lunes, 4 de noviembre de 2013

Adeodato Papa, Santo


LXVIII Papa, 8 Noviembre
 
Adeodato, Santo
Adeodato, Santo

El Papa Adeodato I, o Deusdedit, fue pontífice en un momento en que se empezaba a sentir cada vez más claro y fuerte el sentimiento de intolerancia y de independencia hacia el poder bizantino.

Hubo levantamientos en Rávena, en Nápoles y en la misma Roma. Los territorios gobernados por los Lombardos. por lo contrario, gozaban de cierta tranquilidad.

Pocas son las noticias históricas: hijo del subdiácono romano Esteban, fue durante cuarenta años sacerdote en Roma antes de suceder en la cátedra pontificia al Papa Bonifacio IV el 19 de octubre del 615.

Murió en noviembre del 618, amado y llorado por los romanos, que pudieron apreciar el buen corazón durante las grandes calamidades que atormentaron a Roma durante los tres años de su pontificado: el terremoto, que dio el golpe de gracia a los marmóreos edificios del Foro, ya desbastados por las continuas invasiones de los bárbaros, y una terrible epidemia llamada elefancía.

Fue el primer Papa que estableció con testamento donaciones para distribuir al pueblo con ocasión de los funerales del sumo pontífice. En Roma el Papa no sólo era el obispo y el pastor espiritual, sino también el guía civil, el juez, el supremo magistrado, el que garantizaba el orden. A la muerte de todo pontífice los romanos se sentían sin protección, expuestos a las invasiones de los bárbaros nórdicos o a las venganzas del imperio de Oriente. La teoría medieval de los "dos soles", el Papa y el emperador, que deberían gobernar unidos al mundo cristiano, no era aceptada en Constantinopla.

El Papa Adeodato se demostró un hábil mediador y paciente interlocutor con el otro "sol" que en realidad de verdad fue muy poco solícito con Italia, excepción hecha de la vez que envió al exarca Eleuterio a dominar la revolución de Ravena y de Nápoles. Fue la única ocasión en que el Papa Adeodato, ocupado en aliviar la suerte de los habitantes de Roma por las calamidades ya referidas, tuvo un contacto, aunque indirecto, con el emperador.

Tuvo fama de ser un taumaturgo: curaba las formas más graves de peste con sólo apoyar sus labios sobre las llagas inmundas de los enfermos. Baronio pone en el Martirologio Romano un episodio que confirma la fama de santidad que rodeaba al venerable pontífice "dado por Dios" (como dice la etimología del nombre) como guía de los cristianos en una época tan atormentada: durante una de sus visitas a los enfermos, los más abandonados, esto es lo más atacados por la terrible enfermedad de la lepra, habría curado a uno de estos infelices después de haberlo abrazado y besado cariñosamente.

El Liber pontificalis, recordando dos hechos de su pontificado, afirma que Adeodato amó mucho a su clero, al que defendió respecto del clero monástico o regular, privilegiado desde cuando Gregorio Magno les había confiado a los monjes importantes cargos en el apostolado misionero y en la misma organización eclesial. El segundo hecho se refiere a la facultad de celebrar una segunda misa el mismo día (binación).

De él se conoce el sello de plomo con el que solía marcar los documentos oficiales: el Buen Pastor entre las ovejas y los símbolos cristológicos de alfa y omega. Fue el primero que lo usó. Su forma es redonda, grande como una moneda y en latín se llama bulla, de la que deriva bula. Dejó un regalo de plata a cada clérigo presente en sus funerales.



San Adeodato I, papa
fecha: 8 de noviembre
†: 618 - país: Italia
otras formas del nombre: Deusdedit, Diosdado
canonización: pre-congregación
hagiografía: Santi e Beati
En la basílica de San Pedro, en Roma, san Adeodato I, papa, que amó a su clero y a su pueblo y brilló excepcionalmente por su sencillez y sabiduría.

En la serie de los papas, es indicado por su nombre original Deusdedit («Dios ha dado») o el equivalente -más común como nombre- de Adeodato («dado por Dios»); en la última edición castellana del Martirologio Romano se ha inscripto con el nombre (un poco ridículo) de «Diosdado», que pretende ser una (mala) castellanización del nombre original. Hijo del subdiácono romano Esteban, fue educado en el monasterio de la ciudad dedicado a San Erasmo, aunque no hay datos de que fuera monje, aunque así lo afirmaban agunas fuentes benedictinas. No hay otras noticias de su juventud, y muy poco de su breve pontificado, porque «la primera mitad del siglo VII, fue la más terrible y devastadora para la Ciudad, la historia de Roma quedó rodeada por una densa oscuridad», en palabras del gran medievalista de la historia de Roma, Ferdinand Gregorovius.

San Gregorio Magno, unos pocos años antes, había dejado los altos cargos eclesiásticos en manos de los monjes, privilegiando así al clero monástico por sobre el secular, muy corrompido. Adeodato, que sucedió en 615 al papa Bonifacio IV, vuelve a dar los altos cargos a los sacerdotes seculares, aunque obligándolos a una vida de oración más intensa; de esta preferencia hacia el clero secular para contrarrestar al monástico proviene seguramente la frase del «Liber Pontificalis» que se recoge en el Martirologio: «amó a su clero».

En su época una parte de Italia está en manos de los lombardos y la otra, incluida Roma, depende del emperador de Oriente, representado por el Exarca, que vive en Rávena, pero que poco se ocupa del destino de Roma. Precisamente en tiempo de Adeodato el Exarca es sustituido (el anterior fue asesinado), y se reúne con el Papa en Roma. Sin embargo, a continuación, el Exarca intenta proclamarse emperador, y termina también asesinado. El emperador Heraclio reina en Constantinopla, habiendo matado a su predecesor, Focas, quien había matado a su predecesor, Mauricio y sus hijos. Estos son los tiempos de Adeodato, a los que debemos sumar las disputas doctrinales entre los cristianos, a las que Adeodato poco poco puede hacerles frente, ya que en Roma resurge en 616 la plaga, que ya había hecho estragos en el 590. Y en el 618 llega una epidemia mortal de lepra o una infección similar en la piel; y entre uno y otro contagio, el terremoto de agosto de 618. Así que «pontifica» entre los muertos, y entre los supervivientes aterrorizados que le piden ayuda, porque Roma pertenece a un emperador lejano, pero las desgracias de los romanos «pertenecen» al papa Adeodato. Pero no por mucho tiempo: en ese mismo año la muerte se apodera de él. La «densa oscuridad» que mencionaba Gregorovius también rodea a su fin, como al de tantas otras víctimas; no tenemos ninguna información sobre sus últimos días. Lo único que sabemos es que se tardaron trece meses en dar un sucesor, que será Bonifacio V. Tuvo fama de taumaturgo, porque se dice que curaba la peste con sólo apoyar sus labios sobre las llagas de los enfermos.

Se conserva además un sello de plomo (llamado «bulla», de donde deriva la actual «bula» o documento sellado con la bulla) que proviene de su reinado, y es posiblemente el más antiguo de su tipo en el papado (al menos de los que se pueden datar con certeza), por lo que Adeodato I sería el primero en promulgar «bulas pontificias»: su forma es redonda, como una moneda, y tiene la figura del pastor y las ovejas, y los símbolos de alpha y omega.
 

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