jueves, 8 de septiembre de 2011

Orar con los salmos





*Orar con los salmos

“Hace falta, pues, que la educación en la oración se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda programación pastoral. Yo mismo me he propuesto dedicar las próximas catequesis de los miércoles a la reflexión sobre los Salmos, comenzando por los de la oración de Laudes, con la cual la Iglesia nos invita a «consagrar» y orientar nuestra jornada” (Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, 34).


*El Salterio

 Un regalo que pone la Biblia en nuestras manos para orar. Los Salmos son el alma hebrea en oración. ¡150 modelos de oración!, que continúan enseñándonos a orar: “El Salterio es el libro en el que la Palabra de Dios se convierte en oración del hombre... En el Salterio, las palabras del salmista expresan, proclamándolas ante Dios, las obras divinas de salvación. El mismo Espíritu inspira la obra de Dios y la respuesta del hombre. Cristo unirá ambas. En El, los salmos no cesan de enseñarnos a orar” (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2587).

 150 espejos de nuestras rebeldías, agonías y resurrecciones. En los Salmos nos encontramos con las más íntimas expresiones del alma humana (gozo, tristeza, ansia, culpa, súplica, gratitud) traducidos en alabanzas a Dios. “¿Qué hay mejor que un salmo?... El salmo es bendición pronunciada por el pueblo, alabanza de Dios por la Asamblea, aclamación de todos, palabra dicha por el universo, voz de la Iglesia, melodiosa profesión de fe” (San Ambrosio).

 Mas que un libro, es un ser vivo que habla, que sufre, canta, que se nos mete en las entrañas y nos ayuda a expresar ante Dios lo que llevamos dentro. Los Salmos son respuesta. Israel no se quedó mudo ante la acción de Dios. No son un fósil. Siempre fueron releídos. Cada orante leyó y cantó su propia vida a la luz de los Salmos.



*Los géneros literarios

 Reconocer el género literario de un Salmo es el primer paso que hay que dar para comprenderlo.

 Hay numerosos géneros literarios: Súplicas, himnos, acción de gracias, salmos reales, cánticos de Sión, salmos de peregrinación, salmos de alianza. Nos detenemos, como ejemplo, en uno de ellos: las Súplicas.

 Son los Salmos más numerosos. Suelen seguir este esquema:

 Preparación:
- Invocación o llamada a Dios por su nombre
- Peticiones generales: “escúchame”, “sálvame”.
- Presentación del orante en actitud suplicante.

 Súplica en sí misma:
- Peticiones particulares: “cúrame”, “perdóname”, “libérame”.
- Presentación de la situación: enfermedad, perseguidores.
- Motivos de persuasión: “yo soy tu siervo”, “Tú me amas”.

 Conclusión
Certeza de haber sido ya escuchado, confianza en la intervención de Dios, acción de gracias por la súplica escuchada.


*Entrar en el mundo de los símbolos

 Los Salmos hablan al que está en los símbolos. Hacen aflorar sentimientos de alegría, esperanza, asombro, plenitud.

 “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti” (Sal 42,3). “Desde la madrugada te estoy buscando. Tengo sed de ti como tierra reseca, agostada, sin agua” (Sal 63,2).

 “¡Cuánto lloré al oír vuestros himnos y cánticos fuertemente conmovido por las voces de vuestra Iglesia, que suavemente cantaba! Entraban aquellas voces en mis oídos, y vuestra verdad se derretía en mi corazón, y con esto se inflamaba el afecto de piedad, y corrían las lágrimas, y me iba bien con ellas” (San Agustín).



*Los salmos oración cristiana

 ¿Cómo pueden los salmos convertirse en oración nuestra, si pertenecen a una cultura tan extraña? ¿Cómo orar con la súplica de un leproso, la acción de gracias de un rey, el grito de un acusado inocente, o las palabras inspiradas del profeta?

 Los Salmos brotaron de lo hondo. Dejemos que entren en lo hondo. En el Salmo está Dios. Nos interesa este primer aspecto, mucho antes que el que nos diga lo que es Dios. Por eso, entrar en un Salmo es “contemplarlo y quedar radiantes”. Cada Salmo encierra la presencia del Señor.

 Los salmistas vivían ya el cristianismo sin saberlo. Su teología estaba llena de lagunas, pero su amor a Dios nos impresiona por su profundidad.

 Cristo convirtió los salmos en oración suya.Todo salmo nos habla, directa o indirectamente, de Cristo. Él los aprendió a cantar y recitar, oró con ellos y los vivió. Desde los primeros momentos, la Iglesia hizo suyas estas oraciones.



*Los salmos, nuestra oración

 Lo imprescindible en mi oración es que yo exprese mis sentimientos, mi vida, mis deseos ante Dios a través del Salmo. Si no, será una oración artificial. “Penetrados de los mismos sentimientos con que fue compuesto y cantado el Salmo, nosotros nos hacemos como autores del Salterio, lo engendramos del fondo de nuestro corazón como sentimientos naturales que forman parte de nuestro ser” (Abad Isaac).

 No se trata de entender lo que encontramos se trata de encontrar lo que dentro ya llevamos. Somos como el niño que necesita palabras, que le vienen de fuera, para poder decirse.

 Utilizar el canto. Estas oraciones nacieron para ser cantadas.

 Fomentar la asimilación contemplativa. Intercalando espacios de silencio en momentos oportunos; favoreciendo las resonancias de ciertas palabras o expresiones una vez concluida la recitación.

*En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

*Canto:
RESTÁURANOS, SEÑOR, JESÚS. RESTÁURANOS EN EL AMOR.
QUE TU PERDÓN Y TU BONDAD, NOS DÉ LA LUZ, NOS DÉ LA PAZ.
ACÓGENOS, SEÑOR, JESÚS. ACÓGENOS EN EL AMOR.
CONSTRÚYENOS, SEÑOR, JESÚS. CONSTRÚYENOS EN EL AMOR.

*Salmo 12:

Invocación:
¿Hasta cuándo, Señor, seguirás olvidándome?
¿Hasta cuándo me esconderás tu rostro?
¿Hasta cuándo he de estar preocupado,
con el corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuándo va a triunfar mi enemigo?

Súplica:
Atiende y respóndeme, Señor Dios mío,
da luz a mis ojos,
para que no me duerma en la muerte;
para que no diga mi enemigo: “le he podido”,
ni se alegre mi adversario de mi fracaso.

Confianza en la intervención:
Porque yo confío en tu misericordia:
alegra mi corazón con tu auxilio,
y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.

“Quién está afligido encuentra en la lectura de los Salmos un gran consuelo, quien es tentado o perseguido saca de ellos la fuerza para resistir y recoge la protección del Señor que ya quiso proteger al salmista, quien está en pecado encuentra la alegría” (San Agustín).

Momento de silencio. Resonancias del Salmo.
¡Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo!

salmos

La web de la Diócesis de Almería, a la que nos referíamos al hablar de una serie de presentaciones sobre San Pablo, nos ofrece otro valiosísimo material en formato Power Point: los 150 salmos. El autor de este trabajo, Antonio García Polo, presenta así su obra:

Por fin veo cumplido un deseo, desde hace tiempo soñado: elaborar 150 presentaciones (PPS) con los salmos de la Biblia, utilizando la traducción oficial de la Liturgia de las Horas.
“Orar con los Salmos”, es mi pequeña colaboración para compartir, en medio de tanta y tan cargada información de internet, un espacio para la escucha, la alabanza y la plegaria.
En los salmos están grabadas las experiencias de fe del pueblo de Dios, del mismo Jesucristo, de toda la Iglesia, que aclaman, cantan, agradecen, suplican, buscan y anhelan la fidelidad al Señor y el encuentro con Él. Experiencias que son también las nuestras porque somos “pueblo” y rebaño” del único Dios. (Sal. 99, v. 3)
La fuerza está en la Palabra; deseo que la imagen la acompañe y arrope para que facilite “orar con los salmos”.

Además del texto de los salmos, se ofrece una presentación general de los mismos y una útil clasificación temática según las ocasiones en que queramos utilizarlos. Sin duda, un trabajo imponente que será de gran utilidad para diversas tareas educativas y pastorales.

Link | Los 150 Salmos en Power Point

Como rezar con los Salmos etc.


CÓMO REZAR CON LOS SALMOS

Palabras de Juan Pablo II durante la audiencia general del miércoles 28 marzo 2001.

Rezar con los salmos. Estas es la propuesta que hizo Juan Pablo II a todos los cristianos al comenzar una serie de intervenciones sobre este tema que desarrollará en las próximas audiencias generales de los miércoles.

«El libro del Salterio sigue siendo, de todos modos, la fuente ideal de la oración cristiana, y en él seguirá inspirándose la Iglesia en el nuevo milenio», concluyó el Papa.

Ofrecemos a continuación el discurso que pronunció en su encuentro con los peregrinos de este miércoles.

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1. En la carta apostólica «Novo millennio ineunte» he manifestado mi deseo de que la Iglesia se caracterice cada vez más por el arte de la oración, aprendiéndola siempre de manera renovada de los labios del divino Maestro (cf. n. 32). Este compromiso debe ser vivido especialmente en la Liturgia, fuente y culmen de la vida eclesial. En esta línea es importante prestar una mayor atención pastoral a la promoción de la Liturgia de las Horas, como oración de todo el Pueblo de Dios (cf. ibídem, 34). De hecho, si bien los sacerdotes y los religiosos tienen un preciso deber de celebrarla, se propone vivamente también a los laicos. Este fue el objetivo que se planteó hace ya 30 años, mi venerado predecesor, Pablo VI, con la constitución «Laudis canticum» en la que determinaba el modelo vigente de esta oración, con el deseo de que los Salmos y los Cánticos, que dan ritmo a la Liturgia de las Horas, fueran comprendidos «con amor renovado por el Pueblo de Dios» (AAS 63 [1971], 532).

Es un dato alentador el que muchos laicos, tanto en las parroquias como en las agregaciones eclesiales, hayan aprendido a valorarla. Ahora bien, es una oración que para ser plenamente gustada requiere una adecuada formación catequética y bíblica.

Con este objetivo comenzamos hoy una serie de catequesis sobre los Salmos y los Cánticos propuestos en la oración matutina de las Laudes. Deseo de este modo alentar y ayudar a todos a rezar con las mismas palabras utilizadas por Jesús y presentes desde hace milenios en la oración de Israel y en la de la Iglesia.

2. Podríamos introducirnos en la comprensión de los salmos a través de diferentes caminos. El primero podría consistir en presentar su estructura literaria, sus autores, su formación, el contexto en el que surgieron. Sería sugerente, además, una lectura que pusiera de manifiesto su carácter poético, que alcanza en ocasiones niveles de intuición lírica y de expresión simbólica sumamente elevados. Sería no menos interesante recorrer los salmos considerando los diferentes sentimientos del espíritu humano que manifiestan: alegría, reconocimiento, acción de gracias, amor, ternura, entusiasmo; así como intenso sufrimiento, recriminación, petición de ayuda y de justicia, que se convierten en ocasiones en rabia e imprecación. En lo salmos el ser humano se encuentran totalmente a sí mismo.

Nuestra lectura buscará sobre todo hacer que emerja el significado religioso de los Salmos, mostrando cómo, a pesar de estar escritos hace muchos años para creyentes judíos, pueden ser asumidos en la oración de los discípulos de Cristo. Para ello nos dejaremos ayudar por los resultados de la exégesis, pero al mismo tiempo nos sentaremos en la escuela de la Tradición, en especial, nos pondremos a la escucha de los Padres de la Iglesia.

3. Estos últimos, de hecho, con profunda intuición espiritual, han sabido discernir y presentar a Cristo, en la plenitud de su misterio, como la gran «clave» de lectura de los Salmos. Los Padres estaban totalmente convencidos de ello: en los Salmos se habla de Cristo. De hecho, Jesús resucitado se aplicó a sí mismo los Salmos, cuando dijo a sus discípulos: «Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí» (Lucas 24, 44). Los Padres añaden que los Salmos se dirigen a Cristo o incluso que es el mismo Cristo quien habla en ellos. Al decir esto, no pensaban sólo en la persona individual de Jesús, sino en el «Christus totus», el Cristo total, formado por Cristo cabeza y por sus miembros.

Para el cristiano nace así la posibilidad de leer el Salterio a la luz de todo el misterio de Cristo. Precisamente de esta óptica emerge también su dimensión eclesial, que es puesta de manifiesto por el canto en coro de los Salmos. Así se puede comprender cómo los Salmos han podido ser asumidos, desde los primeros siglos, como la oración del Pueblo de Dios. Si bien en algunos períodos históricos surgió una tendencia a preferir otro tipo de oraciones, a los monjes se les debe el mérito de haber mantenido en alto la llama del Salterio en la Iglesia. Uno de ellos, san Romualdo, fundador de los Camaldulenses, en la aurora del segundo milenio cristiano, llegaba a afirmar que --como explica su biógrafo Bruno de Querfurt-- los Salmos son el único camino para experimentar una oración auténticamente profunda: «Una via in psalmis» («Passio Sanctorum Benedicti et Johannes ac sociorum eorundem: MPH» VI, 1893, 427).

4. Con esta afirmación, a primera vista excesiva, en realidad no hacía más que anclarse a la mejor tradición de los primeros siglos cristianos, cuando el Salterio se convirtió en el libro por excelencia de la oración eclesial. Fue una elección acertada frente a las tendencias heréticas que acechaban continuamente a la unidad de la fe y de comunión. Es interesante en este sentido la estupenda carta que escribió san Atanasio a Marcelino, en la primera mitad del siglo IV, cuando la herejía arriana se expandía atentando contra la fe en la divinidad de Cristo. Frente a los herejes que atraían a la gente con cantos y oraciones que gratificaban sus sentimientos religiosos, el gran Padre de la Iglesia se dedicó con todas sus fuerzas a enseñar el Salterio transmitido por la Escritura (cf. PG 27,12 ss.). De est modo, se sumó al Padrenuestro, oración del Señor por antonomasia, la costumbre que pronto se convertiría en universal entre los bautizados de rezar con los Salmos.

5. Gracias también a la oración comunitaria de los Salmos, la conciencia cristiana ha recordado y comprendido que es imposible dirigirse a Dios que habita en los cielos sin una auténtica comunión de vida con los hermanos y hermanas que viven en la tierra. Es más, al integrarse vitalmente en la tradición de oración de los judíos, los cristianos aprenden a rezar narrando las «magnalia Dei», es decir, las grandes maravillas realizadas por Dios, ya sea en la creación del mundo y de la humanidad, ya sea en la historia de Israel y de la Iglesia. Esta forma de oración, tomada de la Escritura, no excluye ciertamente expresiones más libres, que no sólo continuarán enriqueciendo la oración personal, sino incluso la misma oración litúrgica, como sucede con los himnos. El libro del Salterio sigue siendo, de todos modos, la fuente ideal de la oración cristiana, y en él seguirá inspirándose la Iglesia en el nuevo milenio.

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Oficio Divino
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-Padre Jordi Rivero

CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA
-Liturgia de las Horas #1174-1199

Los fieles que celebran la Liturgia de las Horas se unen a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, por la oración de los salmos, la meditación de la Palabra de Dios, de los cánticos y de las bendiciones, a fin de ser asociados a su oración incesante y universal que da gloria al Padre e implora el don del Espíritu Santo sobre el mundo entero.
-
Cat. #1196

Liturgia de la Horas
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Ordenación General
Breviario -El libro. Qué es.
Invitatorio

Enlaces
Liturgia de las Horas -Aciprensa. Texto completo para todos los días del ciclo.
OficioDivino.org -Catolicos.org
LiturgiaDeLasHoras.org
Liturgia de las Horas -Trinidad

Liturgia -Nuestra pag. de liturgia

El oficio divino (Liturgia de las Horas) es el conjunto de oraciones (salmos, antífonas, himnos, oraciones, lecturas bíblicas y otras) que la Iglesia ha organizado para ser rezadas en determinadas horas de cada día. El oficio divino es parte de la liturgia y, como tal, constituye, con la Santa Misa, la plegaria pública y oficial de la Iglesia. Su fin es consagrar las horas al Señor, extendiendo la comunión con Cristo efectuada en el Sacrificio de la Misa. Quien reza el oficio hace un paro en las labores para rezar con la Iglesia aunque se encuentre físicamente solo. Aunque sin duda es necesaria la oración privada, también es necesario que recemos formalmente unidos como Iglesia.

Los sacerdotes, religiosos y religiosas tienen obligación de rezar el Oficio Divino.

La Iglesia invita a TODOS a rezar la Liturgia de las Horas:

Se invita encarecidamente también a los demás fieles a que, según las circunstancias, participen en la Liturgia de las Horas, puesto que es acción de la Iglesia. -Código de Derecho Canónico [Canon 1174 § 2. ]

La Liturgia de las Horas se reza en diferentes "horas" del día. Las principales son los "laudes", que se hacen por la mañana antes de comenzar las labores , y las "vísperas", al atardecer, cuando regresamos a casa. Cada una requiere solo unos 15 minutos y se pueden muy bien hacer en familia. ¡Le recomendamos que le pida a un sacerdote o religiosa para que le enseñe y se una a la oración de la Iglesia!

Ya los judíos desde antes de Cristo tenían la práctica de orar en horas establecidas. Jesús mismo, como judío piadoso, rezaba en estas horas. En la hora nona, mientras colgaba de la cruz, rezó las primeras palabras del salmo 22: "Dios mío, por qué me has abandonado"

Según las Sagradas Escrituras debemos orar si cesar:

  • "(Jesús) les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer" -Lucas 18:1

  • San Pablo enseña a vivir "perseverantes en la oración" -Romanos 12:12

  • La Iglesia siempre ha enseñado la importancia de la oración continua. Los Hechos de los Apóstoles presenta el testimonio de los primeros cristianos: "Todos ellos perseveraban en la oración" -Hechos 1:14

  • El oficio divino es la forma oficial de implementar en la vida diaria la "oración continua" de manera que se mantenga una perpetua comunión con Dios. El oficio, siendo oración hecha como Cuerpo de Cristo, es la misma respiración de la Iglesia y expresión de la vida cristiana que es unión con Dios.

    Las horas del oficio divino:
    Estas horas se llaman "horas canónicas".
    Recuerde que no es necesario para los laicos rezarlas todas para participar de esta oración. P
    ueden reducir el oficio a estas dos horas: Los Laudes antes de ir a trabajar y las Vísperas al terminar los trabajos.

  • Maitines (la oración de la mañana) también llamadas (matutinae laudes o alabanzas matutinas). El nombre es del latín matutinus. La primera de las horas canónicas. Antiguamente se cantaban los maitines durante las primeras horas del día, poco después de la media noche

  • Laudes, que significa "alabanzas". Es, con las vísperas, una de las horas principales. Consiste de un himno, dos salmos, un cántico del Antiguo o del Nuevo Testamento, una lectura corta de la Biblia, el Benedictus, responsorios, intercesiones, el Padrenuestro y una oración conclusiva.

  • "horas menores"
    Prima
    : primera hora después de salir el sol, aprox. 6AM
    Tercia: tercera hora después de salir el sol, aprox. 8AM
    Sexta: sexta hora, aprox. 11AM
    Nona: novena hora, aprox. 2PM

  • Vísperas: (viene de "vesper": tarde). Es el oficio de la tarde. Consiste de un himno, dos salmos, un cántico del Antiguo o del Nuevo Testamento, una lectura corta de la Biblia, el Magnificat de la Santísima Virgen, responsorios, intercesiones, el Padrenuestro y una oración conclusiva.

  • Completas: oraciones del oficio divino al acostarse.

  • En los monasterios suelen cerrar el oficio las antífonas de la Santísima Virgen María, costumbre que parte del siglo XIII

  • También se reza diariamente el Oficio de las lecturas que consiste en tres salmos y de dos lecturas, una de la Biblia y la otra de otra fuente, generalmente de los Padres, de los santos o de un documento de la Iglesia.

  • Historia

    Durante la Edad Media el Oficio Divino se organizó partiendo principalmente de los monasterios benedictinos. En su regla, San Benito recomienda insistentemente a sus monjes que durante sus viajes no dejen pasar las horas de la oración. Debían rezar cada semana el salterio íntegro (los 150 salmos).

    Para rezar algunas horas, las "horas menores", no era obligación acudir a la iglesia, sino que, al escuchar la trompeta o campana, los monjes, interrumpiendo sus ocupaciones se ponían a orar en el lugar que se encontraban (como hacen los musulmanes). Para las "horas mayores", (maitines, laudes, vísperas), toda la comunidad se reunía en la iglesia.

    A partir del siglo XII, por la influencia de los frailes menores (Franciscanos), que viajaban con frecuencia, se promulgó un libro abreviado (breviario) ya que era imposible llevar los numerosos volúmenes que se requieren en el monasterio.

    La actual forma del Oficio Divino fue promulgada por el Papa Paulo VI en 1970 en la constitución apostólica Laudis Canticum. Los textos y los arreglos de la liturgia de las horas fueron revisados de acuerdo a las directrices del Concilio Vaticano Segundo (Constitución sobre la Liturgia, IV, 83-101).

    Organización del Oficio Divino

    Como aparece en el Breviario, el oficio está dividido en:

  • El Propio del Tiempo, con lecturas bíblicas y homilías.

  • Solemnidades del Señor

  • El Ordinario (el orden regular cuando no hay una fiesta señalada)

  • El Salterio (salmos para las diferentes horas) que sigue un ciclo de cuatro semanas.

  • El Propio de los Santos, con secuencia de fiestas

  • Oficios Comunes, para las Misas votivas

  • El Oficio de los Muertos.

  • Un suplemento contiene cánticos y lecturas de la Palabra para las vigilias, pequeñas oraciones de intercesión, e índices detallados.

  • La revisión del Breviario desde el Concilio Vaticano Segundo prescribe:

    Oficio de las Lecturas, Oración de Laudes (mañana), Oración del Día (optar por una de las menores), Oración de Vísperas (Atardecer) y Completas (Oración de la Noche). Estas incluyen las antífonas apropiadas, así como las oraciones, salmos, cánticos, himnos, y responsorios que aparecen en el breviario.

    Para todo el clero, religiosos y religiosas, el Oficio Divino continúa siendo obligación formal. Su primer cometido es orar por el pueblo y en nombre del pueblo que se les ha encomendado. Lo ideal es que el clero rece con su pueblo en cuanto sea posible

    Aunque no es obligación para los laicos, La Iglesia recomienda a todos los fieles que recen el Oficio Divino. San Pío X, en 1903 exhortó encarecidamente al pueblo cristiano a participar en el Oficio Divino. El Concilio Vaticano II confirmó esta recomendación que aparece también en el Catecismo de la Iglesia Católica:

    #1196 Los fieles que celebran la Liturgia de las Horas se unen a Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, por la oración de los salmos, la meditación de la Palabra de Dios, de los cánticos y de las bendiciones, a fin de ser asociados a su oración incesante y universal que da gloria al Padre e implora el don del Espíritu Santo sobre el mundo entero.

    Aparece también en la actual ley canónica:

    "Se invita encarecidamente también a los demás fieles a que, según las circunstancias, participen en la Liturgia de las Horas, puesto que es acción de la Iglesia." -Canon 1174 § 2.

    Lamentablemente, poco se ha implementado.
    oración

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