miércoles, 12 de noviembre de 2014

La libertad religiosa en el mundo: mal su conculcación, letal su impunidad

 
 
La libertad religiosa en el mundo: mal su conculcación, letal su impunidad – editorial Ecclesia
La página 17 de ecclesia  de hoy sintetiza el último informe sobre la libertad en religiosa en el mundo. A la luz de sus datos, mejor cabría decir de la falta de libertad religiosa en el mundo… Y es que esta crece, y hasta dramáticamente, en 55 de los 196 países analizados: uno de cada cuatro. La libertad religiosa se vulnera de forma significativa en 82 países (un 42% del total). Y los cristianos siguen siendo la minoría religiosa más perseguida. Entre los Estados con las violaciones más graves abundan los musulmanes. De hecho, en 14 de los 20 países que sufren «alta persecución», ésta está ligada al islam extremista. Además, el incremento de las persecuciones por motivos religiosos está en el origen de la grave crisis internacional de refugiados existente en la actualidad.
También en lo que entendemos por Occidente, se registran casos, no precisamente episódicos, de vulneración a la libertad religiosa, revestidos, eso sí, de otras formas más sibilinas y, sobre todo, amordazadas por lo políticamente correcto y silenciada y desestimada su gravedad. ¿La falta de aprecio real y concreto a la libertad religiosa y a la misma religión no será la causa de esta sordina?
Casi setenta años después de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a pesar de que todas las Constituciones de los  Estados democráticos y las convenciones internacionales reconocen el derecho sagrado e inviolable a la libertad religiosa, resulta inconcebible, además de intolerable, este mirar hacia otro cuando de conculcar la libertad religiosa se refiere. ¿Es que la libertad religiosa es un derecho fundamental de segundo rango, secundario y que no importa, una mera concesión retórica?
Y si mal, muy mal, están las vulneraciones, tan constantes y reiteradas, a la libertad religiosa, que deberían avergonzar a un mundo como el nuestro que tanto se pavonea de sus logros en materia de derechos, peor todavía es la impunidad con la que la mayoría de  sus delitos  queda despachada en buena parte de nuestro mundo. ¿A qué estamos esperando para reaccionar?

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