viernes, 7 de noviembre de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: 7 DE NOVIEMBRE DEL 2014





El administrador astuto
Parábolas

Lucas 16, 1-8. Tiempo Ordinario. Hay que contar con la gracia de Dios y poner los medios para lograr nuestras metas. 


Por: P Clemente González | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según sasn Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: "¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando." Se dijo a sí mismo el administrador: "¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas." Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?" Respondió: "Cien medidas de aceite." Él le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta." Después dijo a otro: "Tú, ¿cuánto debes?" Contestó: "Cien cargas de trigo." Dícele: "Toma tu recibo y escribe ochenta." El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz.

Oración introductoria
Señor Jesús, quiero tener la audacia y habilidad para saber darte el lugar que te corresponde en mi vida. Creo en Ti, confío y te amo, ilumina este rato de meditación para que nada me distraiga y sepa guardar el silencio que me permita realmente conocer tu voluntad.

Petición
Señor, ayúdame a saber aprovechar mi tiempo, especialmente este momento de meditación.

Meditación del Papa Francisco
Este administrador es un ejemplo de mundanidad. Alguno de ustedes podrían decir: ¡pero, este hombre ha hecho lo que hacen todos! Pero todos, ¡no! Algunos administraciones de empresas, administradores públicos, algunos administradores de gobierno... Quizá no son muchos. Pero es un poco esa actitud del camino más corto, más cómodo para ganarse la vida.
En la parábola del Evangelio el patrón alaba al administrador deshonesto por su 'astucia'. La costumbre del soborno es una costumbre mundana y fuertemente pecadora. Es una costumbre que no viene de Dios: ¡Dios nos ha pedido llevar el pan a casa con nuestro trabajo honesto! Y este hombre, administrador, lo llevaba pero ¿cómo? ¡Daba de comer a sus hijos pan sucio! Y sus hijos, quizá educados en colegios caros, quizá crecidos en ambientes cultos, habían recibido de su padre suciedad como comida, porque su padre, llevando pan sucio a casa, ¡había perdido la dignidad! ¡Y esto es un pecado grave! Porque se comienza quizá con un pequeño soborno, ¡pero es como la droga eh! La costumbre del soborno se convierte en dependencia. (Cf. S.S. Francisco, 8 de noviembre de 2013, homilía en Santa Marta)..

Reflexión
El administrador infiel del Evangelio se las ingenia para resolver su futura situación de indigencia. El Señor da por supuesta, pues era evidente, la inmoralidad de tal actuación, pero resalta y alaba, sin embargo, la agudeza y empeño que demuestra este hombre para sacar provecho material de su antigua condición de administrador.

Cuántas, cuántas veces caemos en la excesiva confianza en Dios y creemos que Él va a resolver nuestros problemas sin que nosotros hagamos ningún esfuerzo por solucionarlos.

Dios pone los medios, y hay que usarlos con la misma sagacidad y el mismo esfuerzo que ponen los hombres en sus negocios materiales o en la lucha por hacer triunfar un ideal humano. El hecho de contar con la gracia de Dios no es excusa para no poner esos medios si son honestos y buenos, aunque esto implique grandes sacrificios.

El mismo afán que ponemos en nuestros deberes cotidianos (estudios, trabajo, mantener el hogar, educar a nuestros hijos,...), el mismo que ponemos en nuestras ilusiones y ambiciones, incluso en superficialidades, debemos poner en los asuntos del alma. Si obramos de esta forma, no habrá percance que nos venza, fracaso que nos hunda, ni tentación que nos haga perder la esperanza puesta en Cristo.

Propósito
Si para nosotros, Cristo fuera, de verdad, el valor más importante, ¿no deberíamos comportarnos con más sagacidad?

viernes 07 Noviembre 2014

Viernes de la trigésima primera semana del tiempo ordinario

María Medianera, Beato Vicente Grossi, Beato Francisco Palau
Leer el comentario del Evangelio por
San Francisco Javier : Vivir como buen gerente de los dones de Dios

Pablo a los Filipenses 3,17-21.4,1.
Sigan mi ejemplo, hermanos, y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo les he dado.
Porque ya les advertí frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se portan como enemigos de la cruz de Cristo.
Su fin es la perdición, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza, y no aprecian sino las cosas de la tierra.
En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo.
El transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio.
Por eso, hermanos míos muy queridos, a quienes tanto deseo ver, ustedes que son mi alegría y mi corona, amados míos, perseveren firmemente en el Señor.

Salmo 122(121),1-2.3-4a.4b-5.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor!»
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén, que fuiste construida
como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus,
las tribus del Señor.

Según es norma en Israel
para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David.




Lucas 16,1-8.
Jesús decía a sus discípulos:
"Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes.
Lo llamó y le dijo: '¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto'.
El administrador pensó entonces: '¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza.
¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!'.
Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: '¿Cuánto debes a mi señor?'.
'Veinte barriles de aceite', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez'.
Después preguntó a otro: 'Y tú, ¿cuánto debes?'. 'Cuatrocientos quintales de trigo', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y anota trescientos'.
Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz."


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Francisco Javier (1506-1552),  jesuita, misionero
Carta del 15-01-1544

Vivir como buen gerente de los dones de Dios

De estas regiones [India y Sri Lanka] no sé escribiros nada más si no es esto: son tan grandes las consolaciones comunicadas por Dios nuestro Señor a los que van por entre los paganos para convertirlos a la fe en Cristo, que si hay algún gozo en esta vida, es este, ciertamente. A menudo me ocurre oír decir a alguno que está entre estos cristianos: «¡Señor, no me des tantas consolaciones en esta vida! Pero, puesto que en vuestra bondad y misericordia infinitas me las dais, ¡llevadme a vuestra santa gloria!

¡Tanta es la pena que se tiene de vivir sin veros, una vez  que os habéis manifestado así a vuestra criatura!» ¡Oh, si los que buscan conocerlo a través del saber en los estudios se esforzaran tanto para buscarlo en estas consolaciones del apostolado, no pasarían día y noche buscando el saber! Si los gozos que busca un estudiante en lo que aprende, los buscara haciendo sentir a su prójimo lo que le es necesario para conocer a Dios, cuanto más consolado y mejor preparado se encontraría par dar cuenta de sí mismo cuando Cristo volverá y le pedirá; «Dame cuenta de tu gestión»...


Acabo pidiendo a Dios nuestro Señor... que nos reúna en su santa gloria. Y para obtenernos este beneficio, tomemos por intercesoras y abogadas todas las almas santas de las regiones en que me encuentro... A todas estas santas almas, les pido que obtengan de Dios nuestro Señor, todo el tiempo que nos queda de separación, la gracia de sentir en lo íntimo de nuestras almas su santísima voluntad y cumplirla perfectamente.

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