durante 15 días después de sepultado, lo que llevó a los religiosos a comunicar el portento al Obispo. Éste llegó a su tumba, acompañado del clero y de mucho pueblo. Habiendo constatado el fenómeno, mandó que se abriese el sepulcro, apareciendo el cuerpo del santo emitiendo rayos de luz y exhalando una delicada fragancia.
Alrededor del año 1276, el culto a San Simón Stock fue confirmado para el convento de Burdeos, por la autoridad de la Santa Sede, y poco después para los de toda la Orden carmelitana.     

 
Notas.-
1. Les Petits Bollandistes, Vie de Saints, d'aprés le Pére Giry, par Mgr. Paul Guérin, Bloud et Barral, Libraires-Éditeurs, París, 1882, t. V, p. 585.
2. Cf. Bollandistes, op. cit., p. 588.
3. En latín, dice esta bella oración: ¡Flos carmeli, Vitis florigera, Splendor Coeli, Virgo puerpera, Singularis; Mater mitis, sed viri nescia. Carmelitis da privilegia, Stella maris! — “¡Flor del carmelo, vid floreciente, Esplendor del Cielo, Virgen incomparable, Singular! ¡Oh Madre amable y siempre virgen, dad a los Carmelitas los privilegios de vuestra protección, Estrella del Mar!”
4. Bollandistes, op. cit., p. 592.
5. Id. ib. p. 593.
 
SAN SIMÓN STOCK
 († 1265)
 
Dos títulos tiene San Simón Stock que le hacen acreedor a nuestra especial atención. El fue, a mediados del siglo XIII, el principal artífice de la presente estructura de la Orden del Carmen, antes puramente eremítica y después asociada a las religiones mendicantes consagradas al apostolado. El es, sobre todo, quien recibíó de la Santísima Virgen el santo escapulario.
 Nació en Inglaterra.
 Desde mediados del siglo XIV las fuentes le aplican el sobrenombre "Stock", con el cual relacionan el singular género de vida que habría observado antes de entrar en el Carmelo. Dice así la redacción larga del Santoral: "Antes de la llegada de los carmelitas a Inglaterra los esperó con espíritu profético, llevando vida solitaria en el tronco de un árbol: de ahí el nombre de Simón Stock con que es llamado". Esta sobria noticia supone todo un poema de ascetismo, que los biógrafos posteriores intentaron poner de relieve con piadosas amplificaciones.
 Pero hay un documento que nos invita más bien a contar a San Simón entre los cruzados y peregrinos que por aquellos tiempos tomaron el hábito en el mismo Carmelo, atraídos por la vida de oración que llevaban los solitarios del santo monte, "como abejas del Señor en las colmenas de sus celdas fabricando miel de dulzura espiritual", según hermosa frase de Jaime de Vitry († 1240). En efecto, el dominico Gerardo de Fracheto, contemporáneo de nuestro Santo, después de contar una aparición del Beato Jordano de Sajonia a un religioso carmelita, acaecida en 1237, nota: "Esto lo contaron a nuestros religiosos el mismo que tuvo la visión y el prior de la misma Orden, el hermano Simón, varón pío y veraz". Con esta noticia concordaría el Viridarium de Juan Grossi, que extiende el generalato de San Simón del 1200 al 1250. Por ahora no estamos en grado ni de escoger entre las dos versiones ni de concordarlas razonablemente.
 Con el agravarse de la situación de los cristianos en Palestina después de la tregua pactada por Federico II con el sultán de Egipto (1229), los ermitaños carmelitas se encontraron frente al urgente dilema de, o bien exponerse a la extinción en una tierra que iba quedando a merced de los mahometanos, o bien probar la aventura de un traslado a Europa. Algunos, los más perfectos" (dice Grossi), tenían miedo a tal aventura por el peligro que encerraba de una alteración del propio espíritu; pero graves razones aducidas hicieron prevalecer la opinión contraria, que fue reforzada con una aparición de la Santísima Virgen (Guillermo de Sanvico). Así en 1238 empezó con carácter sistemático la emigración de numerosos carmelitas a los diversos países de Europa.
 A Inglaterra se dirigieron dos expediciones, patrocinadas, respectivamente, por los barones Guillermo Vescy y Ricardo Grey y presididas por los venerables religiosos Radulfo Fresburri, e Ivo el Bretón, dando como primer resultado el establecimiento de dos conventos eremíticos, el primero en Hulne, cerca de Alnwic, y el segundo en Aylesford, en el condado de Kent. Esto sucedía entre 1241 y 1242. Fue entonces (según la primera versión antes mencionada) cuando Simón Stock, aureolado ya con la fama de eximia santidad, "dejó la vida solitaria y entró con gran devoción en la Orden de los carmelitas, que desde hacía mucho tiempo esperaba ilustrado por divina inspiración".
 Ahora iba a ofrecerse a nuestro Santo un campo muy vasto en donde manifestar los dones recibidos de Dios. En 1245 se celebraba, precisamente en Aylesford, un Capítulo general, el primero reunido en Europa, y en él Simón Stock era llamado "milagrosamente" al oficio de prior general, oficio que sólo entonces adquiría pleno sentido, pues antes el prior del monte Carmelo era la suprema autoridad.
 La Orden sufría en toda su gravedad las consecuencias del traslado a Europa. En el nuevo ambiente no encontraba la amorosa acogida que seguramente habían esperado y que tan necesaria era para empezar a echar raíces. Por otra parte, la experiencia demostraba que no era fácil conservar el tenor de vida contemplado en la Regla de San Alberto y con ardiente amor abrazado por los venerables moradores del Carmelo. Simón Stock afrontó heroicamente ambas dificultades. Respecto a la primera, se esforzó por acrecentar la estima hacia la Orden con repetidos recursos al papa Inocencio IV y también a los próceres seculares. De hecho desde 1247,a 1252 consiguió del papa Inocencio IV tres preciosas cartas de recomendación que debieron contribuir no poco a la consolidación de la Orden, y en diciembre de 1252 otra del rey de Inglaterra Enrique III. En orden a la segunda dificultad impetró del mismo Inocencio IV una audaz reforma de la Regla que permitiera vivir a los carmelitas en las ciudades y participar en el servicio de las almas. Pero esta reforma suscitó en el seno de la Orden un hondo descontento que venía a agravar todavía más la situación tan comprometida por la hostilidad exterior. De este descontento tenemos la prueba en una amarga requisitoria que compuso el sucesor de nuestro Santo, Nicolás el Francés, y en las frecuentes deserciones de religiosos, que buscaban en otras Ordenes mayor garantía de salvación. En este momento histórico tuvo lugar el episodio culminante de la vida de San Simón Stock, la visión del santo escapulario, testificada por el antiguo Santoral y parcialmente corroborada por la Crónica de Guillermo de Sanvico. La relación más antigua está concebida en estos términos: .
 "San Simón... suplicaba constantemente a la gloriosísima Madre de Dios que diera alguna muestra de su protección a la Orden de los carmelitas, pues goza en grado singular del titulo de la misma Virgen, diciendo con toda devoción: Flor del Carmelo, vid florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda y singular; oh Madre dulce, de varón no conocida, a los carmelitas da privilegios, estrella del mar. Se le apareció la bienaventurada Virgen, acompañada de una multitud de ángeles, llevando en sus benditas manos el escapulario de la Orden y diciendo estas palabras: "Este será el privilegio para ti y para todos los carmelitas, que quien muriere con él no padecerá el fuego eterno, es decir, el que con él muriere se salvará".
 Tal fue la gran promesa, que originariamente era una exhortación a la perseverancia dirigida a los descorazonados carmelitas, pero pronto fue acogida en toda la Iglesia como una de las manifestaciones supremas de la maternidad universal de María.
 Lo restante de la vida de San Simón se confunde con la historia de la Orden del Carmen, historia de fundaciones y de gracias pontificias, índice de la casi definitiva consolidación en Europa, la grande obra que Dios le reservara.
 Después de veinte años de gobierno (según un códice de Bamberga muy autorizado), por tanto, en 1265, murió en el convento de Burdeos el día 16 de mayo (o de marzo según algunos códices).
 La fama de santidad que le había acompañado en vida se acrecentó después de la muerte. En los documentos su nombre nunca aparece sin el dictado de santo, y repetidamente se recuerda el don de hacer milagros. Su culto desde antiguo fue muy ferviente en Burdeos, donde se veneraban y se veneran aún sus reliquias. Una circunstancia providencial impidió que fuesen profanadas en tiempo de la Revolución Francesa. Su veneranda cabeza fue solemnemente trasladada el año 1951 al convento de Aylesford, recientemente recuperado, y allí es hoy meta de frecuentes peregrinaciones.
 

Oración de San Simón Stock a
Nuestra Señora del Carmen
 
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La Flor 
del  Carmelo

¡ Oh Bellísima Flor del Carmelo, Fructífera Viña, Resplandor del Cielo, Madre Singular del Hijo de Dios, Virgen Siempre Pura !
Madre Santísima, después de habernos traído el Hijo de Dios, permanecísteis intacta y sin mancha ninguna.
¡ Oh Bienavernturada Siempre Virgen, asistídme en esta necesidad !
¡ Oh Estrella del Mar, auxiliad y protegédme !
¡ Oh María, sin pecado concebida,
rogad por nosotros que recurrimos a vos !
¡ Madre y Ornamento del Carmelo,
rogad por nosotros !
¡Virgen, Flor del Carmelo,
rogad por nosotros!
¡ Patrona de los que visten el Santo Escapulario, rogad por nosotros !
¡ San José, fiel Amigo del Sagrado Corazón, rogad por nosotros !
¡ San José, Castísimo Esposo de María Santísima, rogad por nosotros !
¡ San José, nuestro Gran Protector,
rogad por nosotros !
¡ Dulce Corazón de María
sed nuestra Salvación !
Amén.
 
 
San Simón Stock, monje y presbítero
fecha: 16 de mayo
n.: c. 1200 - †: 1265 - país: Francia
otras formas del nombre: Simón Anglo
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Burdeos, en el territorio de Gascuña, san Simón Stock, presbítero, que, primero ermitaño en Inglaterra, ingresó después en la Orden de los Carmelitas, que guió admirablemente, siendo célebre por su devoción singular a la Virgen María.
refieren a este santo: Beata Juana de Toulouse

San Simón Stock fue indudablemente un destacado miembro de la Orden del Carmelo en una época crítica de su historia, y su nombre, relacionado con la revelación del escapulario, es conocido de todos los católicos. Sin embargo, hemos de confesar que sabemos realmente muy poco sobre su vida y su carácter. Se dice que tenía cien años cuando murió, en Burdeos, el 16 de mayo de 1265; pero el dato procede de un catálogo de santos carmelitas redactado más de un siglo y medio después y, por consiguiente, es de autenticidad dudosa. Por otra parte, es inverosímil que el santo haya sido elegido prior general de la orden a los ochenta y dos años y que haya podido viajar, a esa edad, a sitios tan alejados como Inglaterra, Sicilia, Gascuña y Bolonia. El catálogo arriba citado cuenta que san Simón era vegetariano; como le ofreciesen un día un pescado asado, el santo dio la orden de que lo echaran de nuevo al río y ¡el pez volvió a nadar como si nada hubiera pasado! Tampoco tiene ningún fundamento la leyenda donde se afirma que se dio a san Simón el apellido de Stock (en inglés esta palabra significa «tronco») porque de joven había vivido como anacoreta en el hueco de un tronco. En general, los datos que poseemos sobre el santo antes de 1247, se reducen a simples conjeturas.

El P. Benito Zimmerman supone, con bastante probabilidad, que después de haber vivido algunos años como ermitaño en Inglaterra, Simón se trasladó a Tierra Santa. Ahí entró en contacto con algunos de los primeros carmelitas, que originalmente eran ermitaños, e ingresó en dicha orden. Los sarracenos hicieron imposible la vida a los carmelitas, quienes se vieron obligados a disolver las comunidades de oriente y a emigrar a Europa. Según parece, san Simón regresó a Kent, donde había nacido. Como era un hombre muy vigoroso y de excepcional santidad, el capítulo general de Aylesford, de 1247, le eligió para suceder a Alan en el cargo de superior general.

Bajo el gobierno del santo, la orden creció mucho. El P. Zimmerman escribe: «San Simón estableció conventos en cuatro ciudades universitarias: Cambridge, Oxford, París y Bolonia. Con ello ingresaron en la orden muchos jóvenes, algunos de los cuales no eran tal vez muy maduros. Además, san Simón fundó cierto número de conventos en Inglaterra e Irlanda y tal vez, también en Escocia, en España y en diversos países del continente europeo». Es de suponer que, bajo el gobierno del santo, la regla que había sido concebida originalmente para ayudar a los ermitaños a alcanzar la perfección, fue adaptada a las nuevas necesidades de una orden de frailes mendicantes, dedicados a la predicación y al ejercicio de los ministerios sacerdotales. El Papa Inocencio IV, en 1247, aprobó las nuevas constituciones. En 1252, el mismo Sumo Pontífice publicó una carta en defensa de los carmelitas, cuyo éxito provocó la envidia y la hostilidad del clero en varios países.

Por aquellos mismos días tuvo lugar, según se cree piadosamente, la aparición de la Santísima Virgen a san Simón, cuando le comunicó el extraordinario privilegio del escapulario. La Madre de Dios llevaba el escapulario en la mano y dijo a Simón: «Cuantos mueran con este hábito se salvarán. He aquí el privilegio que te concedo a ti y a todos los carmelitas». No vamos a discutir aquí este punto que ha suscitado controversias durante tantos siglos. Lo único que podemos decir es que las pruebas de la historicidad de la aparición no son muy satisfactorias, ya que no existe ningún documento de la época que haga mención de ese suceso. Pero lo cierto es que la devoción del escapulario se ha extendido en toda la Iglesia y ha sido enriquecida con indulgencias por varios Papas. En la liturgia de los carmelitas calzados se conservan dos antífonas, la «Flos Carmeli» y el «Ave Stella Matutina», que se atribuyen unánimemente a san Simón y muestran la devoción que profesaba a la Santísima Virgen. San Simón no ha sido canonizado oficialmente y su nombre aparece en el Martirologio Romano sólo como culto autorizado (es decir, equivalente a beato); pero la Santa Sede ha dado permiso de celebrar su fiesta a la Orden del Carmelo y a las diócesis de Birmingham, Northampton y Southwark. Se cuenta que el santo obró numerosos milagros en Burdeos, donde fue sepultado. Sus restos fueron solemnemente trasladados, en 1951, al nuevo convento de Aylesford, en Kent.

Prácticamente todos los documentos auténticos sobre el santo se hallan reunidos en Monumento Histórica Carmelitana (1907) del P. Benito Zimmerman, O.D.C. Véase también su artículo en The Month (oct. 1927), y De sacro Scapulari Carmelitano en Analecta OCD., vol. II (1927-1928), pp. 70-89. La obra del P. B.M. Xiberta, De visione Sti. Simonis Stock (1950), representa bien la actitud conservadora de la Orden del Carmelo en lo referente a la entrega del escapulario. Como ilustración de la actitud extremista, véase H. Thurston en The Month (junio y julio de 1927). Cf. Études Carmélitaines, vol. XIII (1928), pp. 1 ss.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 


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