En 1969, el sacerdote Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), siendo profesor de teología en su nativa Alemania, dio una serie de conferencias de radio que fueron después publicadas en el libro “Fe y Futuro”. Al final del libro se hace la pregunta: "¿cómo será la Iglesia del año 2000?"
En la Iglesia, recién terminado el Concilio Vaticano II, habia mucha especulación sobre el futuro. Las palabras de Ratzinger fueron certeras y hoy son tan valiosas como cuando las pronunció hace 45 años:
La iglesia se reducirá y tendrá que empezar de nuevo, más o menos desde el principio. Ella ya no podrá habitar muchos de los edificios que construyó en tiempos de prosperidad. A medida que el número de sus adherentes disminuya. . . ella perderá muchos de sus privilegios sociales. . . Como pequeña sociedad, [la Iglesia] exigirá mayor iniciativa de sus miembros....
Serán tiempos difíciles para la Iglesia, porque el proceso de cristalización y aclaración, le costará mucha energía valiosa. Esto la hará pobre y se convertirá en la Iglesia de los humildes. . . El proceso será largo y tedioso como fue el camino del falso progresismo en la víspera de la Revolución Francesa - cuando un obispo se podría pensar inteligente si se burlaba de los dogmas e incluso insinuaba que la existencia de Dios no era era en absoluto cierta. . . Pero cuando la prueba de esta criba pase, un gran poder fluirá de una Iglesia más espiritualizada y simplificada. Los hombres en un mundo totalmente planificado se encontrarán indeciblemente solos. Si han perdido de vista a Dios por completo, sentirán todo el horror de su pobreza. Entonces descubrirán al pequeño rebaño de creyentes como algo completamente nuevo. Ellos lo descubrirán como una esperanza que es para ellos, una respuesta para los que siempre han estado buscando en secreto.
Y por lo tanto me parece cierto que la Iglesia se enfrenta con tiempos muy difíciles. La verdadera crisis apenas ha comenzado. Vamos a tener convulsiones terribles. Pero estoy igualmente seguro de lo que quedará al final: no la Iglesia del culto político, que ya está muerto, pero la Iglesia de la fe. Ella no será el poder social dominante en la medida en que fue hasta hace poco, pero disfrutará de un nuevo florecimiento y será vista como el hogar del hombre, donde se encuentra la vida y la esperanza más allá de la muerte.
-La Fe y el Futuro, Joseph Ratzinger (San Francisco: Ignatius Press, 2009). Originalmente publicado en 1969. Traducido del Inglés por Padre Jordi Rivero.
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