viernes, 16 de septiembre de 2011

LA HISTORIA DE LA SANTA FAZ



Nada nos dicen los evangelios sobre aquella piadosa mujer que, compadecida del sufrimiento de Jesús, le ofreció su velo para que limpiase su rostro ensangrentado, pero una ininterrumpida tradición ha llegado hasta nuestro tiempo, venerando las imágenes de aquel rostro que quedó grabado en las tres dobleces de aquel velo. Una se encuentra en Roma, otra en Jaén y la tercera, que es la que a nosotros nos ocupa, en el Monasterio de la Santa Faz de Alicante.

La reliquia permaneció en Jerusalén hasta el siglo VI, en el que empezaron las primeras invasiones musulmanas y los cristianos por miedo a que fuera profanada, juntamente con otras reliquias, la trasladaron a la isla de Chipre, donde permanecieron hasta el año 640, en el que fueron llevadas a Constantinopla, en busca de un lugar más seguro, siendo depositadas en la Iglesia de santa Sofía, donde el santo lienzo quedó expuesto al culto y veneración de los fieles.

El 29 de Mayo de 1453, siendo Emperador de Constantinopla Constantino XII, la ciudad fue tomada por los turcos y, según cuenta la tradición, los hijos del Emperador, huyeron a Roma, llevado consigo varias reliquias, entre ella la de la Santa Faz, que entregaron al Pontífice Nicolás V, que guardó el Santo Lienzo en su oratorio privado.

Siendo Papa Sixto IV, hubo en Venecia una tremenda epidemia y el Papa les envió, por medio de un Cardenal, la reliquia de la Santa Faz que guardaba en su oratorio, (con la expresa orden de que pasada la epidemia la devolviesen a sus manos) quedando poco después totalmente extinguida la epidemia. Repetidas veces el Papa reclamó la devolución de la Reliquia y sólo cuando los venecianos se vieron amenazados de graves sanciones canónicas accedieron a devolverla por el mismo Cardenal que la había llevado. Poco antes de su llegada Roma falleció el Papa y el Cardenal guardó la reliquia en su oratorio privado.

Acompañando a un Cardenal (no se ha conservado su nombre), de paso en Alicante, el sacerdote D. Pedro Mena, viajo a Roma y al ser nombrado Cura de San Juan, el Cardenal le regaló el sagrado lienzo que custodiaba en su oratorio, recomendándole la veneración y estima merecidas a dicha reliquia.

D. Pedro Mena la depositó en el fondo de un arca en la guardaba objetos de valor del Templo. Algún tiempo después, al abrir el arca, encontró el lienzo desplegado y colocado en la parte superior sobre la ropa que lo cubría. Al repetirse este hecho, colocó el lienzo sobre una tabla quedando expuesta a la veneración pública.

En el año de 1489 y con motivo de una fuerte sequía se pensó en organizar una procesión de rogativas, en la que se llevaría el lienzo de la Santa Faz. Dicha procesión se organizó el 17 de Marzo de 1489, desde el pueblo de San Juan hasta el santuario de Ntra. Sra. de los Ángeles. "Después de haber caminado como un cuarto de legua, al pasar el pequeño barranco de Lloixa, el sacerdote que llevaba la Santa Faz en sus manos (P. Villafranca), sintió tal peso en sus brazos que no pudo mantenerlos en alto, al mismo tiempo que perdía el movimiento de sus pies, teniendo que ser auxiliado por otros sacerdotes, que le llevaron hasta una pequeña altura más allá del barranco. Una vez allí todos los presentes pudieron ver como del ojo derecho de la Santa Faz salía una lágrima que se paró en la mejilla, creciendo de tal manera que aún los que estaban más apartados pudieron verla. Impresionados regresaron a San Juan, acordando repetir la procesión de rogativa el viernes siguiente."

En este mismo lugar, en el año 1490, se levantó un nuevo templo de 34 metro de largo por 10 de ancho, al que se agregaron las dependencias necesarias para la comunidad encargada de la custodia del lienzo de la Santa Faz. Esta Comunidad pertenecía a la orden de San Jerónimo, que permaneció en el monasterio muy pocos años, instalándose en él el 17 de Julio de 1518 una comunidad de cuatro religiosas Clarisas, procedentes del Monasterio de Gandia.

Este templo se declaró ruinoso y fue demolido en el año de 1748, construyéndose el actual que fue terminado en el año de 1766. El 16 de Julio de ese año era depositado el lienzo de la Santa Faz en el nuevo templo.



LA SANTA FAZ
1. NOVENA I

Páginas: 1. Novena I | 2. Novena II
[El velo de la Verónica de Domenico Fetti]
El velo de la Verónica
de Domenico Fetti. 1618
National Gallery of Art
Washington, DC.

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“¡Jesús! Tu imagen inefable es el astro que guía mis pasos. Tú lo sabes bien. Tu dulce rostro es aquí en la tierra mi paraíso. Mi amor descubre los encantos de tus ojos embellecidos por el llanto. Cuando contemplo tus dolores sonrío a través de mis lágrimas. Deseo vivir ignorada y solitaria para consolar tu belleza; esa belleza que se oculta en tu Faz bajo el misterio del dolor y que tan fuertemente me atrae a Ti. Tu faz es mi sola patria; ella es mi reino de amor, mi prado risueño, mi dulce sol de cada día. Ella es el lirio del valle, cuyo perfume misterioso consuela mi afligida alma y le hace gustar la paz de los cielos. Ella es mi reposo, mi dulzura y mi melodiosa lira. Tu rostro, dulce Salvador, es el divino ramillete de mirra que yo quiero guardar en mi corazón. Tu Faz es mi sola riqueza, no quiero nada fuera de ella. Jesús yo me asemejaré a Ti, y oculta entre los pliegues del velo de la Verónica, atravesaré la vida desapercibida de las criaturas. Deja en mi la divina impresión de tus besos, llenos de dulzura, y pronto llegaré a ser santa y atraeré a Ti todos los corazones. Cuando tus labios adorados impriman en mi el beso eterno, haz que me abrase de amor, y que este amor levante en el campo de la Iglesia una hermosa cosecha de almas santas”

Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz

[Decoración]
ORACIÓN DE
CONSAGRACIÓN

¡Oh Faz amabilísima de Jesús!; Aquí vengo, atraído por tu dulce mirada, que como divino imán, arrebata mi corazón aunque pobre y pecador!

¡Oh Jesús!, quisiera enjugar tu adorable Faz y consolarte de las injurias y olvido de los pecadores.

¡Oh Rostro hermosísimo!, las lágrimas que brotan de tus ojos me parecen diamantes, que quiero recoger para comprar con ellos las almas de mis hermanos.

¡Oh amado Jesús!, si yo tuviera el amor de todos los corazones, todo sería para Ti.

Envía, Señor, almas, sobre todo almas de apóstoles y de mártires para abrasar en tu amor a la multitud de los desgraciados pecadores.

¡Oh adorable Jesús!, mientras aguardo el día eterno en que contemplaré tu gloria infinita, mi único deseo es venerar tu Faz santísima, a la cual consagro desde ahora para siempre mi alma con sus potencias y mi cuerpo con sus sentidos.

¡Oh mi Jesús!, haz que tu Rostro lastimado sea aquí abajo mi encanto y mi cielo.

ORACIÓN INICIAL

Por la señal...
Acto de contrición.

Oración preparatoria para todos los días
Te adoro, oh Jesús mío, hijo de Dios vivo y de María Virgen, que por mi amor diste la vida en el ara de la cruz. A ti me consagro con todo mi corazón, suplicando humildemente que te dignes imprimir en mi alma la imagen de tu Rostro adorable.

¡Oh Padre Eterno! Mira la Faz de tu Cristo y por sus méritos infinitos concédeme un ardiente deseo de reparar las injurias hechas a tu Divina Majestad y la gracia que deseo obtener en esta novena. Así sea.

Rezar a continuación la oración del día que corresponda:

DÍAS
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9

ORACIÓN FINAL

Terminar cada día con la siguiente jaculatoria y oración:

Jaculatoria: ¡Muéstranos, Señor, tu Faz y seremos salvos!

Oración final para todos los días
Oh Dios omnipotente y misericordioso, concede, te pedimos, que cuantos veneramos la Faz de tu Cristo, desfigurada en la Pasión a causa de nuestros pecados, merezcamos contemplarla eternamente en el resplandor de la gloria celestial. Amén.

Días 1 a 9 de la novena en la página siguiente >

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