jueves, 20 de febrero de 2014

10 centímetros de agua y la sabiduría de un niño

 

Red Sea
Un niño entra en su casa exclamando con alegría ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Dios es grande!
Su hermano mayor, estudiante de la universidad, le preguntó la causa de su gran entusiasmo.
Hoy, dijo el niño, nuestra maestra de catecismo nos contó la historia del milagro cuando Moisés partió las aguas del Mar Rojo para que escaparan los Israelitas de las tropas del Faraón. ¿No te parece maravilloso lo que Dios es capaz de hacer?
El hermano, que en la universidad había perdido la fe por creerse muy intelectual y por encima de las creencias sencillas de los cristianos, se rió de el y quiso abrirle los ojos sobre la realidad de los milagros de la Biblia. Le explicó que todos los milagros son muy fáciles de explicar. Hoy día sabemos que el Mar Rojo en cierto lugar, sólo tenía 10 centímetros de profundidad en una época del año. Por eso los israelitas pudieron pasar sin problema.
El niño se quedó perplejo. Sus ojos regresaron a la narración bíblica del milagro. El hermano mayor estaba contento de haber iluminado a su hermanito sacándolo de su ingenua creencia. De pronto el hermanito comenzó a alegrarse y alabar a Dios más fuerte que antes. El hermano mayor se volvió para preguntar la razón por la que este júbilo se reanudaba.
-Wow! -Exclamó el niño feliz. ¡Dios es más grande de lo que pensaba! No sólo lleva a toda la nación de Israel a través del Mar Rojo, ¡sino que ahogó a todo el ejército egipcio en 10 centímetros de agua!

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