jueves, 20 de noviembre de 2014

Mensaje de conversión




Llamamiento a la conversión. 
30-12-83                                          (ex 15)                                                  5 
"Hoy no me apartaré de ti, eso te tranquilizará. Tu misión va más allá de transmitir mis mensajes: fuiste llamada para ser portadora de paz y para que se conozca el urgente llamado de Cristo Jesús, a la conversión del hombre. Estoy preocupada por el mundo entero; recordad que sólo el Señor os salvará". 
Leed: Jon. 4, 11 y Miq. 6, 8-9 
Jon. 4, 11 
4,11   "Y Yo ¿no me voy a conmover por Nínive, la gran ciudad, donde habitan más de ciento veinte mil seres humanos que no saben distinguir el bien del mal, y donde hay además una gran cantidad de animales?". 
Miq. 6, 8-9 
6,8     Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno y qué exige de ti el Señor: Nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios.
6,9     La voz del Señor llama a la ciudad.- ¡Es prudente temer tu Nombre! - ¡Oigan, tribu de Judá y asamblea de la ciudad! 
(Mensaje de María del Rosario de San Nicolás) 
Comentario: 
La Santísima Virgen está preocupada por el mundo entero, y es por eso que en todas sus apariciones nos pide una urgente conversión, que la humanidad vuelva a Dios para ser salvada. Porque debemos tener en claro que todo el mal que hay en el mundo viene por causa del pecado. Es el pecado el que da fuerza a Satanás para que cause calamidades y desgracias de todo tipo, y el demonio hace todo lo posible para aumentar los pecados, porque sabe que llegará un momento que esa montaña de pecados nos caerá encima y nos aplastará en tremendos castigos. Entonces es que interviene la Virgen y llama a sus hijos para que la ayuden a llamar a todos los hombres, así por lo menos si no se pueden evitar ya los tremendos castigos que esperan al mundo, sí por lo menos se puedan atenuar y abreviar su duración y se salven muchas almas. ¡Qué hermosa misión tenemos los que hemos sido llamados a ser portadores del mensaje de María! Somos como el profeta Jonás que anunciaba a Nínive su próxima destrucción si no se convertía. No nos debe dar vergüenza de anunciar a todos los hombres que si no se convierten caerá sobre ellos un tremendo castigo. El castigo no lo envía Dios sino que son los mismos hombres, enloquecidos con su orgullo y movidos por Satanás, los que provocarán la tremenda hora que se avecina, porque de Dios no puede venirnos ningún mal, jamás, ya que de Él nos viene solo el bien. Convirtámonos lo antes posible e invitemos a nuestros prójimos a hacer lo mismo, porque no sabemos el día ni la hora en que estas cosas comenzarán a suceder.

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