martes, 2 de julio de 2013

Novena a la Virgen del Carmen

 
 
Dios te salva María, del Carmen bella flor
 
 
Estrella que nos guías, hacia el sol del Señor


Oraciones para cada día.
 
Novena a la Virgen del Carmen
Novena a la Virgen del Carmen




Por la señal, etc.

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío. Me has de perdonar mis culpas y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti te amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.


ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos, cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.


DÍA PRIMERO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA SEGUNDO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA TERCERO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA CUARTO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA QUINTO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


SEXTO DÍA

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA SÉPTIMO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA OCTAVO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA NOVENO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
 
 
La Virgen del Carmen ...y el escapulario
El escapulario no salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana.
 
La Virgen del Carmen ...y el escapulario
La Virgen del Carmen ...y el escapulario


El próximo 16 de Julio recordaremos a Nuestra Señora del Carmen. Reflexionemos hoy un poco sobre esta advocación y las grandes promesas de su escapulario.

Los carmelitas tienen, entre otros, el mérito de haber llevado esta advocación mariana a todos los estratos del pueblo cristiano.

En el siglo XII algunos eremitas se retiraron al Monte Carmelo, con San Simón Stock.

La Virgen Santísima prometió a este santo un auxilio especial en la hora de la muerte a los miembros de la orden carmelitana y a cuantos participaran de su patrocinio llevando su santo escapulario.

Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.


La estrella del Mar y los Carmelitas.

Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.

Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.


Los Carmelitas y la Virgen del Carmen se difunden por Europa.

La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es decir a la que desde tiempos remotos allí se venera. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.


¿Qué es el Escapulario carmelita?

Los seres humanos nos comunicamos por símbolos. Así como tenemos banderas, escudos y también uniformes que nos identifican. Las comunidades religiosas llevan su hábito como signo de su consagración a Dios.

Los laicos no pueden llevar hábito, pero los que desean asociarse a los religiosos en su búsqueda de la santidad pueden usar el escapulario. La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales marianos.

Dice San Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: "Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios."


El escapulario es un sacramental.

Un sacramental es un objeto religioso que la Iglesia haya aprobado como signo que nos ayuda a vivir santamente y a aumentar nuestra devoción. Los sacramentales deben mover nuestros corazones a renunciar a todo pecado, incluso al venial.

El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos. Las gracias nos vienen por nuestra respuesta de amor a Dios y de verdadera contrición del pecado, lo cual el sacramental debe motivar.


¿Cómo surgió el escapulario?

La palabra escapulario viene del Latín "scapulae" que significa "hombros". Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.


La Virgen María entrega el escapulario el 16 de julio de 1251.

En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Este comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En su oración la llamó "La flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar" y le suplicó la protección para toda la comunidad.

En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock y le da el escapulario para la orden con la siguiente promesa:

"Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera usando el escapulario no sufrirá el fuego eterno"

Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida mas comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.


Explicación de la Promesa:

Muchos Papas, santos como San Alfonso Ligorio, San Juan Bosco, San Claudio de la Colombiere, y San Pedro Poveda, tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y llevaban el escapulario. Santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.


El escapulario tiene 3 significados:

  • El amor y la protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.

    Envolver en su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual.

    Vemos en la Biblia:

    -Dios cubrió con un manto a Adán y Eva después de que pecaron. (manto - signo de perdón)

    -Jonás le dio su manto a David: símbolo de amistad -Elías dio su manto a Eliseo y lo llenó de su espíritu en su partida.

    -S. Pablo: revístanse de Cristo: vestirnos con el manto de sus virtudes.

  • Pertenencia a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.

    Consagración: ´pertenecer a María´ es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.

    -En 1950 Papa Pío XII escribió acerca del escapulario: "que el escapulario sea tu signo de consagración al Inmaculado Corazón de María, lo cual estamos particularmente necesitando en estos tiempos tan peligrosos". Quien usa el escapulario debe ser consciente de su consagración a Dios y a la Virgen y ser consecuente en sus pensamientos, palabras y obras. Dice Jesús: "Cargad con mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera". (Mt 11:29). El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar, pero que María nos ayuda a llevar. El escapulario es un signo de nuestra identidad como cristianos, vinculados íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación, lo que exige que seamos pobres, castos y obedientes por amor.

    Al usar el escapulario constantemente estamos haciendo silenciosa petición de asistencia a la Madre, y ella nos enseña e intercede para conseguirnos las gracias para vivir como ella, abiertos de corazón al Señor, escuchando su Palabra, orando, descubriendo a Dios en la vida diaria y cercanos a las necesidades de nuestros hermanos, y nos está recordando que nuestra meta es el cielo y que todo lo de este mundo pasa. En la tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden dice: "No lleguemos a la conclusión de que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos...Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la omnipotencia suplicante de la Madre de la Misericordia."


  • El suave yugo de Cristo: "Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana". (Mt 11:29-30)

    -El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.

    Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y dificultades que ese yugo le traiga.

    Se debe vivir lo que significa

    El escapulario es un signo de nuestra identidad como católicos, vinculados de íntimamente a la Virgen María con el propósito de vivir plenamente según nuestro bautismo. Representa nuestra decisión de seguir a Jesús por María en el espíritu de los religiosos pero adaptado a la propia vocación. Esto requiere que seamos pobres (un estilo de vida sencillo sin apegos materiales), castos y obedientes por amor a Dios.

    En momentos de tentación, tomamos el escapulario en nuestras manos e invocamos la asistencia de la Madre, resueltos a ser fieles al Señor.

    Ella nos dirige hacia el Sagrado Corazón de su Hijo Divino y el demonio es forzado a retroceder vencido.

    Imposición del Escapulario:

    El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras dice:

    "Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna"


    ¿Puede darse el escapulario a quien no es católico?

    Sí. El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es madre de todos. Muchos milagros de conversión se han realizado en favor de buenos no-católicos que se han decidido a practicar la devoción al escapulario.


    Conversiones.

    Un anciano fue llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York, inconsciente y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario Carmelita llamó a un sacerdote. Mientras rezada las oraciones por el moribundo, éste recobró el conocimiento y dijo: "Padre, yo no soy católico". "¿Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?", preguntó el sacerdote. "He prometido a mis amigos usarlo", explicó el paciente. "Además rezo un Ave María diariamente." "Usted se está muriendo" replicó el sacerdote. "¿Quiere hacerse católico?" ´Toda mi vida lo he deseado", contestó el moribundo. Fue bautizado, recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.


    Alerta contra abusos:

    El escapulario NO salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. Mons. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden Carmelita nos dice: "No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos... Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la ´omnipotencia suplicante´ de la madre de la misericordia."

    Los Papas y Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El Papa Pío XI nos advierte: "aunque es cierto que la Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor."

    Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.

    San Claude de la Colombiere advierte: "Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario."
  • Oración a la Santísima Virgen del Carmen(Monseñor Ramón Ángel Jara)
    ¡Oh Virgen Santísima del Carmen!
    llenos de la más tierna confianza,
    como hijos que acuden al corazón de su Madre,

    nosotros venimos a implorar una vez más
    los tesoros de misericordia que con tanta solicitud
    nos habéis siempre dispensado.
    Reconocemos humildemente
    que uno de los mayores beneficios
    que Dios ha concedido a nuestra Patria
    ha sido señalaros a Vos
    por nuestra especial Abogada, Protectora y Reina.

    Por eso a Vos clamamos
    en todos nuestros peligros y necesidades
    seguros de ser benignamente escuchados.

    Vos sois la Madre de la Divina Gracia,
    conservad puras nuestras almas;
    sois la torre poderosa de David,
    defended el honor y la libertad de nuestra Nación;
    sois el refugio de los pecadores,
    tronchad las cadenas de los esclavos
    del error y del vicio;
    sois el consuelo de los afligidos,
    socorred a las viudas, a los huérfanos y desvalidos;
    sois el auxilio de los cristianos,
    conservad nuestra fe y proteged a nuestra Iglesia,
    en especial a sus obispos, sacerdotes y religiosos.
    Desde el trono de vuestra gloria atended a
    nuestras súplicas;
    ¡Oh Madre del Carmelo!
    abrid vuestro manto y cubrid con él a esta
    República de Chile,
    de cuya bandera Vos sois la estrella luminosa.
    Os pedimos el acierto para los magistrados,
    legisladores y jueces;
    paz y piedad para los matrimonios y familias;
    el santo temor de Dios para los maestros;
    la inocencia para los niños;
    y para la juventud, una cristiana educación.

    Apartad de nuestras ciudades
    los terremotos, incendios y epidemias;
    alejad de nuestros mares las tormentas,
    y dad la abundancia a nuestros campos y montañas.
    Sed Vos el escudo de nuestros guerreros,
    el faro de nuestros marinos
    y el amparo de los ausentes y viajeros.
    Sed el remedio de los enfermos,
    la fortaleza de las almas atribuladas,
    la protectora especial de los moribundos
    y la redentora de las almas del Purgatorio.

    ¡Oídnos, pues, Reina y Madre Clementísima!
    y haced que viviendo unidos en la vida
    por la confesión de una misma fe
    y la práctica de un mismo amor al
    Corazón Divino de Jesús,
    podamos ser trasladados de esta patria terrenal
    a la patria inmortal del cielo,
    en que os alabaremos y bendeciremos
    por los siglos de los siglos. Amén.

    Virgen del Carmen, Reina de Chile,
    Salva a tu pueblo que clama a Ti.


  • Oración a la Virgen del Carmen

    Súplica para tiempos difíciles

    "Tengo mil dificultades:
    ayúdame.
    De los enemigos del alma:
    sálvame.
    En mis desaciertos:
    ilumíname.
    En mis dudas y penas:
    confórtame.
    En mis enfermedades:
    fortaléceme.
    Cuando me desprecien:
    anímame.
    En las tentaciones:
    defiéndeme.
    En horas difíciles:
    consuélame.
    Con tu corazón maternal:
    ámame.
    Con tu inmenso poder:
    protégeme.
    Y en tus brazos al expirar:
    recíbeme.
    Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
    Amén."
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    SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES  
    Tengo mil dificultades: ayúdame.
    De los enemigos del alma: sálvame.
    En mis desaciertos: ilumíname.
    En mis dudas y penas: confórtame.
    En mis enfermedades: fortaléceme.
    Cuando me desprecien: anímame.
    En las tentaciones: defiéndeme.
    En horas difíciles: consuélame.
    Con tu corazón maternal: ámame.
    Con tu inmenso poder: protégeme.
    Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
    Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
    Amén.
     
     
    Al final, puede bajar versión imprimible.
     
    ORACIÓN QUE PUEDE REZARSE POR NUEVE DÍAS COMO NOVENA
     Oh Virgen Santísima del Carmen. Llenos de la más tierna confianza, como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez los tesoros de misericordia que con tanta solicitud nos habéis siempre dispensado. Por eso a Ti clamamos en todos nuestros peligros y necesidades seguros de ser benignamente escuchados. Tu eres la Madre de la divina gracia, conserva puras nuestras almas; eres la Torre poderosa de David, defiende el honor y la libertad de nuestros países; eres el Refugio de los pecadores, troncha las cadenas de los esclavos del error y el vicio; eres el consuelo de los afligidos, socorre a las viudas, a los huérfanos y desvalidos; eres el auxilio de los cristianos, conserva nuestra fe y proteged a nuestra Iglesia, en especial a sus obispos, sacerdotes y religiosas.
     Desde el trono de vuestra gloria, atiende nuestras súplicas, ¡Oh Madre del Carmelo!. Abre vuestro manto y cubre con él a todos nuestros países. Te pedimos el acierto para los magistrados, legisladores y jueces; la paz y la piedad para los matrimonios y familias, el santo temor de Dios para los maestros, la inocencia para los niños, y para la juventud una cristiana educación. Apartad de nuestras naciones los terremotos, epidemias y calamidades, alejad de nuestros mares las tormentas y dad la abundancia a nuestros campos y montañas. Sé el remedio de los enfermos, la fortaleza de las almas atribuladas, la protección especial de los moribundos y la redentora de las almas del Purgatorio.
     Oyenos Madre clementísima y permite que vivamos unidos en la vida a la confesión de una misma fe y la práctica de un mismo amor al Corazón Divino de Jesús, podamos ser trasladados de la patria terrenal a la patria inmortal del cielo en que te alabaremos y bendeciremos por los siglos de los siglos. Así sea.
     
    Origen y privilegios del escapulario de Nuestra Señora del Carmen
     
     
    El Escapulario de Nuestra Señora del Carmen, debe su origen a una célebre aparición de la Madre de Dios, hecha a San Simón Stock, General de los Carmelitas, el 16 de Julio de 1291. como este gran santo no cesaba de implorar la protección de María en favor de su Orden, esta buena Madre se apareció delante de él y le presentó un Escapulario que tenía, diciéndole: “ Recibe, querido hijo, este hábito de tu Orden; el es la señal del privilegio que he alcanzado para ti y para todos los hijos del Carmen; el que muera vestido de este Escapulario, será preservado de fuegos eternos. Es un signo de salvación, una salvaguardia  en los peligros y la prenda de una paz y protección especiales. (Carta circular de San Simón Stock a sus religiosos).
     
    ¡Oh  Don precioso! ¡Oh promesa consoladora! ¡El que muera revestido de este hábito, no caerá en las llamas del infierno! ¡Ah! ¡cuán buena es María! ¡Que su santísimo e inmaculado Corazón sea para siempre bendito, alabado y agradecido!
     
      Pero no es solo durante la vida que los fieles revestidos del Escapulario del Carmen son asistidos por la Santísima Virgen; aún más allá de la muerte experimentan los efectos de su poderosa intercesión. Una madre tan tierna no podría ver a sus queridos hijos padecer largo tiempo en el Purgatorio. Ella misma se apareció al Papa Juan XXII y le dijo: “ Yo, que soy la Madre de misericordia, bajaré al Purgatorio el sábado después de la muerte de los Cofrades del Escapulario, libraré a todos los que hallare, y los llevaré conmigo a la gloria celestial”. Son las mismas palabras que el Papa insertó después en su Bula el 3 de marzo de 1322. Esta Bula es llamada Sabatina y fue confirmada posteriormente por muchos Sumos Pontífices.
     
    El Padre Howard Rafferty, religioso carmelita, en una entrevista que tuvo con Sor Lucía, la vidente de Fátima, le preguntó qué quiso decir la Virgen en su última aparición en Fátima, apareciendo como Señora del Monte Carmelo.
     Sor Lucía contestó:
    “La Virgen quiso significar que todos los católicos deberíamos usar el Escapulario como parte del Mensaje de Fátima y que nosotros no estaríamos cumpliendo plenamente ese Mensaje, si no llevamos puesto el Santo Escapulario.”
    ¿Diría usted que para aquellos que deseamos cumplir el Mensaje de Fátima, el acto de llevar puesto el Escapulario es tan importante como el rezo de Santo Rosario? Ella contestó simplemente:

    “El Rosario y el Escapulario son inseparables”
     
     
    El Escapulario del Carmen   
    No es:
      Un objeto para una protección mágica (un amuleto), ni una garantía automática de salvación, ni una dispensa para no vivir las exigencias de la vida cristiana.
    Es:
     Un signo "fuerte" aprobado por la Iglesia desde hace varios siglos, ya que representa nuestro compromiso de seguir a Jesús como María 1) Abiertos a Dios y a su voluntad  guiados por la fe, por la esperanza y por el amor.  2) Cercanos al prójimo necesitado. 3) Orando constantemente y descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias. 4) Un signo que introduce en la familia del Carmelo. 5) Un signo que alimenta la esperanza del encuentro con Dios en la vida eterna bajo la protección de María Santísima. 
     
    Normas prácticas 
    • El Escapulario lo impone una vez para siempre, un religioso carmelita u otra persona autorizada.  
    • Puede ser sustituido por una medalla que represente por una parte la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, y por otra la de la Virgen. Esta medalla se bendice cuando se cambia.  
    • El Escapulario es para los cristianos auténticos que viven conforme a las exigencias evangélicas, reciben los Sacramentos y profesan una especial devoción a la Santísima Virgen (expresada con el rezo cotidiano de al menos tres Ave Marías). 
      
    Explicación de la Promesa:
      Muchos Papas, santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.
     
    Imposición del Escapulario:
    El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él mientras dice:
    "Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna"
     El escapulario tiene 3 significados:
    1) El amor y la protección maternal de María:  
     
      
     2)Pertenencia a María 
     
     
     
     3)El suave yugo de Cristo   
     
    Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico. 
     
     
    La Medalla Escapulario
    La medalla-escapulario tiene en una cara la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y la imagen de la Bienaventurada Virgen María en su reverso. En 1910, el Papa Pío X declaró que, una persona válidamente investida en su escapulario de tela podía llevar la medalla-escapulario en su lugar, provisto que tuviera razones legítimas para sustituir su escapulario de tela por la medalla- escapulario. Esta concesión fue hecha a petición de los misioneros en los países del trópico, donde los escapularios de tela se deterioran pronto. Ahora bien, el Papa Pío X y su sucesor, el Papa Benedicto XV, expresaron su profundo deseo de que las personas continuaran llevando el escapulario de tela cuando fuera posible, y que no sustituyeran el escapulario de tela por la medalla escapulario sin que medie primero razón suficiente. La vanidad o el miedo a profesar su fe en público no pueden ser razones que satisfagan a Nuestra Señora. Personas de esta clase corren el riesgo de no recibir la promesa del escapulario del Carmen.  
     
     Hermanos (as): En nuestras manos y en las manos de todos los católicos del mundo, la Santísima Virgen coloca el Rosario y el Escapulario como instrumentos de la Misericordia infinita de Dios en este mundo pecador. ESTA HERMOSA DEVOCIÓN NOS LLEVA NECESARIAMENTE AL DEBER DE CADA DÍA.

    Además de estos maravillosos medios de salvación; en el Rosario y en el Escapulario tenemos el arma poderosísima de DEBER DE CADA DÍA BIEN CUMPLIDO. Pocos de nosotros estamos quizás llamados a ser mártires de la Fe. Pocos tendremos la oportunidad de ejercitar las virtudes en grado heroico en defensa de nuestra Santa Religión. Por eso, como sabia Madre, la Santísima Virgen nos ha puesto una meta que todos podemos alcanzar porque está dentro del proyecto cotidiano de nuestra vida: nuestro deber diario en espíritu de reparación por nuestros pecados. Se incluye dentro del deber diario el rezo del Santo Rosario y el llevar puesto el Escapulario.

    Según Sor Lucía que habló tantas veces con la Virgen, esta es la esencia del Mensaje de Fátima: EL DEBER DIARIO CUMPLIDO. Este poderoso instrumento consuela grandemente el Corazón Maternal de la Madre de Dios, ultrajado y lastimado diariamente por los crímenes del mundo. Por su medio, ¡Rusia se convertirá! Por eso incluimos a continuación la oración apropiada.
     

     OFRECIMIENTO MATUTINO PARA LA SANTIFICACIÓN DEL DEBER DE CADA DÍA.

    Oh Dios mío, en unión con el Inmaculado Corazón de María, (se besa el Escapulario), yo te ofrezco la Preciosísima Sangre de Jesús de todos los altares del mundo, uniendo a Ella el ofrecimiento de todos mis pensamientos, palabras y acciones de este día. Oh mi buen Jesús, deseo ganar todas las indulgencias y méritos que yo pueda. Te los ofrezco y me ofrezco a mí mismo (a) a la Virgen Inmaculada para que Ella los pueda aplicar de la mejor manera posible a los intereses de Tu Sacratísimo Corazón.
    Oh Preciosísima Sangre de Jesús, ¡sálvame!
    Inmaculado Corazón de María, sé la salvación del alma mía. Amén
    Volvamos ahora a hablar y profundizar en el conocimiento e importancia del Santo Escapulario.
     
    Advertencias prácticas
    Una vez bendecido el primer escapulario, el devoto no necesita pedir la bendición para escapularios posteriores. Los escapularios gastados, si han sido bendecidos no se deben echar a la basura. Se pueden quemar o enterrar como signo de respeto.
     La Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor" Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.
     Condiciones para que aplique este privilegio
    1) Usar el escapulario con fidelidad.
    2) Observar castidad de acuerdo al estado de vida.
    3) Rezo del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas en honor a la Virgen) o rezar diariamente 5 décadas del rosario.
    El Papa Pablo V confirmó en una proclamación oficial que se podía enseñar acerca del privilegio sabatino a todos los creyentes ( liberación del Purgatorio al sábado siguiente a la muerte del devoto).
     
    El Escapulario y la Virgen de Fátima:
      Es evidente que la Virgen  María quiere revelarnos de manera especial el escapulario. Reporta Lucía (vidente de Fátima, hoy Hermana María del Inmaculado Corazón), que en la última aparición (Octubre, 1917, día del milagro del sol), la Virgen vino vestida con el hábito carmelita y con el escapulario en la mano y recordó que sus  verdaderos hijos lo llevaran con reverencia. También pidió que los que se consagraran a ella lo usaran como signo de dicha consagración.
     
      Oración
     Dios Padre Misericordioso que hiciste al hombre varón y mujer, y desde el principio de su creación los uniste en matrimonio indisoluble; Tú que destinaste esa unión a los maravillosos fines del amor conyugal, de la procreación y educación de los hijos; Tú que por la boca de Jesucristo tu hijo nos ordenaste: "lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre".
     Por la intercesión de María Santísima, Reina de la familia, Virgen del Carmen y Patrona nuestra, te suplicamos de todo corazón que hagas cada día más firme en todos nosotros el vínculo conyugal, para que, según tus amorosos designios, la familia originada en el matrimonio indisoluble sea de veras el fundamento de nuestra sociedad, y la esperanza más luminosa del futuro de nuestro mundo. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
     
    Oración final
      Madre mía del Carmen, que dijiste a vuestro hijo Simón Stock estas palabras: " Recibe, querido hijo este hábito de tu orden; el es la señal del privilegio que he alcanzado para ti y para todos los hijos del Carmen; el que muera revestido de este escapulario, será preservado de los fuegos eternos". Oh mi buena Madre, haz que sea para mi signo de salvación, una salvaguardia en los peligros y la prenda de una paz y protección especial como tu misma lo señalaste. Así sea.
       Encomendémonos a la Virgen de Carmen en todas nuestras necesidades y usemos el Escapulario, como nuestra Madre nos pide. Es importante merecerlo, no sirve portarlo y llevar una vida de pecado alejado de la fe Católica, pues de nada nos servirá. 
     
         
    San Simón Stock
     
     
    Novena a Nuestra Señora del Carmen
     

    La Novena se reza entre el 7 y el 15 de julio y la fiesta es el 16 de julio.
    Dijo Juan Pablo II: “También yo llevo sobre mi corazón, desde hace tanto tiempo, el Escapulario del Carmen! Por ello, pido a la Virgen del Carmen que nos ayude a todos los religiosos y las religiosas del Carmelo y a los piadosos fieles que la veneran filialmente, para crecer en su amor e irradiar en el mundo la presencia de esta Mujer del silencio y de la oración, invocada como Madre de la misericordia, Madre de la esperanza y de la gracia”.


    Por la señal, etc.
     

    ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
     
    Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.


    ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
     
    Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)


    Rezar a continuación la oración del día que corresponda:
     


    ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
     

    Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.


    DÍA PRIMERO
     
    Comenzar con el acto de contrición y la oración.

    ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

    Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


    DÍA SEGUNDO
     
    Comenzar con el acto de contrición y la oración.

    ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

    Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


    DÍA TERCERO
     
    Comenzar con el acto de contrición y la oración.

    ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

    Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


    DÍA CUARTO
     
    Comenzar con el acto de contrición y la oración.

    ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

    Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
     

     DÍA QUINTO
     
    Comenzar con el acto de contrición y la oración.

    ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

    Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


    DÍA SEXTO
     
    Comenzar con el acto de contrición y la oración.

    ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

    Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


    DÍA SÉPTIMO
     
    Comenzar con el acto de contrición y la oración.

    ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

    Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
     

    DÍA OCTAVO
     
    Comenzar con el acto de contrición y la oración.

    ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
    Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
     


    DÍA NOVENO
     
    Comenzar con el acto de contrición y la oración.

    ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

    Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
     
     
    Juan Pablo II. Apóstol y devoto de la Virgen del Carmen
     
     
     
    El Papa Juan Pablo II ha sido siempre un enamorado de la Virgen, desde su infancia. La Virgen María ha desempeñado providencialmente un papel decisivo en su vida. Ha sido un entusiasta propagandista, un apóstol dinámico y un devoto ferviente de todo lo que se refiere a la Madre de Dios. En las diversas etapas de su vida: en su infancia y juventud, durante los años de su ministerio sacerdotal apenas estrenado, más tarde siendo Arzobispo de Cracovia y Cardenal de la Iglesia, y durante el largo periodo de su Pontificado la Virgen María ha ocupado siempre un puesto especial y prioritario en su apostolado y en su magisterio.
    Los emblemas de su escudo pontificio: una + con una M mayúscula, y el lema Totus tuus indican que tiene consagradas toda su actividad y su misma vida al servicio de la Virgen María. Un largo rosario de datos y de anécdotas marianas nos confirma en esto. La Virgen María ha estado presente siempre en su vida y en los momentos más importantes de su actividad apostólica. Lo ha reconocido y testimoniado él mismo en más de una ocasión.
    Su devoción a la Virgen del Carmen y a su Escapulario se inscribe dentro de su espíritu y de su talante enteramente mariano, y dentro del marco de su devoción a la Virgen, en toda su univer-salidad, en lo que Ella es y significa en la historia de la salvación y en la vida de la Iglesia, sin excepciones ni reducciones, ni discriminaciones diferenciales: Totus tuus.
    ¿Tiene el Papa preferencias por algunas advocaciones marianas, por algunas imágenes de la Virgen, por algunos misterios de su vida?... Tal vez. Sin hacer de menos a las demás, él ha manifestado en ocasiones preferencias por algunas formas de devoción. Por ejemplo: por el Rosario. "El Rosasario -confesó él mismo- es mi oración predilecta.¡Maravillosa devoción!" (Mi Decálogo para el tercer Milenio", Madrid, PPC., l994, p. 79). Algo parecido podemos decir de su devoción a la Virgen del Carmen, la Madre y Reina, la "Flos Carmeli" que le acompaña desde su niñez.



    El Papa, devoto de la Virgen del Carmen desde que era niño.

    Se han publicado ya numerosas semblanzas biográficas del Papa Juan Pablo II.
    Algunos autores han querido escribir verdaderas biografías. Otros recorren las secuencias de su vida en un estilo de crónicas de carácter periodístico. Y sorprende que muchos pasan por alto, o tocan de una forma meramente superficial este aspecto de su devoción mariana, que fue determinante en su vida.
    Hay que llenar esos silencios. Como es sabido, el Papa nació el l8 de mayo de l920 en Wadowice, una población no muy populosa, asentada al sur de Polonia, cerca de Cracovia, mirando hacia Occidente. Por esos años era una villa próspera. Albergaba un "Destacamento del
    Regimiento de Infantería, y gozaba de un alto nivel cultural. Tenía tres conventos, el más notable el de los Carmelitas Descalzos, que se levantaba en una colina.
    Aquí nació la devoción a la Virgen del Carmen y a su Santo Escapulario en el corazón del joven -niño aún- Carol Wojtyla, como herencia de su familia, y como fruto del contacto espìritual que él mantenía con los religiosos carmelitas. Este contacto era frecuente y profundo, tanto que en dos ocasiones pretendió ingresar en la Orden. No se llevaron a efecto sus deseos, por causas más altas y providenciales, y por obediencia a su Arzobispo. El mismo dirá más adelante: "Durante cierto tiempo consideré la posibilidad de entrar en el Carmelo. Las dudas fueron resueltas por el Arzobispo Cardenal Sapieha". Pero, hacía "ejercicios espirituales" con los Carmelitas, en una ocasión bajo la dirección del P. Leonardo de la Dolorosa.
    El mismo Papa nos ha dejado escrita una página interesantísima -que algunos biógrafos parecen desconocer- en la que da a conocer la fuerte influencia que los carmelitas ejercieron en su devoción mariana, determinante para su vida. Dice así "..al referirme a los orígenes de mi vocación sacerdotal, no puedo olvidar la trayectoria mariana, La veneración a la Madre de Dios en su forma tradicional me viene de la familia, y de la parroquia de Wadowice...
    Además, en Wadowice, había sobre la colina un monasterio carmelita, cuya fundación se remontaba a los tiempos de San Rafael Kalinowski. Muchos habitantes de Wadowice acudían allí, y esto tenía un reflejo en la difundida devoción al Escapulario de la Virgen del Carmen. También yo lo recibí, creo que cuando tenía diez años; y aún lo llevo. Se iba a los carmelitas también para las confesiones. De ese modo, tanto en la iglesia parroquial, como en la del Carmen se formó mi devoción mariana durante los años de la infancia y de la adolescencia...."
    Esos hechos quedaron grabados en el espíritu del joven Wojtila y marcaron la dirección de su vida. Su devoción mariana fue desarrollándose, y adquiriendo madurez y nuevos rasgos, hasta culminar con su consagración a María: el Totus tuus, según el espíritu de San Luis María Grignion de Montfort.
    El escapulario del Carmen lo ha llevado siempre y lo lleva sobre su pecho. Lo ha testimoniado el mismo Papa en varias ocasiones; la última en este mismo año 200l, en la Carta que dirigió a los Padres Generales de la Orden Carmelita, con motivo de la celebración del 750 aniversario de la entrega del Escapulario a San Simón Stock (l251-2001), en la que dice: "¡ También yo llevo sobre mi corazón desde hace tanto tiempo el escapulario del Carmen!, por el amor que nutro hacia la celeste Madre común, cuya protección experimento continuamente..."
    La relación de Carol Wojtyla con los carmelitas, y su devoción a la Virgen del carmen se fueron afianzando día a día en los años de su juventud, fértiles y fecundos para su formación humana, teológica y espiritual. Visitaba sus iglesias, celebraba con solemnidad la fiesta del Carmen el l6 de julio. En los días festivos estudiaba en la biblioteca del convento, hasta concluir su carrera.
    En este tiempo conoció en Cracovia a una persona providencial en su vida: Ian Tyranowski, que le puso en contacto con los libros y la doctrina de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz y acentuó en él el amor a la mística, y a la mística mariana. Esto le ayudó a vivir más en profundidad la espiritualidad del Carmelo, y su vida mariana.
    En todo este tiempo la Virgen María y la Virgen del Escapulario ejerció una influencia decisiva en su vocación sacerdotal. En l942, el último domingo de mayo, hizo una visita al santuario de Czestochowa, en el que se venera a la Virgen Patrona de Polonia.. Ante su imagen ratificó sus deseos de ser sacerdote de Jesucristo. Le acompañaba el amor y la confianza en la Virgen del Carmen, cuyo escapulario llevaba con devoción sobre su pecho y en su corazón.



    La Virgen del Carmen; prácticas devocionales.

    La Virgen del Carmen es ciertamente la Virgen del Escapulario. Pero, por la historia, y en el marco de la piedad y la devoción, son dos cosas distintas. La Virgen del Carmen es la Reina del Carmelo, la Madre y Patrona de los carmelitas; es la Virgen Inmaculada, simbolizada en la "nubecilla" del profeta Elías; es la que inspiró a los primeros ermitaños su forma de vida en el Monte Carmelo, que la rindieron culto en la capilla que levantaron en su honor. A través de esta imagen de María, con estos rasgos caractarísticos, el Papa ha conocido el simbolismo del Carmelo y la vida mariana de sus moradores.
    Juan Pablo II es igualmente devoto de la Virgen del Carmen, como del Escapulario carmelitano.
    En muchos documentos escritos y hablados habla en conjunto de estos dos elementos de su piedad mariana; pero, en las más de las veces trata por separado, o de una sola de estas dos formas de vivir la piedad mariana carmelitana.
    Algunas Expresiones de la devoción del Papa a la Virgen del Carmen: Juan Pablo II ha ma-nifestado su devoción y su "veneración" hacia la Virgen el Carmen, su confianza en ella y su agradecimiento a sus favores de múltiples formas y en numerosos documentos. El ostenta el "record" entre todos los Papas: por el número de documentos marianos publicados, y en particular por el número de documentos sobre la Virgen del Carmen, el Escapulario, y los Carmelitas. Discursos con ocasión de Capítulos Generales de la Orden, homilías, alocuciones, cartas apostólicas, exhortaciones en visitas a parroquias e iglesias carmelitanas, etc. Todos estos documentos son hoy del dominio común, y constituyen una parte proporcional del magisterio del Papa, que en ocasiones se convierte en datos autobiográficos.
    Juan Pablo II ha tenido muchos gestos aleccionadores que manifiestan su amor y su devoción a la Virgen del Monte Carmelo. Un dato significativo: en la primera reforma litúrgica, promovida en tiempos del Papa Pablo VI, la fiesta de la Virgen del Carmen -como otras fiestas marianas- quedó relegada a "memoria libre" en el calendario de la Iglesia. Carol Wojtyla, Arzobispo de Cracovia, como otros Obispos de la Iglesia universal, se apresuró a escribir a la Santa Sede, pidiendo que fuese restablecida la fiesta y reconocida al menos como " memoria obligatoria" para toda la Iglesia. Así se hizo más tarde.
    El Papa ha celebrado siempre con fervor y con solemnidad la fiesta de la Virgen del Carmen el l6 de julio. Le ha gustado participar, y ha asistido en muchas ocasiones a las celebraciones de las novenas de la fiesta que se celebran en las iglesias de los Carmelitas (en Wadowice y en Cracovia). Qué elocuente es esta auto-fesión que él mismo hizo en l975, en la visita que cursó a los carmelitas de Wadowice: "Me alegra poder manifestaros mi devoción a la Virgen del Escapulario. Vivía junto a la parroquia; pero, sentía una fuerte inclinación a subir a la iglesia de los Carmelitas en esta colina de Wadowice. En julio asistía al novenario del Carmen, y participaba también en otros cultos en su honor. Cuando estaba de vacaciones y no salía fuera, no perdía las celebraciones de la tarde en honor de la Virgen"
    Siendo Arzobispo de Cracovia asistía algunas veces el día de la fiesta principal. Siendo Papa, la celebración de la fiesta del Carmen en el l6 de julio suele coincidir con sus vacaciones en los Alpes italianos, o en Castelgandolfo. La mayor parte de los años, por no decir todos, ha aprovechado esta circunstancia, para obsequiarnos con alguna alocución, homilía, u otro documento, fruto de su devoción mariana carmelitana..
    El Papa ha agradecido siempre a la Virgen del Monte Carmelo los muchos favores que le ha dispensado. Uno de los testimonios más elocuentes es el del l5 de enero l989, en la visita que hizo en Roma a la parroquia de la Virgen del Monte Carmelo, de la Via Montecciano, que dice así "Quisiera haceros una confidencia personal: Me encuentro en la parroquia dedicada a la Virgen del Carmen. Debo deciros que en mi edad juvenil, cuando era como vosotros, Ella me ayudó. No podría decir en qué medida; pero, creo que en una medida inmensa. Me ayudó a encontrar la gracia propia de mi edad, de mi vocación".


    El encanto y el carisma del Carmelo.

    El Papa Juan Pablo II esta muy bien formado en la espiritualidad y en el simbolismo del Monte Carmelo. Desde su infancia, y más en su juventud, vivió espiritualmente muy cerca de los carmelitas y se formó en la espiritualidad de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz. Si pretendió ingresar en la Orden, es claro que conocería bien lo más esencial de sus orígenes y de su historia.
    El simbolismo el Monte Carmelo, que le acerca a la Virgen del Carmen, es un punto de referen- cia frecuente en los escritos del Papa, que manifiesta con devoción y entusiasmo el encanto que ejerce sobre él este Monte bíblico, para participar y gustar de sus bienes y sus frutos, en la oración y en la contemplación de Dios, al estilo y en el espíritu del profeta Elías. La reflexión sobre el Monte Carmelo le sirve para darnos un mensaje devocional sobre la Virgen María.
    El Carmelo representa para él la cima de la perfección. Manifiesta la belleza de la gracia y la hermosura de la Virgen del Carmen, Reina del Carmelo. Significa la abundancia de los dones de Dios y los frutos espirituales, pingües y sabrosos, de la oración contemplativa.
    El l6 de julio del 2000, fiesta de la Vigen del Carmen, cuando el Papa se encontraba de vacaciones en Les Combes, en el Valle de Aosta, hacía este comentario en el rezo del "Angelus": "Al contemplar estas montañas mi mente acude hoy al Monte Carmelo, cantado en la Biblia por su belleza. Y es que celebramos la fiesta de la bienaventurada Virgen del Monte Carmelo.
    Sobre ese Monte... el Santo profeta Elías defendió con arrojo la integridad y la pureza de la fe del pueblo elegido del Dios vivo.
    En esta misma montaña.... reuniéronse algunos ermitaños que se dedicaron a la contemplación y a la penitencia. .. El Carmelo indica simbólicamente el monte de la plena adhesión a la voluntad divina...Todos estamos llamados a escalar esta montaña...
    Caminando junto a la Virgen,... sostenidos por su materna intercesión podremos realizar plenamente, como Elías, nuestra vocación de auténticos "profetas" del Evangelio..."
    En otros muchos documentos el Papa se refiere al Monte Carmelo: "rico en simbolismo espiritual"; "herencia de la Orden, vinculada a la primera llamada... de los ermitaños que se entregaban a la contemplación y a la soledad"; "recuerda... a María madre y hermosura del Car- melo" (l989). El Carmelo está llamado a ser "un oasis de contemplación y de espiritualidad";
    "María (es) ensalzada como ‘Reina del Carmelo’, ‘Flor del Carmelo’, ‘Madre de la Gracia’; (L995). El Carmelo "en el mundo bíblico siempre se ha considerado como símbolo de gracia, de bendición y de belleza. En este Monte los carmelitas dedicaron a la Virgen Madre de Dios, ‘Flos Carmeli’, que posee la belleza de todas las virtudes, su primera iglesia" (l988). En el Carmelo podemos gustar "sus frutos y sus bienes", y experimentar "la presencia dulce y materna de María" (25,III, 200l).



    El Santo Escapulario.

    Juan Pablo II ha sido, y es un verdadero devoto y apóstol del Escapulario del Carmen., con el testimonio de su vida, y a través de los numerosos documentos en los que ha tratado de esta prenda de salvación. De niño, cuando apenas contaba diez años de edad, recibió en su ciudad natal el Escapulario del Carmen. Aún lo lleva sobre su pecho. A lo largo de su vida ha recordado con plena satisfacción este hecho, que ha considerado como una gracia del Señor y un honor. En este mismo año 200l, como hemos recordado más arriba, ha hecho esta auto-confesión en la carta que dirigió a los Padres Generales de la Orden del Carmen, con motivo de celebrarse el 750 aniversario de la entrega del Escapulario a San Simón Stock: "¡También yo llevo sobre mi corazón, desde hace tanto tiempo, el Escapulario del Carmen!".
    Era devoto y propagandista del Escapulario. En su ministerio parroquial, se preocupaba de imponérselo a los fieles. El mismo hacía la imposición. Durante unos "ejercicios espirituales" en la parroquia de San Froilán de Cracovia, siendo aún joven sacerdote, se lo impuso a un grupo de devotos. Y antes de la imposición les dijo: Llevad siempre el Escapulario. Yo lo llevo cons-tantemente; y de esta devoción he recibido un gran bien. Algo parecido hizo siendo Papa, el l7 de febrero de l980, al visitar la parroquia de San Martín ai Monti, atendida por religiosos carmelitas. Tomando el escapulario de la Priora del Carmelo seglar, dijo: También yo lo llevo aquí bjo mis vestidos, desde que era niño.
    A propósito de esto, de la conducta del Papa con el Escapulario, existen declaraciones conmo-vedoras de algunos testigos. Cuando sufrió el atentado en la Plaza de San Pedro, el l3 de mayo de l98l, fue internado en el Policlínico Gemeli de Roma. Y uno de los médicos que le atendió y le prestó los primeros auxilios, hizo esta declaración: "Eran las 6 de la tarde cuando el Pontífice entró en la sala de operaciones, vestido con un sencillo pijama. Llevaba sobre la camiseta y sobre la misma piel el ‘escapulario’, dos trocitos de tela marrón sobre el pecho y sobre la espalda, unidos con unos cordoncillos con la imagen de la Virgen del Carmen" (Publi- cado en ‘La Republica’, l5, V, l98l, por Silvano Mazzocchi).
    Algo parecido sucedió en 16 de julio de l992, cuando fue internado de nuevo en el mismo Policlínico, para una revisión minuciosa. El mismo periodista publicó esta noticia en el mismo diario, en el l7 de julio: "Juan Pablo, ayer por la mañana, veinticuatro horas después de haber salido de la sala de operaciones, estaba sentado en un sillón. Sobre su vestido sobresalía el ‘es- capulario’ de la Virgen del Carmen, que no abandonó jamás"...
    El magisterio del Papa, hablado y escrito, sobre el escapulario, es muy rico y abundante. Casi todos los años en la celebración del la fiesta el l6 de julio ha enviado algún mensaje y consigna a los fieles. Algunos documentos son verdaderamente magistrales. Así el del año l988, dirigido cuando se encontraba de vacaciones en los Alpes italianos, en el pueblecito Pian di Neve, en el Monte Adamello, completado con la meditación que hizo el día 24 (domingo), en Castelgan-dolfo, con la recitación del ‘Angelus’(Ver L’Os.Romano, 3l,VII, l988, p. l; edic. española)
    Uno de los documentos más importantes en esta linea -pasando por alto otros muchos- es la Carta que el Papa dirigió a los Padres Generales de la Orden Carmelita el 25, III, 200l, a que me he referido más arriba. Consta de seis números, o párrafos, en los que trata de la Virgen del Carmen y de la vida mariana del carmelita, que significa ‘consagración’-amor filial a María como Madre, y vida de intimidad espiritual con Ella: "intimidad de relaciones espirituales", en un clima de oración y de contemplación. Resalta a la Virgen como modelo de virtudes.
    Los números 5 y 6, y las últimas lineas del 4 tratan del Escapulario, que el Papa considera como "un tesoro para toda la Iglesia", porque es como una "síntesis" del "patrimonio mariano del Carmelo" y de la "espiritualidad mariana, que alimenta la devoción de los creyentes".
    Entre los rasgos propios y característicos del Escapulario, considera el concepto de ‘hábito’, que agrega al que lo recibe a la Orden del Carmelo y lo introduce en su tierra, "para que guste de sus frutos y bienes". El Escapulario, "signo" de la "presencia dulce y materna de María", que implica el "compromiso de revestirse de Jesucristo". Evoca también las verdades fundamentales: la protección continuada de María, en la vida y en la hora de la muerte, y que la vida de sus devotos debe estar "entretejida de oración y de la práctica de los sacramentos". El Escapulario es también "un signo de alianza y de comunión recíproca entre la Virgen y sus devotos, que deben "crecer en el amor e irradiar en el mundo la presencia de esta mujer del silencio y de la oración"...
    Esta carta es una catequesis y una instrucción magnífica del Papa, que actualiza la espiritualidad mariana del Escapulario, que toda la familia carmelitana debe esforzarse por irradiar y difundir ante el pueblo de Dios, como una forma auténtica de "devoción a María, Estrella del mar y Flor del Carmelo

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