lunes, 10 de noviembre de 2014

Hoy me unges con propósito para las cosas grandes de la vida.


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 "Has ungido mi cabeza con aceite". Salmo 23:5
El aceite fresco, cristalino, casi dorado con olor a especies corría por la barba de Aaron. Su aliento casi se ahogaba en su pecho. Sobrecogido, impresionado, desafiado y ungido. La unción del aceite corriendo ahora por sus vestiduras era ahora un privilegio convertido en responsabilidad. Su llamado ratificado era para lo grande.
Hoy sé que el Señor ha ungido mi cabeza para algo grande.
Ungido es símbolo de: Grasa, Echar fuera las cenizas, hacernos Prósperos y aceptables.
El Salmista en esta línea del Salmo evoca la práctica común de los pastores de esos tiempos cuando ponían grasa en la cabeza de las ovejas para combatir cosas pequeñas pero inquietantes. Moscas, Larvas, sarna . También era costumbre poner grasa en la cabeza de las ovejas para que cuando los machos pelearán disputando las ovejas en celo sus choque de cabeza a cabeza fueron amortiguados por el desliz en la grasa.

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