martes, 13 de septiembre de 2011

Vida del Padre Demetrio Bravo







Introducción a la Vida del Padre Demetrio
En los movimientos sociales que se han originado en nuestro país y el mundo, siempre se han marcado por las manifestaciones violentas, por concentración de masas o uso indebido de la fuerza. Pero siempre algunas personas “especiales” nos enseñan a amar sin condiciones de ningún tipo, nos enseñan un camino de paz. Es el caso Ghandi, Luther King, Madre Teresa de Calcuta, Juan Pablo II y muchos otros. En nuestro país tenemos la obra de San Alberto Hurtado, sacerdote jesuita que hasta hoy ha marcado la sociedad chilena.

Pero también el pueblo melipillano fue testigo de ese “amor incondicional”. Un hombre, de figura pequeña y longeva, recordado hasta hoy por muchos, pero que si lo comparamos con los antes mencionados puede que a muchos ni siquiera les suene. Un hombre casi anónimo, que sólo se conoce lo que han manifestado sus más cercanos y quienes hoy deben agradecer su ayuda.

Este personaje destaca en vida como un ser bondadoso, y no quiso únicamente enseñarnos el Evangelio, sino que quiso hacerlo vida. Tomó para sí las palabras “Fe sin obras es Fe muerta”. Este curita de mi pueblo conocido como el PADRE DEMETRIO.

1. Nacimiento y la Familia Bravo


El sacerdote José Demetrio Bravo Santibáñez, nació en Melipilla el 18 de Agosto de 1904, en el seno de una familia acomodada de la zona. Sus padres fueron don Tomás Bravo y doña Sara Santibañez y sus diez hermanos: Sara Rosa, María Teresa, Lorena, Corina, Orozimbo, Roberto, Constancio, José Tomás, Oriana y Matilde. Algunos de ellos, tuvieron reconocida participación, tal es caso de Corina que fue fundadora de nuestra Cruz Roja; Roberto, destacado Alcalde, cuyos nombres están grabados en la comuna, como es ejemplo el Estadio Municipal “Roberto Bravo” y la Población Corina Bravo”. Su hermano José Tomás fue el padre del destacado pintor nacional Claudio Bravo.


Su familia era un baluarte de los conservadores de aquel tiempo en la ciudad de Melipilla. Cada vez que había una elección municipal ellos tuvieron a un representante de la familia, quien salía siempre vencedor. Su padre tenía una feria de remates de animales, en donde fue martillero.

Fue bautizado en la Parroquia San José de Melipilla el 18 de octubre de 1904. Sus padrinos fueron Alejandro Carreño y Rosaura Santibáñez; recibiendo el bautismo de manos del Padre Augusto Lacombe.

2. Sus primeros años

Transcurría el año de 1911, José Demetrio Bravo Santibáñez bordeaba los siete años e ingresaba al colegio San Agustín de Melipilla, el cual en ese entonces era dirigido por los padres Agustinos. Fue uno de los primeros alumnos que ingresaron en el colegio, y que también formaba parte de la primera promoción del colegio San Agustín.


De esto nos da testimonio el libro de matriculas del Colegio San Agustín, que en sus primeras hojas lleva el nombre de los primeros cincuenta alumnos y en donde José Demetrio Bravo Santibáñez está matriculado con el número 50 de la lista de ingreso.

El Colegio San Agustín, es esos años, albergaba a estudiantes de las familias de elite melipillanas. Entre sus compañeros de generación podemos mencionar a Edelberto Elgueta, médico e historiador; Vicente Elgueta, alcalde de Melipilla; Ramón Valdivieso, ministro de Salud del Presidente Eduardo Frei Montalva, y Rafael de la Presa, diputado.

3. Una vida de Servicio


Ya siendo joven, estudia Agronomía en el Instituto Agronómico de la Quinta Normal, antesala de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Chile. También deja inconclusos estudios de Derecho en la Universidad Católica.

Sus actividades laborales las desarrolló en una famosa Empresa de su familia, que mantenía el remate de ganado en la Feria y don Demetrio se desempeñaba como “Martillero Público”.


Pero su participación social era más fuerte. Formó parte de la cofradía de San José, y de la acción católica. Participó de diversas instancias eclesiales, fortaleciendo así su carisma y revelando lo que sería su vocación religiosa. Creó varios grupos juveniles y donde además formó la Legión de María, dado su profundo Amor a Dios y a la Santísima Virgen.

En el año 1949 colaboró para fundar el club de Leones en Melipilla, donde participó como fundador y León en aquel entonces. En la primera directiva pasó a ser Tesorero.

Su vida era una constante búsqueda. Se sentía llamado a “servir” a los otros, pero no podía saciar su sed de amor y caridad. Fue así como pensó que luego de pasar por grupos parroquiales y participar en instituciones de servicio, decidió postular a un cargo público para “trabajar a favor de los otros”.

José Demetrio Bravo Santibáñez se presentó en las elecciones municipales de 1950 de la comuna de Melipilla, donde obtuvo 399 votos, con lo cual consiguió estar entre los siete regidores (concejales) que en esa época fueron elegidos, pero antes de asumir su nuevo cargo tomó la decisión más importante de todas… por fin entendía cuál era su vocación: ser sacerdote. Hasta ese entonces, todos dirían que ya era un hombre que había trabajado mucho por su querido Melipilla y que sería recordado por su gran vocación de servicio. Pero aún faltaba mucho por escribir en el libro de la vida de Don Demetrio.


A los 46 años de edad ingresó al Seminario Mayor, donde inició sus estudios para ser Sacerdote, en este tiempo él se olvido de los trajines electorales y empezó a profundizar sus energías para integrarlas a esta nueva tarea evangelizadora.

Luego de unos años de estudio, fue ordenado sacerdote por el entonces Cardenal Arzobispo de Santiago Monseñor José María Caro Rodríguez, el 24 de septiembre de 1955, y su primera misa la celebró el 9 de octubre de ese mismo año, en su natal Melipilla.

4. Su vida Sacerdotal

Su ministerio sacerdotal lo inició en Santiago, y su primera parroquia donde se desempeño como sacerdote, fue San Pedro de las Condes, en donde ejerció como vicario cooperador en el año 1956. Ahí te tocó ayudar a fundar esta nueva parroquia, mediante el decreto del Arzobispado de Santiago Nº 9958/56, del 28 de marzo de 1956.

En septiembre del año 1957 es trasladado como vicario cooperador a la parroquia Sagrado Corazón de Providencia, mediante el decreto del Arzobispado de Santiago Nº 10769/5, del 26 de octubre de 1957.
En octubre del año 1958, por medio del decreto del Arzobispado de Santiago Nº 10.921/58 del 21 de noviembre de 1958, es nombrado párroco de la parroquia San Pedro de las Condes, hasta el año 1976.


De regreso a la zona que le vio nacer y crecer, se preocupó de seguir construyendo un Melipilla más justo y más humano. Trabajó en el Templo Vicarial entre los años 1976 y 1980. Desde ahí hizo diversas donaciones a favor de los más necesitados, creo el Hogar de Ancianos San José, entregó terrenos que habían pertenecido a su familia para edificar viviendas sociales en el sector norte de la ciudad. También construyó diversas Iglesias, entre ellas la Capilla Sagrada Corazón de Jesús y la Parroquia Sagrada Familia.

De esta última fue su primer párroco desde noviembre del año 1981 hasta diciembre del año 1984. En el año 1985 es nombrado Vicario cooperador, y desde junio de 1987 hasta agosto del año 1988 es nombrado administrador parroquial de la misma parroquia.

En agosto del año 1988 hasta el año 1990 fue párroco en la parroquia Nuestra Señora del Carmen en Puangue y Cuncumén. En el año 1991 siguió trabajando en diversas localidades: estuvo a cargo de la comunidad San Antonio de Pomaire, en Estación Colina, Lampa y otros lugares donde misionó. Durante el año 1993 estuvo como capellán S.S. en Av. El Bosque.

Formó parte de la Pía Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón y de la Legión de María. Fue muy devoto de la Virgen del Carmen, de la cual regalaba medallas y escapularios, así como del Sagrado Corazón de Jesús. Durante toda su vida sacerdotal realizó siempre una gran e importante actividad religiosa y social.

5. Sus viajes


El padre Demetrio, como todos lo llamaban, viajó por muchos lugares del mundo y del país, como por ejemplo: San Felipe, Chiloé, Isla de Juan Fernández, Talcahuano, los Andes, Yumbel, la Tirana, entre otros.

También varios paises como la frontera Chileno-Peruana, República Dominicana, Francia, Italia, Roma, países árabes, y muchos otros lugares, tanto para pasear como para realizar su labor sacerdotal entre quienes más lo necesitaran, sobre todo en los desposeídos y necesitados.

6. Sus obras


En las parroquias por donde pasó, consiguió casas para quienes necesitaban, creó la ayuda fraterna, costeaba los paseos a Punta de Tralca (pagaba viajes, compraba mercadería, costeaba la comida para los paseos) que les realizaba a la gente con menos recursos. También ayudaba a pagar el agua, la luz, les daba dinero a los borrachitos para sus gastos, les entregaba mercadería a las casas que necesitaban o dejaba un sobre con dinero. Hacía suyas las palabras “en el dar no hay engaño”.


Su gran sueño era que los pobres que se agrupaban en la higuera a la entrada de la población Chacabucanos tuvieran un lugar donde descansar y dormir. Quienes estaban allí eran itinerantes llamados también los caminantes. Y lo que ayudó para apresurar esta obra fue que en un potrero de los fundos, murió una persona de frío, dando paso a la creación de una hospedería. Pidió en préstamo un terreno y una mediagua al Alcalde Rafael Morandé y organizó dos dormitorios... Esto era en la década de los ochenta.


Luego, pese a su grave enfermedad, el Buen Samaritano, ayudado por un noble grupo de bondadosos cristianos, formó el 14 de agosto de de 1992 una Corporación, cuya Personalidad Jurídica es la N° 367 del 7 de abril de 1993. Así nace la Casa del Padre Demetrio, que cuenta con un Centro Abierto, una Casa de Acogida y por supuesto su Hospedería, el hogar de los más pobres de los pobres.

7. Sus últimos días


Ya casi punto de cumplir 89 años, pero siempre ayudando, un día martes 3 de agosto de 1993 a las 11:00 hrs. falleció en su casa habitación en una parcela de Lampa e inició un hermoso vuelo a la inmortalidad... fue trasladado a Melipilla y la ciudad se vistió de luto. Cerró el comercio, por la pérdida de tan querido sacerdote, el que fuera nominado “Monseñor”, por su Santidad Juan Pablo II en su visita a Chile y sus funerales fueron muy emotivos, presididos por Sacerdotes, Autoridades Provinciales y Comunales y todo el pueblo melipillano, además de distinguidos representantes de todo el país.


En su sepelio sus hijos lo lloraron y no sólo por la pérdida de su conductor espiritual, sino, por el pastor que siempre veló por sus pobres para que nada les faltara. En sus honras fúnebres brotó la palabra inspirada de los Obispos: Oviedo, Fresno, Lizama, quienes lo retrataron de cuerpo entero.


Se detuvieron todas las actividades habituales y al paso del cortejo que partió desde la Catedral en dirección al Cementerio Municipal, acompañados de autoridades y de la Banda de Guerra del Colegio San Agustín. Al pasar de la caravana se iban sumando cientos de personas. El comercio adornó sus puertas y todo Melipilla lo lloró, “El”, sin saberlo, se había conquistado un sitio de honor en el corazón de su pueblo.

El 11 de Agosto de 1999, el Concejo Municipal designa como Población Padre Demetrio Bravo a la Ex Chacabucanos. Sus restos mortales hoy descansan en el Cementerio Municipal de Melipilla, en la Tumba de su Familia “Bravo Santibáñez”.

8. Impresiones de la gente


Una de las anécdotas más recordadas junto con su labor social, es su escasa capacidad de manejo, debido a lo cual sufrió un sin fin de pequeños accidentes como por ejemplo:

En una ocasión chocó en su auto (Un Fiat 600 Blanco) con un camión con acoplado. Tras la colisión cayó fuera del vehículo y se fracturó tres dedos de su mano. Cómo olvidar la vez que se le detuvo el motor al cruzar la línea férrea y fue arrastrado por el tren, saliendo ileso. O la ocasión en la cual chocó con un caballo en Pomaire. Cuando viajaba apurado a atender a sus enfermos, viraba contra el tránsito. Tal era su fama de mal conductor, que se decía: “cuando el padre Demetrio maneja, hay que salir del camino”.

El padre Demetrio dejó una huella imperecedera en la comunidad, el amor al prójimo, la caridad, el despojarse de dinero para entregárselo a quienes necesitaran, sin preguntar el cómo o el porqué. En Melipilla era conocido como un gran Santo, quien era muy activo y cariñoso, dispuesto a ayudar en lo que podía.

También se preocupaba por su colegio (San Agustín, donde estudió) con un gran espíritu apostólico. No es otro Padre Hurtado, como han dicho por ahí: fue otro Cristo en medio nuestro.

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