martes, 9 de julio de 2013

Santos Antonio Nguyen Quynh y Pedro Nguyen Khac Tu, catequistas mártires

 
fecha: 10 de julio
†: 1840 - país: Vietnam
canonización: B: León XIII 27 may 1900 - C: Juan Pablo II 19 jun 1988
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En la ciudad de Dong Hoi, en Annam, santos Antonio Nguyen (Nam) Quynh y Pedro Nguyen Khac Tu, mártires y catequistas, que en tiempo del emperador Minh Mang fueron estrangulados por su fe en Cristo.

En la población vietnamita de Dong-Hoy fueron martirizados por estrangulamiento, el día 10 de julio de 1840, dos confesores de la fe, uno, anciano de 72 años, el otro un joven de apenas 30. Sus vidas habían discurrido por caminos diferentes, pero, unidos por la fe, vinieron también a dar su testimonio, sin saber uno del otro, al mismo tiempo. Fueron canonizados el 19 de junio de 1988 por SS. Juan Pablo II.

Antonio Nguyen Huu (Nam) Quynh había nacido en Mi Huong, provincia de Quang-Binh, en 1768, hijo de un cristiano catequista que lo educó esmeradamente en la fe cristiana. Al llegar a la juventud optó por la vida militar y participó en una guerra civil, dejando el ejército cuando ya tenía el grado de capitán. Entonces se dedicó al comercio y al mismo tiempo hacía los estudios de medicina. Terminados éstos ejercía como médico, pero solamente a favor de los pobres y de manera gratuita, mientras vivía de sus negocios. Tenía fama de persona bondadosa. Fue arrestado por haber enviado a un criado a buscar a un misionero y este criado, forzado, declaró el objeto de su viaje, siendo entonces detenido el médico. Se mantuvo firme en la fe, pese a que fue bárbaramente azotado. Detenido en la cárcel, dio testimonio de gran mansedumbre y paciencia. Por fin se ordenó la ejecución de su sentencia de muerte.

Pedro Nguyen Khac Tu se había criado en la misión dominicana y lo había elegido como su compañero y catequista san Pedro Dumoulin Borie. Lo acompañó fielmente y siguió siendo su compañero cuando el misionero fue elegido obispo. Llegada la hora de la captura del obispo, no huyó sino que se dio a conocer como cristiano y catequista. No cedió a amenazas ni tormentos y se mantuvo fiel a Cristo. Martirizaron al misionero y a él lo dejaron en la cárcel para ver si las miserias de la prisión lo ablandaban. En vista de que esto no se lograba se procedió a estrangularlo en el mismo sitio en que había muerto meses antes el obispo misionero.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

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