sábado, 8 de noviembre de 2014

A ESO

A eso de caer y volver a le­vantarte. De fracasar y volver a comenzar. De seguir un camino y tener que torcerlo. De encon­trar el dolor y tener que afron­tarlo...
A eso, no le llames adversi­dad, llámale Sabiduría.
A eso de sentir la Mano de Dios y saberte impotente. De fi­jarte una meta y tener que seguir otra. De huir de una prueba y tener que encararla. De planear un vuelo y tener que recortarlo. De aspirar y no poder. De que­rer y no saber. De avanzar y no llegar...
A eso, no le llames castigo, llámale Enseñanza.
A eso de pasar días juntos radiantes. Días felices y días tris­tes. Días de soledad y días de compañía.
A eso, no le llames rutina, llá­male Experiencia.
A eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan. Y tu cerebro funcione y tus manos trabajen. Y tu alma irradie y tu sensibilidad sienta. Y tu corazón ame.
A eso, no le llames poder humano, llámale Milagro Divino...

Este mundo es como un gimnasio...
hay tantos lugares
en los que podemos ejercitarnos,
¡EN EL OFICIO DE AMAR!

1 comentario:

Unknown dijo...

Que hermosa reflexión.. así nos pasa..así nos sentimos muchas veces..pero Dios está ahí para ayudarnos y transformar y fortalecer nuestra vida...