martes, 9 de agosto de 2011

Los Sacramentos

Sacramentos de la Iglesia Católica





Bautismo



Bautismo

Confirmación

Confirmación

Eucaristía

Eucaristía

Penitencia

Penitencia

Unción de los Enfermos

Unción de los Enfermos

Sacramentos del orden

Sacramentos del orden

Matrimonio

Matrimonio


Bautismo: Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión.
Confirmación: Este sacramento une a los bautizados más íntimamente a la Iglesia y los enriquece con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De esta manera se comprometen mucho más, a extender y a defender la fe con sus palabras y sus obras.
Eucaristía: “La perfección de la vida espiritual y el fin al que tienden todos lo sacramentos” (S. Tomás de A., s. th. 3, 73, 3). En este sacramento encontraremos de manera substancial a Cristo, Dios y hombre, es por esto que este se hace totalmente presente. Por medio de la comunión recibimos la presencia de Cristo. Por ello Cristo nos une a todos lo fieles en un solo cuerpo: la Iglesia porque Cristo es el cuerpo de la Iglesia.

Penitencia: Los que se acercan a este sacramento obtienen la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra El y, al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones.
Unción de los enfermos: Toda la Iglesia encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte Cristo; contribuir, así, al bien del pueblo de Dios.

Sacramento del orden: "El Orden es el Sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos, es pues el Sacramento del ministerio apostólico". Comprende tres grados: el episcopado, el presbiterado y el diaconado".
Matrimonio: Los cristianos que se unen en matrimonio lo hacen a través del sacramento, que es símbolo del amor de Cristo a su Iglesia. La Iglesia acoge con cariño a estos creyentes y, a través de la lectura de la palabra de Dios, les recuerda cómo deben vivir su vocación.

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