jueves, 15 de septiembre de 2011

José María Caro Rodríguez: 1866-1958


El primer cardenal chileno



Nació en Pichilemu, el 23 de junio de 1866, en la hacienda colchagüina donde trabajaba su padre, José María Caro Martínez; su madre fue Rita Rodríguez. José María era el hijo menor de un total de cuatro y el único hombre.

Vivió sus primeros años con sus padres y hermanas, pero a la edad de 5 años, sus abuelos se lo llevaron a vivir con ellos para poder asegurarle una mejor educación. Aprendió las primeras letras con su abuela, Cayetana, y posteriormente asistió a la escuelita de Ciruelos, hasta la cual debía caminar, cada día, cinco kilómetros.

En la misma época en que era un muchacho, el canónigo de la Catedral de Santiago, Ramón Saavedra Jiménez, adquirió una propiedad agrícola cerca de Cahuil, y en los meses de verano el sacerdote viajaba a su propiedad y decía misas diarias. En febrero de 1881, le solicitó al párroco de Ciruelos que le recomendara un muchacho para que le colaborara en la misa. Ese fue José María Caro.

Al poco tiempo, el canónigo le propuso al joven ser sacerdote, y Caro aceptó inmediatamente.

En marzo de ese mismo año viajó a Santiago con su padre a rendir examen al Seminario de Santiago. Fue admitido en la sección San Pedro Damiano, con cupos para estudiantes de zonas rurales, y allí realizó sus estudios de Humanidades. En 1887 inició sus estudios de Teología y Griego; hizo clases de este idioma en el Seminario.

Enfermedad en Roma

El recién nombrado arzobispo de Santiago, monseñor Mariano Casanova, lo designó junto a otros alumnos para continuar sus estudios superiores en Roma, en el Colegio Pío Latino y en la Universidad Gregoriana.

Al poco tiempo de haber llegado a Italia, se enfermó gravemente del pulmón, debiendo dedicar —por su estado de salud— pocas horas al estudio. No obstante esta dificultad, el 30 de diciembre fue ordenado sacerdote. También se graduó de doctor en Teología de la Universidad Gregoriana.

José María Caro regresó a Chile en 1891 y sus problemas de salud continuaron. Eran momentos de gran convulsión política.

A su arribo, casi no podía usar la voz, quedando limitado a hacer clases como profesor en el Seminario. Por razones de salud también, fue trasladado posteriormente (1910) a Mamiña, al interior de Iquique.

Vicario apostólico de Tarapacá y obispo de Iquique

En 1911 el padre Caro recibió con sorpresa su nombramiento como vicario apostólico de la región de Tarapacá y obispo de Iquique. Al año siguiente, el 28 de abril de 1912, en la Catedral de Santiago, el internuncio, monseñor Sibilia, lo consagró como obispo de Iquique.

Regresó de inmediato a su zona y se propuso luchar contra la indiferencia religiosa.

En la Pascua de Resurrección de 1913 el obispo Caro se planteó realizar una procesión por Iquique, idea que encontró oposición de parte de elementos radicales. A poco andar, la procesión fue atacada por grupos fanáticos y los participantes debieron protegerse para evitar ser golpeados.

Sin embargo, el sacerdote se fue ganando poco a poco el apoyo de la ciudadanía, ya que su labor fue cercana al pueblo y a las necesidades reales de este. Durante la crisis de 1914, se preocupó de crear cooperativas de ayuda, abrir albergues y dar alimentación a los más necesitados.

Obispo de La Serena

El 14 de diciembre de 1925 la Santa Sede lo nombró obispo de La Serena; había estado 13 años en Iquique. En su despedida fue evidente cómo se había ganado el afecto de la gente y cómo había logrado un acercamiento del pueblo a la Iglesia.

Estando en La Serena, Caro publicó numerosas obras de carácter doctrinario como Fundamentos de la Fe, Porque Creo, El Matrimonio Cristiano, El Misterio de la Masonería, La Iglesia y los Obreros, y varias más.

Arzobispo de Santiago

Años después, el 14 de octubre de 1939 monseñor Caro se trasladó a Santiago con el fin de tomar posesión de la Arquidiócesis, siendo el séptimo arzobispo de Santiago. Ese mismo día realizó una visita oficial al Presidente de la República, Pedro Aguirre Cerda.

Una de las ceremonias más importantes que le correspondió presidir fue, en 1941, el Octavo Congreso Eucarístico Nacional. Ese mismo año falleció el Presidente Aguirre Cerda, cuyas exequias se realizaron en la Iglesia Catedral con la venia del Partido Radical.

Monseñor Caro fue el principal eje para la construcción del templo en Maipú, en homenaje a la Virgen del Carmen. Obtuvo la donación de los terrenos y convocó a la Iglesia y al gobierno argentino, junto al chileno, para unir esfuerzos.

El 16 de julio de 1944, el Presidente Juan Antonio Ríos concurrió a la bendición de la primera piedra.

Un capelo para monseñor

El 23 de diciembre de 1945 se conoció la noticia de que el Sumo Pontífice había designado al arzobispo de Santiago para ser elegido cardenal en el Consistorio de febrero del año siguiente. El arzobispo viajó en pleno invierno europeo.

Su salud no lo acompañó, y el frío y las inadecuadas condiciones del Colegio Pío para un hombre mayor, le causaron una bronconeumonía que se fue complicando cada vez más.

Sin embargo, su salud inició luego una lenta mejoría, que le permitió recibir del Santo Padre el capelo cardenalicio el 19 de mayo de 1946, convirtiéndolo de este modo en el primer cardenal chileno.

Sus restos descansan en la Catedral de Santiago

El 4 de diciembre de 1958 el padre Caro cayó gravemente enfermo; el Cabildo Metropolitano en pleno le dio la Extremaunción y al día siguiente falleció. Las campanas doblaron en señal de duelo, se decretó duelo nacional.

Una larga fila de llorosos fieles fue a despedirlo. Sus restos descansan en una capilla bajo la nave central de la Catedral de Santiago.

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