*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
martes, 30 de agosto de 2011
LOS MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA
Todos estamos convencidos de la importancia que tiene la observancia de las leyes.
En el deporte, por ejemplo, si no se guarda el reglamento y se hacen trampas, no se puede jugar. Lógicamente, más grave todavía es no respetar aquellas leyes que, de no cumplirse, provocan daños, a veces serios, a los demás, como son por ejemplo, las leyes de tráfico.
De todas ellas, la ley más importante, y por tanto la más necesaria en su cumplimiento, es la ley de Dios, expresada en los diez Mandamientos, porque, como señaló Cristo a aquel muchacho que se le acercó para pedir un consejo: si quieres entrar en la Vida, cumple los mandamientos (Mt. 19, 17).
Para facilitarnos el cumplimiento de la ley de Dios, la Iglesia ha determinado algunas obligaciones del cristiano, que se conocen como Mandamientos de la Iglesia.
Cristo le dio autoridad para gobernar a los fieles, y su solicitud de Madre le impulsa a señalar más concretamente cuál es la voluntad de Dios, ayudándonos a conseguir el Cielo. Esa es, en definitiva, la misión de la Iglesia.
16.1 JESUCRISTO FUNDÓ LA IGLESIA PARA SALVARNOS
Jesucristo vino a la tierra para redimirnos y darnos la vida divina. Con objeto de continuar en la tierra, hasta el fin de los tiempos, su tarea redentora y conducir a todos los hombres a la salvación, fundó la Iglesia.
Jesucristo, aunque pudo salvarnos de modo exclusivamente interno e individual, prefirió crear una sociedad visible que fuera depositaria de sus enseñanzas y de los medios de salvación con que quiso dotar a los hombres.
Convenía a la naturaleza humana a un tiempo material y espiritual que la salvación llegara a través de una sociedad visible: así recibimos los dones espirituales por medio de las realidades visibles, al modo de nuestra composición material y espiritual.
Para eso eligió el Señor a San Pedro y a los demás Apóstoles: para que gobernaran la Iglesia y transmitieran los poderes a sus sucesores, el Papa y los Obispos. Estos poderes son:
a) Enseñar con autoridad la doctrina de Jesucristo.
b) Santificar con los sacramentos y los otros medios.
c) Gobernar mediante leyes que obligan en conciencia.
La Iglesia tiene un doble fin en la tierra:
a) Un fin último: la gloria de Dios.
b) Un fin próximo: la salvación de las almas.
16.2 JESUCRISTO DIO A LA IGLESIA EL PODER DE PROMULGAR LEYES
Cristo concedió efectivamente a su Iglesia el poder de gobernar, y envió a los Apóstoles y a sus sucesores por todo el mundo para que predicaran el Evangelio, bautizaran y enseñaran a guardar todo lo que Él había mandado: “el que a vosotros oye, a mí me oye” (Lc. 10, 16); “como me envió mi Padre, así os envío yo a vosotros” (Jn. 20, 21). En virtud de esta autoridad, la Iglesia puede dictar leyes y normas.
La Iglesia tiene el derecho y la obligación de fijar a los fieles todas las prescripciones que considere oportunas, por un doble motivo:
1) por haber recibido de Cristo el mandato de conducir a los hombres a la vida eterna, siendo depositaria e intérprete de la revelación divina. Al imponer los preceptos, la Iglesia pretende asegurar mejor el cumplimiento de los mandatos de Dios y las enseñanzas del Evangelio;
2) por la misión que Dios le confió, la Iglesia, como sociedad perfecta, ha menester prescribir las normas precisas para la consecución de su tarea.
Así pues, al imponer sus leyes, la Iglesia no pretende sino asegurar mejor el cumplimiento de los mandamientos de la ley de Dios y de los consejos que el Señor nos da a través del Evangelio. De hecho, las leyes de la Iglesia lo que hacen generalmente es determinar el tiempo y el modo de cumplirlos. De lo anterior se desprenden dos consideraciones:
1) Los mandamientos de la Iglesia son una muestra de cariño porque, al dictar estas normas, busca únicamente ayudar a cumplir las obligaciones del cristiano.
La Iglesia sabe que a veces cuesta seguir la voluntad de Dios, y por eso determina el modo de cumplirla, buscando garantizar convenientemente el camino de nuestra salvación.
2) Al incumplir uno de estos mandamientos de la Iglesia, no sólo no se cumple una ley meramente eclesiástica, sino que se quebranta una ley divina concretada en esa ley eclesiástica. De ahí que quebrantar uno de esos mandamientos en materia grave, es siempre pecado mortal (cfr. Cat. Mayor de S. Pío X, n. 474).
Por ejemplo, dejar de cumplir el mandamiento de la Iglesia que ordena comulgar al menos una vez al año supone indiferencia con Jesucristo, y por tanto carencia de amor: este incumplimiento es en realidad señal de haber ya quebrantado al menos en este aspecto el primer mandamiento de la ley de Dios que prescribe amarlo sobre todas las cosas.
Entre los mandamientos de la ley divina y los mandamientos de la Iglesia hay, sin embargo, algunas diferencias:
a) los mandamientos de la ley de Dios obligan a todos los hombres, puesto que Dios mismo los dejó grabados en su conciencia; los de la Iglesia obligan sólo a quienes forman parte de ella;
b) los mandamientos divinos son inmutables, pues están basados en la naturaleza humana, que no cambia; las leyes eclesiásticas pueden cambiar;
c) los mandamientos de la ley de Dios no pueden ser dispensados; los de la Iglesia dejan de obligar por grave incómodo o por dispensa de la autoridad eclesiástica.
Los mandamientos de la Iglesia son muchos -en realidad lo son todas las prescripciones del Código de Derecho Canónico-, pero aquí vamos a estudiar los cinco principales que afectan a todos los fieles (vid. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2042 y 2043).
1° Oír misa entera los domingos y fiestas de precepto (can. 1247).
2° Confesar los pecados graves al menos una vez al año (can. 989).
3° Recibir la Eucaristía al menos una vez al año, por Pascua (can. 920).
4° Ayunar cuando lo manda la Iglesia (can. 1251).
5° Socorrer a la Iglesia en sus necesidades (can. 222).
Los católicos, además de los 10 mandamientos que ya te mencionaron en las primeras respuestas, tenemos que cumplir con los MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA, que son 5. Estos mandamientos nos dicen qué es LO MÍNIMO que un católico debe de cumplir para el bien de su alma. Aquí están, con explicación y todo:
1) OIR MISA ENTERA LOS DOMINGOS Y FIESTAS DE GUARDAR:
- El Domingo es el día del Señor porque festeja-mos la resurrección de Jesús.
- Dios dijo a Moisés: Mantendrás santo el día del Señor¨. ¿ Pero cómo?
- Desde el comienzo de la humanidad, el SACRIFICIO ha sido la manera natural de los hombres de dar culto, de adorar a Dios:
Ofrecían granos, frutos, animales y hasta personas. Pero todos estos sacrificios tenían un gran defecto: ninguno era digno de Dios.
Pero Jesús, el hijo de Dios, nos dejó un rega-lo de valor adecuado para Dios: El se ofreció a
si mismo como víctima en la cruz para perdonar-nos nuestros pecados.
Sabías que EN CADA MISA CRISTO VUELVE A REPETIR DE VERDAD SU SACRIFICIO EN LA CRUZ. Como tú y yo no pudimos estar el día de la crucifixión, el asistir a misa es la manera de unirnos con Jesús y ofrecernos nosotros también como ofrenda a Dios para adorarlo.
Entonces ¿ Para qué vamos a misa ?
Para ofrecernos junto con Jesús y adorar a Dios, para darle gracias por todo lo que nos da, para pedirle perdón y para pedirle su ayuda.
- La obligación de ir a misa comienza a los 7 años. Si la misa es nuestra ofrenda a Dios, no puede ser algo incompleto ni defectuoso. Debemos oír misa entera (desde el comienzo), poner atención y no distraernos.
- No ir a misa el domingo (porque no lo siento, porque estoy cansado, porque estoy ocupado, porque me cuesta trabajo...) es pecado mortal.
- Además de los domingos, ¿QUÉ OTROS DIAS DEL AÑO NOS OBLIGA LA MISA?
El 1¨ de Enero, en que festejamos la materni-dad divina de la Virgen.
El Jueves de Corpus Christi, en que festejamos el día de la Eucaristía.
El 12 de Diciembre, día de nuestra patrona y amada Virgen de Guadalupe, Madre de todos los mexicanos.
El 25 de Diciembre, día de la Navidad.
2) CONFESAR LOS PECADOS MOR-TALES, CUANDO MENOS UNA VEZ
AL AÑO, EN PELIGRO DE MUERTE Y SI SE VA A COMULGAR:
Para que un PECADO sea MORTAL, debe cumplir 3 condiciones: que sea grave, que la
persona sepa que ¨eso¨ que va a hacer ¨es pecado¨ y que, a pesar de esto, decida hacerlo.
- Cuando alguien comete un pecado mortal, se le cierran las puertas del cielo y, si se muere así, se va al infierno. Los pecados mortales solo se perdonan con el sacramento de la confesión.
No te de miedo ni vergüenza, Dios te ama muchìsimo y siempre está deseoso de que te acer-ques a pedirle perdón a través del sacerdote.
- Un PECADO VENIAL es una falta pequeña o leve contra los mandamientos de Dios. En este caso cada persona solita puede pedir perdón a Dios. Lo importante es estar realmente arrepentido de haber ofendido a Dios y tener el propósito de enmendarse (no volver a hacerlo).
3) COMULGAR POR PASCUA
DE RESURRECCIÓN.
- La Eucaristía o la Comunión es el alimento del alma. así como nuestro cuerpo necesita comer para vivir y estar fuerte y sano... así nuestra alma necesita comulgar para estar fuerte y sana también. Cristo mismo dijo: ¨El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo le resucitaré el último día ¨.
- Imagínate, ¡ comulgar es recibir en tu alma al mismo Cristo! Si en verdad valoráramos lo grande que es esto, no dejaríamos un solo día
de nuestra vida sin recibir la comunión.
- ¿ Cuáles son las condiciones para poder comulgar ?
- El que tiene algún pecado venial (pequeño), puede él solo pedir sincero perdón a Dios y comulgar sin necesidad de confesarse.
- La Iglesia recomienda recibir la comunión cada vez que vamos a la misa y obliga a hacerlo por lo menos una vez al año después del Domingo de resurrección.
4) AYUNAR CUANDO LO MANDA
LA SANTA MADRE IGLESIA:
- Cristo ayunó 40 días en el desierto para ense-ñarnos que es bueno que el hombre luche contra sus instintos, sus pasiones, contra el bienestar de su cuerpo... para aprender a dominar su cuerpo y así su alma crezca.
- Cada hombre puede hacer penitencia o sacrificios cuantas veces al año quiera, sin embargo, la Iglesia pone como obligación:
AYUNAR, es decir hacer una sola comida fuerte al día 2 días al año: el miércoles de ceniza y el viernes santo.
El ayuno obliga desde los 18 hasta los 59 años.
GUARDAR ABSTINENCIA, es decir, no comer carne todos los viernes de cuaresma. El viernes fue escogido para la penitencia porque en viernes murió Jesús.
La abstinencia obliga desde los 14 años y dura toda la vida.
La abstinencia de carne puede sustituirse por otro buen sacrificio que de verdad nos cueste.
5) AYUDAR A LA IGLESIA EN SUS
NECESIDADES MATERIALES:
- Todos formamos parte de la Iglesia.
Cristo nos encomendó a todos los miembros de la Iglesia a trabajar a salvar almas.
Es por esto que debemos ayudar a la Iglesia, a los sacerdotes, con nuestras obras, con nuestras oraciones y con nuestros medios econòmicos (dinero) a llevar a cabo su misión de salvar almas.
- Debemos cooperar, cada uno en la medida en que pueda, cuando se recoge la limosna en la misa y tenemos también la obligación de PAGAR EL DIEZMO, que es según lo que uno pueda dar de corazón, no el 10% obligatorio como en las sectas evangélicas.
- Con este dinero ayudamos a que la Iglesia pueda sostenerse y hacer muchas obras buenas.
Recuerda, ayudar a los demás y salvar almas, es cosa de todos, no nada más de los sacerdotes.
Mandamientos de la Iglesia
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