¡De Maria numquam satis!
¡De María nunca se dice bastante!
“Por medio de la Santísima Virgen vino Jesucristo al mundo y por medio de Ella debe también reinar en el mundo.
Dios Padre creó un depósito de todas las aguas y lo llamó mar.
Creó un depósito de todas las gracias y lo llamó María.”
Comentario al Tratado de la Verdadera Devoción a María
Amadísima de Jesús.
María es la Madre admirable del Hijo. Quien tuvo a bien humillarla y ocultarla durante su vida, para fomentar su humildad, llamándola mujer (Jn. 2, 4; 19, 26), como si se tratara de una extraña, aunque en su corazón la apreciaba y amaba más que a todos los ángeles y hombres.
(del Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María)
Comentario:
Del trato que el Señor da a su Madre en el Evangelio en algunos pasajes, los protestantes toman dicho sentido como que Jesús se desentendía de Ella y hasta la despreciaba. Este es un gran error, porque lejos de rebajarla, Jesús la alaba, ya que la elogia porque Ella cumplió a la perfección la Voluntad de Dios, y guardó su Palabra en su Inmaculado Corazón.
Pero este es el proceder de la Providencia Divina, que oculta a María de los que no merecen conocerla, y en cambio se la revela a los que están predestinados al Cielo, a los que Dios ha elegido desde toda eternidad para que fueran fieles hijos de María.
La Virgen es el Tesoro escondido de que se habla en el Evangelio, y quien lo encuentra, se hace inmensamente rico, porque María es inagotable como inagotable es Dios, ya que el Señor ha puesto en Ella todas sus gracias, sus infinitas gracias, incluso a la Gracia de las gracias: su propio Hijo.
El mundo y los mundanos no merecen conocer los secretos de María, y por eso el Señor los ha velado en su Evangelio, para que sólo quienes tengan un buen sentido, iluminado por la Sabiduría de Dios, descubran en María la Obra Maestra de la creación y se entreguen a Ella cada vez más.
Comentario a Las Glorias de María
Propagar las glorias de María.
Para que cada uno se persuada de cuánto importa para su bien y el de los pueblos promover la devoción a María, ayudará escuchar lo que dicen los doctores. Dice san Buenaventura que quienes se afanan en propagar las glorias de María tienen asegurado el paraíso. Y lo confirma Ricardo de San Lorenzo al decir que honrar a esta Reina de los Ángeles es conquistar la vida eterna. Porque nuestra Señora, la más agradecida, añade el mismo, se empeñará en honrar en la otra vida al que en esta vida no dejó de honrarla. ¿Quién no conoce la promesa de María en favor de los que se dedican a hacerla conocer y amar? La santa Iglesia le hace decir en la fiesta de la Inmaculada Concepción: “Los que me esclarecen, obtendrán la vida eterna” (Eclo 24, 31). “Regocíjate, alma mía –decía san Buenaventura, que tanto se esforzó en pregonar las alabanzas de María–; salta de gozo y alégrate con ella, porque son muchos los bienes preparados para los que la ensalzan”. Y puesto que las sagradas Escrituras, añadía, alaban a María, procuremos siempre celebrar a esta divina Madre con el corazón y con la lengua para que al fin nos lleve al reino de los bienaventurados.
(de Las Glorias de María, de San Alfonso María de Ligorio)
Comentario:
Nosotros, que como peregrinos en este mundo, vamos buscando seguridades que nos permitan salvarnos eternamente, no nos damos cuenta de que la mayor seguridad que podemos tener es predicar y propagar las glorias de María, pues Ella promete la salvación eterna a quienes la esclarecen.
Siendo las cosas así, no sé cómo todavía no nos hemos vuelto locos de amor por la Virgen, y cómo es que, hasta ahora, hemos hecho tan poco por hacer conocer a esta Señora. Porque aunque lo que hayamos hecho hasta ahora en propagar las glorias de María, haya sido mucho, en realidad es nada con lo que Ella merece.
Pero es que nos conviene a nosotros mismos difundir las glorias de María. Y además les conviene a todos nuestros seres queridos, porque la Virgen, en agradecimiento a nosotros por nuestro humilde servicio, nos pagará con el Cielo, con una gloria deslumbradora, pero también aquí en la tierra nos colmará de dones y gracias, no sólo a nosotros sino también a nuestros parientes y amigos, y a todo el mundo; porque María no se deja ganar en generosidad y Ella quiere hacer como un pacto con nosotros: Que nosotros nos ocupemos de Ella y de sus cosas, y María se ocupará de nosotros y de nuestras cosas.
No otra cosa es la consagración a la Virgen, pues le entregamos todo para que Ella pueda ocuparse de lo nuestro, de ensalzarnos y colmarnos de dones, y nosotros tenemos el deber de ocuparnos de hacerla amar y darla a conocer, y buscar el Reino de María en las almas y en el mundo.
La Santísima Virgen en la Biblia
La Mujer vestida de Sol.
Vemos en el Apocalipsis que aparece un signo grande en el Cielo, una Mujer vestida de Sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Esta Mujer es la Santísima Virgen, que combate contra el Gran Dragón rojo, a saber, el demonio y el ateísmo. Pero la Virgen es quien triunfa, y al final baja del Cielo un ángel que atará al Dragón y cerrará la puerta del Abismo.
Desde el Génesis hasta el Apocalipsis está la Mujer, es decir, María. Porque por la mujer entró el pecado en el mundo, y era necesario que por la mujer entrara también la gracia. Sobre la mujer pesaba una condena mayor, y así como el demonio se valió de la mujer para hacer pecar al hombre; así también el Señor, aceptando el desafío del demonio, hizo que una Mujer venciera la Tentación en todas sus formas, aplastara su cabeza orgullosa e hiciera que el hombre recuperara la gracia.
Es cierto que Jesús es el Redentor, pero a Jesús no lo tendríamos si no hubiera sido por María. Y si bien Dios podía encarnarse de otra mujer o bajar a la tierra ya hecho hombre; sin embargo Dios quiso utilizar este canal que es la Virgen, y como Dios no cambia nunca ni puede cambiar, pensamos que seguirá obrando de la misma manera y cada triunfo de Dios y de la Iglesia, vendrá siempre de la mano de María, la Vencedora eterna de Satanás y de todos los demonios.
Una oración
ORACIÓN A MARÍA REINA DE LOS ÁNGELES
¡Oh Augusta Reina de los Cielos
y Señora de los Ángeles!
Pues habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os dirigimos; enviad las santas legiones para que, bajo vuestras órdenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo.
y Señora de los Ángeles!
Pues habéis recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de la serpiente infernal; dignaos escuchar benigna las súplicas que humildemente os dirigimos; enviad las santas legiones para que, bajo vuestras órdenes, combatan a los demonios, donde quiera repriman su audacia y los persigan hasta precipitarlos al abismo.
¿Quién como Dios?
Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y tierna Madre! Vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre! Enviad los Santos Ángeles para defendernos y rechazar lejos al demonio, nuestro mortal enemigo. Amén.
Santos Ángeles y Arcángeles, defendednos y guardadnos. ¡Oh buena y tierna Madre! Vos seréis siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre! Enviad los Santos Ángeles para defendernos y rechazar lejos al demonio, nuestro mortal enemigo. Amén.
Historia de esta oración:
Ante el gran combate espiritual que libramos, Dios ha querido proveer por nosotros. Pero debemos rezar si deseamos su ayuda.
Escribe acerca de la Reina de los Ángeles el Venerable Luis Eduardo Cestac, fundador de la Congregación de las Siervas de María:
En 1863 un alma... sintió su mente elevada hacia la Santísima Virgen, quien le dijo que efectivamente, los demonios andaban sueltos por el mundo, y que había llegado la hora de rogarle como Reina de los Ángeles pidiéndole las legiones santas para combatir y aplastar los poderes infernales.
–"Madre mía", dijo esta alma, "¿ya que sois tan buena, no podrías enviarlas sin que os rogáramos?"
–"No", respondió la Santísima Virgen, "la oración es condición impuesta por Dios para alcanzar las gracias".
– "Entonces, Madre mía", dijo el alma "¿querrías enseñarme Vos la manera de rogaros?"
Y creyó escuchar la oración “Oh Augusta Reina...”
El señor Cestac fue el depositario de esta oración. Lo primero que hizo fue presentarla a Monseñor Lacroix, obispo de Bayona, quien le dio su aprobación. Inmediatamente mandó imprimir medio millón de ejemplares, que distribuyó gratis por todas partes.
No estará demás advertir que, durante la primera impresión, las máquinas se rompieron dos veces. La oración a la Reina de los Ángeles se extendió rápidamente y fue aprobada por muchos obispos y arzobispos.
San Pío X concedió trescientos días de indulgencia a quienes la rezaren.
(Imprimátur del Vicario General de Buenos Aires, 29 de febrero de 1912)
-“Regina Angelorum”, publicación de la Orden de María Reina, Pascua de 1978
Una meditación
Si confiáramos en María.
Si confiáramos más en María Santísima, tendríamos la vida solucionada; y no sólo la vida de la tierra, sino también –lo que es más importante-, tendríamos resuelto nuestro destino eterno, porque la Santísima Virgen no se deja ganar en generosidad por sus hijos, y les obtiene grandes beneficios de Dios.
Efectivamente como Ella es la dispensadora de todas las gracias del Altísimo, salta a la vista que si vamos a Ella con confianza, María nos obtiene grandes favores del Cielo.
Pero hay que saber que para obtener gracias y favores escogidos, hay que ir a María con confianza, pues cuando más grande es nuestra confianza en la Virgen, tanto más Ella nos colma de dones; e incluso a quien confía completamente en Ella, María se entrega completamente a su hijo, y entonces uno goza del Cielo anticipadamente, porque estar con María, poseerla, tenerla como Madre amorosa que está siempre junto a nosotros, es tal felicidad que sólo puede ser superada en el Paraíso.
Hagamos el propósito de confiar ciegamente en María, y aunque las cosas se compliquen y parezca que los problemas no tienen solución, confiemos más y más en la Virgen, hasta el punto de parecer tontos, y entonces veremos lo que son milagros, y quedaremos asombrados de lo que puede esta Doncella ante el trono de Dios.
Un mensaje
Reina de la Paz.
"Son muchos los que han preguntado mi nombre. Yo soy la Reina de la Paz".
(Jueves 6 de agosto de 1981 - Mensaje de la Reina de la Paz, Medjugorje)
Comentario:
Con estas sencillas palabras la Santísima Virgen se ha presentado. Ella es Reina de la Paz, porque la paz viene de Dios, en cambio la guerra y la discordia no vienen de Dios, sino del Maligno. Y el diablo, cuando no puede hacer que un alma caiga en pecado, al menos trata de turbarla y de enredarla en inquietudes, de robarle la paz, y este es el paso previo para hacerla caer en pecados.
Por eso siempre tenemos que librarnos de toda inquietud y mantener y conservar la paz, y ser también portadores de paz, instrumentos de paz, porque donde hay paz, allí está Dios.
El demonio quiere llevar a la humanidad entera a la guerra, a la violencia, a la revolución mundial. Es por eso que María se ha presentado como la Reina de la Paz, porque si los hombres hacemos caso a sus mensajes y directivas, entonces el arco iris de la paz brillará sobre este mundo infestado de demonios y al borde de la tercera guerra mundial.
Huyamos de todo lo que perturbe nuestra paz, porque lo que no deja paz en el alma, no viene de Dios, ya que Dios es paz, y sus inspiraciones dejan gran paz en el alma.
La paz es el signo de que es Dios quien nos está inspirando algo, pues si hay turbación o inquietud, debemos temer que esas ideas vengan del demonio.
No le demos el gusto al diablo y conservemos la paz, para que Dios pueda habitar en nosotros y el demonio no pueda pescar en el río revuelto de nuestra al
Una reflexión
Llave del milagro.
Con el milagro que realizó Jesús en las Bodas de Caná de Galilea, a pedido de su Madre la Virgen, nos quiso decir que María es siempre la llave del milagro. Por eso tenemos que acudir a la Virgen si queremos obtenerlo todo de Dios, porque Ella es la Omnipotencia Suplicante y todo lo que pide al Señor, lo obtiene.
En estos tiempos que parece que el demonio lo ha conquistado todo, es necesario que nos volvamos con confianza hacia María, y con súplicas le pidamos que salve a este mundo, que salve a las almas pecadoras, a todos nosotros, porque la humanidad corre peligro de perderse, de autodestruirse y es María quien puede detener el curso de los acontecimientos, como tantas veces ya lo ha hecho.
Entonces no dejemos que pase un solo día sin rezar el Santo Rosario, esta oración por la que María siente una gran predilección, y por la que otorga todo a quien se la ofrece de corazón.
Recemos el Rosario si queremos obtener un milagro para este mundo, y que María cambie la tristeza en alegría, porque Satanás es quien ahora está reinando en el mundo, con un reino de sufrimiento y amargura, y es necesario que sea Cristo quien reine, y Él reinará si primero reina su Madre, y Ella reinará si suben hacia el Cielo una gran cantidad de Rosarios bien rezados.
Si bien María es la Bienhechora mundial, también es cierto que Ella es nuestra Bienhechora individual, y con confianza debemos acercarnos a Ella y pedirle todo lo que necesitamos, como hacemos con nuestra mamá de la tierra, ya que la Virgen no nos negará nada.
Un pensamiento
“No olvide que todo nos viene de Jesús por María”.
Santa Maravillas de Jesús
Comentario:
Dios es inmutable y no cambia su manera de actuar. Por eso es de pensar que no cambiará el Señor en lo que respecta a la mediación de la Virgen, ya que si Dios quiso que Ella fuera la que trajera al mundo a Jesucristo, el Verbo de Dios; y también quiso el Señor que María fuera quien le provocara a realizar el primer milagro, en las Bodas de Caná, entonces sabemos que la Virgen seguirá siendo quien nos trae a Jesús, y por medio de Él, nos acerca toda clase de gracias y favores celestiales y hasta materiales.
Todo nos viene de Dios, porque Él es la fuente de todo bien, es el Bien mismo. Pero todo nos viene por María, por su mediación, pues así lo ha querido Dios, y pensamos que el Señor no cambiará su modo de actuar, porque es perfecto y, como dice Santa Teresa: “Dios no se muda”, es decir, no cambia.
Así que sabemos que mientras Dios sea Dios, la Virgen será la medianera de todas las gracias que reciben los hombres y el universo entero.
¡Dichosos los que somos devotos de María Santísima, nuestra bendita Madre, pues estamos como asegurados contra todo riesgo, especialmente contra el peligro de los males que causan los demonios y los hombres entregados al mal!
Acudamos a María, si queremos recibir algo del Señor. Y si queremos obtener en abundancia, riquezas de todo género, entonces vayamos a postrarnos ante una imagen de la Virgen, roguémosle, recémosle el Rosario, y preparémonos a ver grandes cosas en nuestras vidas, impresionantes auxilios de todas clases, porque la Virgen no se deja ganar en generosidad, y si confiamos en Ella, Ella nos colma de sus dones y favores.
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